ALEJANDRO ORTIZ RESCANIERE

17 abril 2019


Escritor costumbrista natural del pueblo de Canta. Sus obras en su gran mayoría desarrollan una temática relacionada a la mitología y la tradición canteña. Posee una variada producción literaria de donde se ha extraído la siguiente leyenda.

ERA MUJER ESA PIEDRA

La montaña de la viuda había tenido un hijo. Su nombre ya los hombres lo han olvidado. Caminaba, dicen. Un día llegó a un pueblo donde vivían gentiles, en esa época en los pueblos de los gentiles había siempre sol, vivía a las afuera del pueblo una piedra. Era mujer esa piedra. Al lado de la piedra vivía un manantial, todo era verde a su alrededor y las cosechas de los gentiles eran abundantes, nada les faltaba.
Al caminante le maravilló ese campo tan rico, ese manantial tan cristalino, pero lo que mas le gustó fue la mujer. Decidió robarla, irse con ella, cuando la piedra se puso a andar, todas las cosechas la siguieron, el manantial también, los eucaliptos también, y el sol, el día, las noches con luna, las noches con estrellas también. Desde esa vez dicen que el pueblo de los gentiles sólo hubo una noche interminable y ya no pudieron cosechar nada.
Donde paró la piedra a descansar le hemos construido una capilla, en el sitio de Ranrán durmieron una vez, ella y el caminante; ese lugar es muy hermoso, pues el manantial que les seguía, se quedó para siempre en Ranrán que queda muy cerca de mi pueblo, llegaron a Pariamarca.
El manantial de Ranrán permitió que los campos fuesen verdes, la piedra que se quedó en mi pueblo Pariamarca hizo que los campos diesen buenas cosechas.
El caminante se la llevó a su casa que se construyó en Pariamarca, ahí vivían los dos juntos, el caminante nos enseñó a cultivar la tierra, a mandar los ganados, a hacer la chicha.
Un día el hijo de la viuda decidió seguir su camino y partió para siempre de Pariamarca, por eso llevamos la piedra a la Iglesia.
Dicen que esa piedra era la Virgen de la Cueva.


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