Ella al verse descubierta suplica a los curiosos no decir nada a su esposo ofreciéndoles a cada uno una buena recompensa en dinero.
Pasado los meses cae enferma la mencionada mujer de un mal bronquial, en eso que el marido estaba en busca de un buen doctor, uno de los que había visto a la mijer le dijo: Para que busca usted un medico, yo le aseguro que en un santiamén le sano a su esposa, yo le puedo garantizar mi trabajo, tengo estudios de curanderismo y espiritismo en el norte yo soy el chaman Cahucho Pérez, si no le sano a su mujer mándeme preso si quiere.
El tipo este llego hasta el lecho de la paciente, pidió que lo dejen solos y acercándose a su oído le dijo ¡No! Tema usted señora solo quiero ayudarla de tanto estar saliendo calata por las noches a cogido una fuerte pulmonía, hay que frotar con infundía de gallina su pecho, sierre bien las ventanas que están en el techo, y no salga por una semana.
Pasaron los días y a la semana la mujer ya se sentía mejorada, el hacendado muy feliz le dijo al dichoso curandero, pídeme lo que quieras yo estoy en deuda contigo, cosa que Cachucho no demoro en pedir que le regalen el hermoso caballo negro con el que salia a cabalgar la bella dama de noche. este al estar solo con la señora le dijo; Yo solo cuido de su vida, si dejo el caballo puede tener una recaída, mas vale que le sea fiel a su marido, a que sacrifique su vida por ese mantenido. Cosa que el esposo no entendía nada y pregunto: ¿Qué tiene que ver el caballo con la salud de mi esposa? ¿Acaso sucede algo que yo ignoro?
No mi señor no pasa nada, Así como usted sale con la yegua muy de madrugada, su esposa puede salir en su busca montando el dócil caballo negro, y si usted no me regala el potro nacarado, de seguro que pierde a su esposa.
Cosa que accedió de inmediato el hacendado, su esposa vivió junto a el hasta que esté falleció y el rancho aquel fue completamente remoderado, dando la apariencia que allí vivió la pareja mas feliz de la tierra.
Del mozo o sea Toribio el amante no se supo nunca mas nada de el, partió a rumbo desconocido, la mujer sin su caballo nunca mas volvió a cabalgar desnuda y en todo el barrio Cinco Esquinas la gente frecuentaba por cualquier dolencia al famoso curandero “Cachucho” Pérez, especializándose en males de amor y mañas.
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1 comentario:
PRESIDENTE JULIO ESTA HISTORIA ES MUY BUENA LA VERDAD ME HA HECHO REIR BASTANTE SOBRE TODO EL FINAL.
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