El Canto de la Niña Triste.

14 enero 2009

En el barrio del Bienestar camino a Carquín Bajo, cada noche de luna llena en una vieja casona de quincha y adobes, se escuchaba cantar a una niña canciones de lamentos que al simple oírlo se les escarapelaba el cuerpo a los lugareños, llegada la media noche nadie quería pasar solo por ese sector, muchas veces se tenia que esperar en el pozo de agua, a otro vecino para poder pasar juntos por la vieja casona y a si poder llegar a sus casas
Una noche clara de luna llena unos amigos del lugar tenían que llevar un medicamento muy urgente a Carquín, por la desesperación del momento se olvidaron del canto de la niña triste y pasaron como si nada sucediera en el lugar, cuando de repente a lo lejos del camino vieron sentada sobre un tronco de sauce viejo, a una mujer que cargaba sobre sus brazos a una niña que yacía inerte sobre su regazo, caminaron lentamente evitando hacer el menor ruido posible, pero todo fue inútil, la mujer comenzó a llorar y cargando a la niña camino hacia un matorral dejando en el lugar un fétido olor a muerte. En ese instante los amigos no sabían que hacer, uno de ellos se lleno de valor y quiso seguir a la mujer y el otro tropezó y preso del temor comenzó a balbucear palabras sin sentidos, faltaban escasos metros para llegar a la vieja casona, cuando el canto de la niña triste se empezó a escuchar, Oswaldo Chagray Junco un viejo carpintero de Hualmay que justamente pasaba por el lugar se unió a los dos amigos, con machete en mano y una cruz grande de madera se acercaron a la vieja casona para averiguar lo acontecido, encontrando tendida sobre una vieja estera de totora, restos fosilizados de una mujer y una niña, que muy posible alguien las avía desenterrado al momento de huaquear. Oswaldo Chagray Junco conjuntamente con los dos amigos cavó una poza en el lugar de los hechos y enterraron los huesos de la mujer y la niña, poniendo sobre la supuesta tumba la cruz de madera que había llevado.
Hoy en día de la vieja casona solo queda un montículo de tierra y matorrales, el canto de la niña triste dejo de escucharse, los vecinos transitan libremente por el camino a Carquín Bajo, haciéndose la señal de la cruz como un respeto por las ánimas benditas que ahí descansan.

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