Por Carlos Villacorta
Valles
Ponencia presentada en el
III Encuentro Internacional de Poetas y
Escritores “Jorge Aliaga Cacho”
Sociedad de Poetas y Narradores Región Lima
Provincias
Del 18 al 21 de Agosto de 2016
Sede: Ciudad de Huacho – Lima – Perú
Al fin y
al cabo, cada uno escribe según su mundo interior conceptual, su ideología y
política. Nadie, absolutamente nadie escribe sin tener nada. En ese sentido,
esta ponencia tiene como objeto retomar y motivar el debate sobre el rol del
escritor: o cómo sujeto social político y transformador o cómo conservador del
estado de cosas.
Me uno a
la tesis: el escritor es un sujeto social, ideológico y político, por tanto, su
palabra es un instrumento fundamental que ayuda a mantener o transformar el
mundo. O encendemos la palabra o la apagamos. Los escritores y artistas junto a
nuestro pueblo, estamos suspendidos en un ayer y un presente de conflictos
sociales, lleno de desigualdad e injusticias, de lo que hagamos ahora contribuiremos
en gran parte con el futuro de equidad, o de desigualdad. Ningún hombre justo y
consciente puede convivir en paz con las injusticias y con el sistema que los
genera.
¡Qué
pasó! Tú no puedes decirnos qué voy a escribir. Cierto, es cuestión de
reflexionar y tomar posición. No estoy negando la libertad de crear,
simplemente digo que la característica
tecnicista y hermética del arte, principalmente de la poesía, aleja a nuestro
pueblo del deleite de su lectura y concurrencia a conferencias y festivales
literarios, porque lo sienten muy lejos de ellos. –Tampoco niego que el arte
debe tener belleza y técnica, siempre lo mejor para nuestro pueblo- digo ¿cómo
no conmoverse ante un sistema que mata de hambre a sus criaturas, niños,
mujeres y ancianos? Y no es que allá ellos con su rollo, el problema es de
sensibilidad social; La sensibilidad social es base y esencia de la condición humana,
pero, ante todo, es de concepción del mundo, de ideología y política, creer que
la poesía tiene un solo lado o es aséptica, nos
compromete a seguir reflexionando sobre ello.
Si bien,
el ayer no se puede cambiar, pero si se puede aprender de él y construir algo
mejor. Cuando el hombre aparece sobre la tierra, vive en comunidades
fraternales y armónicas, cuyo desarrollo acrecentaba la vida comunitaria. El
artista originario utiliza la oralidad y representación plástica - pintura y
escultura - como un medio de entender y dominar la realidad, desempeñando un
rol decisivo en su comunidad. Si la caza y la pesca, y después la agricultura, les
resultaba adversos, el artista narraba los mitos cosmogónicos relacionados con
el problema a resolver. Eso no lo podemos olvidar. Por ejemplo el Poema de
Gilgamesh*, escrito aproximadamente el año 2000 a.C. en caracteres cuneiformes
y del que se conservan 12 tablillas de arcilla, nos narra sus preocupaciones
sobre la inmortalidad, el sentido de la vida y el dolor humano. Así pues, el
artista y escritor en sus orígenes siempre estuvo comprometido con las tareas
de mejorar la sociedad y la vida.
La
aparición de la propiedad privada como base institucional socio-económica de
distribución Individualista, fractura este desarrollo, la despiadada aparición
de la diferencia entre ricos y pobres da como nacimiento el esclavismo brutal y
la escisión de la sociedad en clases: una minoría opresora y la gran mayoría
oprimida. Las riquezas, como fin supremo,
se consiguen con la guerra y el saqueo, convertida en industria permanente.
En este
contexto brutal, el arte y la literatura se elitizan, el escritor, si no
pertenece a la clase dominante, sus alegorías y alabanzas sólo están referidas
a esa clase. Platón escribe: “el poder corruptor de la poesía y su
falsedad exige un compromiso público o cívico que necesita una vigilancia” (…) “y,
por lo que a nosotros toca, nos contentaríamos, por nuestro bien, con escuchar
a otro poeta o fabulista más austero, (…) pero respetuoso de las normas que
establecimos (República, 398a-b).
Platón hace pues
referencia a la actitud moral y política del escritor que es contraria al
sistema y que debe ser perseguida. Además propone un arte, una poesía y un
escritor al servicio de las clases dominantes, concepción que se replica en el
feudalismo, -o “edad media” según la
burguesía- que sólo canten alabanzas a dios y, de igual manera en el actual
capitalismo, -o “edad contemporánea o
moderna” según el gusto burgués- que se canten alabanzas al sistema y
recuerden a los grandes héroes.
Todo arte
contrario al capitalismo, -sistema supuestamente libre, donde te dicen que
puedes desplegar con libertad la ideología y política que profesas-, es vejado
y ninguneado. No olvidemos tampoco que, los artistas y escritores burgueses impulsan
y promueven el Romanticismo como el primer movimiento eminentemente burgués,
para alejar el arte de la vida política y social, aparentando libertad y
consolidando el individualismo –principio básico del capitalismo-. Goethe, por
ejemplo en sus obras alaba la vida y el ideal burgués.
ESTULIN
D. (2014), en su libro El Club de los
Inmortales, nos enseña: “La principal forma de control tiene lugar
cuando creemos que somos libres y, en realidad, nos están manipulando y
ordenando” (Pág. 71).
Frente a
esta situación, el escritor progresista se encuentra en un dilema ¿Qué escribo?
¿Para quién escribo? ¿Qué posición tomo? ¿Qué estudio? ¿Denuncio las
injusticias del capitalismo o me quedo callado? ¿Me pongo del lado del camino
del pueblo o el camino de los que controlan el poder económico? Los artistas
burgueses contestan "una obra artística no es bella por su
contenido moral y político". Claro no les conviene.
Jorge
Aliaga Cacho, en su interesante artículo “Rol
del escritor” responde: “En mi opinión el escritor representa su
tiempo, no puede desligarse del compromiso social de su pueblo”, y consigna múltiples ejemplos de
escritores que cumplen este rol. Es decir, la tarea fundamental del escritor es
ponerse en el camino del pueblo, lo que significa revelar la crueldad y las
tretas de las clases dominantes y señalar la inevitabilidad de su derrota. Por
tanto debe escribir para que lea nuestro pueblo. Hasta ahora sólo estamos escribiendo
para nosotros mismos, en nuestros eventos somos los mismos escritores. Esto nos
crea la necesidad de estudiar la sociedad y las clases sociales para
comprenderlo mejor, cuando esto suceda, nuestro arte y nuestra literatura
tendrán un compromiso con la liberación definitiva de la humanidad, y diremos
con César Vallejo: "Todo acto o voz genial viene del
pueblo y va hacia él”.
Javier
Heraud, que lo comprendió a los 18 años escribe: “la poesía es/el grito de los
pueblos oprimidos/el nuevo canto/de los pueblos liberados”.
Ernesto
Cardenal nos dice: “soy revolucionario porque soy poeta”; “la
poesía me llevó a un monasterio, a la revolución y al pueblo”.
Charles
Chaplin, en su famoso discurso “El Gran
Dictador” sentencia: “El
camino de la vida puede ser libre y bello, pero hemos perdido el camino”.
Humberto
Eco, al referirse al escritor neutro, ha dicho en el XIV Festival del Libro de
Budapest 2007: “Odio a los escritores que dicen que escriben para sí
mismos. Lo único que escribimos para nosotros mismos es la lista de las
compras”.
Juan Carlos
Onetti en su "Decálogo más uno para
escritores principiantes" nos recomienda: “No intenten deslumbrar al
burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo”.
Repito
los dos clásicos de Bertolt Brecht el primero que lanza al mundo la parábola
del sacerdote Martín Niemöller: “cuando
nazis vinieron por mi…”, como un hermoso poema con el título "ahora vienen por mí, pero es
demasiado tarde" que trata
acerca de las consecuencias de no ofrecer resistencia a las tiranías y al capitalismo mafioso. El sermón del
sacerdote dice: “Cuando los nazis vinieron por los comunistas//me quedé
callado; //yo no era comunista.//Cuando encerraron a los
socialdemócratas//permanecí en silencio; //yo no era socialdemócrata.//Cuando
llegaron por los sindicalistas//no dije nada; //yo no era sindicalista.//Cuando
vinieron por los judíos//No pronuncié palabra; //yo no era judío.//Cuando
vinieron por mí//no quedaba nadie para decir algo”.
Luego sus
versos (de Brecht) cuando denunciaba: ¡”por cierto que vivo/en una
época sombría/el verbo anodino/no es más que una tontería!/ !Qué tiempos estos
en que/hablar de árboles/es casi un crimen/pues implica/el silencio de tantas
fechorías”¡
El
clásico de Mariátegui: “La burguesía quiere del artista un arte que
corteje y adule su gusto mediocre. Quiere, en todo caso, un arte consagrado por
sus peritos y tasadores” (El artista y la época. Pág. 13). Luego señala: “Sobre la suerte de los artistas
contemporáneos pesa, excesivamente, la dictadura de la prensa. Los periódicos –y la TV- pueden exaltar
al primer puesto a un artista mediocre –mejor si defiende el sistema- y
puede relegar al último a un artista altísimo. –generalmente el crítico del sistema. (El artista y la época. Pág. 16).
Ahora que
notamos un alto crecimiento demográfico de escritores, les hacemos un llamado, que
caminen por el lado de nuestro pueblo. El imperio económico capitalista está en
agonía y su mano criminal nos ahoga para salvarse, ahoga y neutraliza a los
escritores para salvarse de sus denuncias, sobre todo de la destrucción de
nuestra cultura, de la contaminación y estupidización de la mente de nuestros
niños y jóvenes, de su precoz despertar sexual y su alejamiento notorio de las
buenas lecturas y el estudio. Esta estupidización y terrorismo mediático es
escandaloso, sin límites, no sólo por la desinformación y las mentiras
mediáticas, sino por la difusión de programetes que son fábrica de personajes
insulsos, eróticos e inflados físicamente, dirigidos a nuestros adolescentes y
niños.
ESTULIN
D. (2014) (ibíd.)** Nos advierte: “Esta nueva era, la ciencia y la tecnología
dominan el mundo (…) no se desarrollan para beneficiar a la humanidad, ni para
controlar y detener terroristas y criminales. Están diseñados para controlarte
y detenerte a ti (…) se trata de tener el control de todo lo que hay en el
planeta” (pág. 131).
¿Será que
podemos seguir indiferentes o seguir callando? La indiferencia es la peor de
las traiciones. Un día nos preguntarán nuestros niños y jóvenes, que es lo que hicimos cuando ahogaban las
voces de los pueblos del mundo y los hombres humildes. Para ser directo: ¿qué
hiciste cuando nuestros niños y jóvenes se morían de hambre y miseria? ¿Qué
hiciste cuando los niños y jóvenes no asistían al colegio porque tenían que
trabajar y quemaban tempranamente su fragilidad, su ternura y su vida? Dirás
que eres neutro, dirás que eres apolítico o buscarás otra justificación
absurda. No te olvides, ese día llegará.
La
poesía, debe ser un canto de libertad, una hermosa herramienta de diálogo y
acercamiento con el pueblo, con los estudiantes, con los jóvenes, con la
cultura, con indignación y rebeldía. Los escritores estamos obligados a
practicar la tierna rebeldía. Sentir, vivir, reflexionar, practicar y
transformar es el signo de nuestros tiempos. Esa debe ser nuestra razón de
vivir y escribir. Ahora sí, ya no basta
sólo interpretar el mundo, sino hay que transformarlo. Mientras el sueño de la
justicia social no sea olvidado habrá esperanza de una vida mejor. La muerte
definitiva es el olvido, aunque aparentemente viva, nos dice el grande, José
Saramago. MUCHAS GRACIAS.
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