Este año 2016 conmemoramos el Bicentenario de nacimiento (4 de noviembre de 1816, Lima) del Coronel EP Francisco
Bolognesi Cervantes y centenario del Ilustre Historiador Dr. Gustavo Pons Muzzo
(12 de septiembre de 1916,)
Dos
distinguidos peruanos a quienes rendimos homenaje, exaltando el patriotismo y
el espíritu cívico de los peruanos
Personajes entrañables, ligados directamente con la guerra contra Chile.
Uno militar, el otro historiador. El coronel Francisco Bolognesi murió
defendiendo la patria, y el Dr. Gustavo Pons Muzzo vivió para contarlo, en una
Tacna cautiva.
José Jorge Nava Pittaluga
7 de junio de 1880, Epopeya de Arica, Gloria del Ejército Peruano
Después de la batalla de Tacna o
del Alto de la Alianza, (28 de mayo de 1880), la guarnición peruana que
custodiaba el puerto y el Morro de Arica, quedó totalmente aislada, sin posibilidades
de recibir refuerzos; y, bloqueada por las fuerzas de mar y tierra del enemigo.
La
Plaza estaba al mando del limeño, coronel de Artillería, don Francisco
Bolognesi Cervantes, quien con gran habilidad y sentido de previsión, había
logrado almacenar víveres y vestuario, para el caso de un sitio prolongado
El
Comandante general de las fuerzas chilenas, era el general Manuel Jesús
Baquedano Gonzáles, quien encargó dirigir el asalto al coronel Pedro Lagos,
famoso por su crueldad y el deleite que experimentaba con las atrocidades que
cometían sus subordinados.
Comprendiendo
la gravedad de la situación, el Coronel Bolognesi convocó a una Primera Junta
de Guerra, el 28 de mayo, al cual asistieron primeros, segundos y terceros
jefes en número de 31.
Les
explicó con franqueza sobre la precaria posición de Arica después de la derrota
de Tacna y las pocas posibilidades de defensa que quedaban, e hizo una
invocación con las siguientes palabras:
Señores
Jefes: “Estáis llamados a decidir con vuestro voto de la suerte de esta
Plaza de Guerra, cuya custodia os ha confiado la Nación. -No quiero hacer
presión sobre vuestras conciencias, porque nuestros sacrificios no serían
idénticos. -“Yo he vivido sesenta y tres años, y mi existencia no se
prolongará por muchos días. ¿Qué puedo desear que morir por mi patria y con la
gloria de una existencia heroica, que salvará el honor militar y la dignidad
del Ejército Peruano comprometido en esta guerra? -“Pero hay entre vosotros
muchos hombres jóvenes, que pueden ser útiles a la Patria y servirla en el
porvenir; no quiero arrastrarlos en el egoísmo de mi gloria, sin que la Junta,
manifieste su voluntad decidida a defender la plaza y resistir el ataque.
“El
Comandante en Jefe espera que sus oficiales manifiesten libremente su opinión”
El
primero en pedir la palabra fue el coronel Alfonso Ugarte y Vernal, le
siguieron los coroneles: José Joaquín Inclán Gonzáles Vigíl, Justo Arias y
Aragüez, Juan Guillermo Moore Ruiz y Roque Sáenz Peña, cuyo pronunciamiento
impresionó mucho por su sinceridad y su incondicional adhesión a la causa del
Perú.
Uno a
uno fueron sumándose los otros jefes hasta obtener casi la totalidad de los
asistentes, que se pronunciaron por la defensa sin límite de del puerto y el
Morro de Arica.
El
general Baquedano, decidió enviar como parlamentario al sargento mayor José de
la Cruz Salvo, quien se presentó ante el coronel Bolognesi el 5 de junio a las
seis de la mañana, siendo recibido por el comandante Ramón Zavala.
Tenía
instrucciones para ofrecerle una honrosa capitulación; esta consistía en
rendirle los honores militares, previa entrega de las armas. José de la Cruz
Salvo, inició el diálogo con las siguientes frases:
“Señor,
El
general en jefe del ejército de Chile, deseoso de evitar un derramamiento
inútil de sangre, después de haber vencido en Tacna al grueso del ejército
aliado, me envía a pedir la rendición de la plaza, cuyos recursos en hombres,
víveres y municiones conocemos”
Respondió
el coronel Bolognesi: “Tengo deberes sagrados y los cumpliré
quemando el último cartucho”
Levantándose
replicó el parlamentario: “Entonces está cumplida mi misión”.
Repuso
con calma el gobernador de la plaza:
“Lo
que he dicho a Ud. es mi opinión personal, pero debo consultar a los jefes; y a
las dos de la tarde mandaré mi respuesta al cuartel general chileno”
Salvo
objetó: “No, señor comandante general. Esa demora está prevista, porque en la
situación en que nos hallamos, una hora puede decidir la suerte de la plaza”.
“Me retiro”.
El coronel Bolognesi, que ya de antemano sabía la
respuesta de sus jefes, dijo: “Dígnese usted aguardar un instante, voy a
hacer la consulta aquí mismo y en presencia de usted”.
Acudieron los jefes a lo que se llama la Segunda
Junta de Guerra, el 5 de Junio.
Fue el coronel Moore quien pidió que el voto fuera
por aclamación, que una vez producido, permitió a Bolognesi dar la histórico e
innegable respuesta:
“Podéis decir a vuestro general, que me siento
orgulloso de mis jefes y dispuesto a quemar el último cartucho en defensa de la
plaza”.
El parlamentario Salvo contestó: “Señores:
mi misión está cumplida......lo siento mucho”.
Al amanecer del 7 de junio de 1880, el ejército
chileno inició el asalto de Arica. El ataque chileno se produjo por seis puntos
diferentes.
El Fuerte “Ciudadela” estaba defendido por los
Granaderos de Tacna al mando del bravo coronel Justo Arias y Aragüez, por quien
los chilenos sentían admiración y miedo al mismo tiempo. Cuando los enemigos lo
rodearon, le pidieron a gritos: “Ríndase mi coronel, no queremos
matarlo”
A lo que este contestó: “No me rindo carajo! ¡Viva el
Perú! ¡Fuego Muchachos! Y cien balas chilenas lo tumbaron para
siempre.....
Cuando la infantería había logrado apoderarse del
fuerte “Ciudadela” la caballería entró para acabar con los vivos y
moribundos....cumpliendo la consigna del furibundo coronel Lagos: “Hoy
no hay prisioneros”
Tanto jefes, oficiales y soldados del “Ciudadela”
habían rendido su vida por la Patria.
El Coronel Bolognesi que dirigía la defensa desde
la planicie del Morro, comprendiendo que la batalla estaba perdida, decidió
hacer volar las minas que con tanto sacrificio se había preparado e intentando
hacerlas funcionar personalmente, exclamó indignado “Traición” al no haber
hecho fuego ninguna.
La lucha derivó por el cuerpo a cuerpo. Bolognesi
es herido y desde el suelo dispara su revólver, cuando un feroz culatazo le
destroza el cráneo. Todos enfrentan la muerte con heroísmo sin igual.
Alfonso Ugarte es herido, pero prefiere no caer en
manos del enemigo, por lo cual pica espuelas en su hermoso caballo blanco y se
precipita al mar desde la cumbre del Morro, legando otro ejemplo de valor a las
generaciones futuras.
A las 9 de
la mañana había cesado toda resistencia. El coronel Francisco Bolognesi, los
Jefes, Oficiales, soldados y marineros de la guarnición militar de Arica,
habían cumplido con el juramento de “quemar el último cartucho”
Aquel anciano de 63 años, protagonista de la
adversidad y del desamparo peruano, en medio de la soledad de las arenas, el
mar y de una plaza militar aislada, dio con la frase exacta para el suceso de
clásico estoicismo del Morro: “Quemaré hasta el último cartucho”
Para el Ejército y para la Patria, es su hijo
predilecto, ejemplo de honor y celo en el cumplimiento del deber, pues él Juró,
luchar y morir por mantener en alto la Bandera e inmaculada la Dignidad
Nacional.
Por ello el 7 de junio de cada año se celebra el
“Día de la Bandera” y en ese día se le rinden homenajes especiales, al hermoso
símbolo de nuestra nacionalidad; y a la memoria de esa ejemplar epopeya del
Morro de Arica, en la que inmoló su vida el ínclito coronel Francisco Bolognesi
Cervantes y sus valientes compañeros de arma.
A su Memoria, rendimos nuestro tributo de
reconocimiento y admiración, por ser modelo y ejemplo de generaciones que hoy
evocamos con este conmovedor y hermoso relato:
Proclamación
de la Independencia el 28 de julio de 1821
“En Lima, a las diez de la mañana del día sábado 28
de julio de 1821, el cortejo inolvidable sale de la casa de Pizarro y emprende
la marcha hacia el cívico altar levantado junto a la fuente de la Plaza de
Armas. Al centro viene el General don José Francisco de San Martín y Matorras,
a su derecha el Gobernador Político y Militar de la ciudad, don Pedro José de
Zàrate y Navìa, Marqués de Montemira, portando la Bandera Nacional.
Con lenta majestad, la insignia asciende por las
gradas del tablado y a la vista de dieciséis mil personas es entregada al
fundador de nuestra Libertad, que la eleva sobre todos y proclama: “desde
ese momento el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los
pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”.
“En el inmenso clamor de los vítores del pueblo,
hay un niño silencioso. En las gradas de la catedral, lo tiene en brazos su
padre, el maestro de capilla del templo, fino músico genovès que días antes (15-07-1821)
había estampado su nombre en el Acta de la Jura de la Independencia del Perú y
que ahora quiere que su hijo de casi 5 años jure también la libertad de su patria.
En los grandes ojos azules; en el corazón que late apresuradamente en la honra
raíz de su conciencia, el niño refleja la imagen de su padrino de bautizo, el
Marqués de Montemira, marchando imponente en su brillante uniforme con la
bandera en alto, para entregarla como lo màs sagrado que existe en el mundo, a
un caudillo deslumbrante como un dios de la guerra y, cuando oye las augustas
palabras eternas, jura también en su mente defenderla hasta morir.
“Una vida más tarde, se señalará como “DÌA DE LA
BANDERA” el de la muerte del niño de aquel entonces, que se llamaba
Francisco Bolognesi Cervantes”, Héroe de la Epopeya de Arica”.
-“Bendita seas Bandera Peruana, por que fuiste ave
con Jorge Chávez, pujanza con Elías Aguirre, ala con Alfonso Ugarte, sudario
con Miguel Grau, anhelo con Túpac Amaru, idea con Hipólito Unanue, músculo y
nervio con Francisco Pardo de Zela, gracia con Ricardo Palma, música alada con
José Santos Chocano, poesía eterna con Federico Barreto, Oración sublime con
Abraham Valdelomar”,
-“Benditos sean los que siguen tus colores, te
adoren de rodillas, y sueñen con tu grandeza; benditos sean los que te aman
sobre todas las cosas, los que sacrifiquen por tí a sus padres y a sus madres,
a sus hijos y a sus hijas; benditos sean los que te entreguen cuanto les
pidas”,
-“Bandera Peruana, hija de San Martín, nieta de
Manco Cápac, madre de Grau y Bolognesi, en la hora de la libertad, aquí en este
suelo Sanmartiniano, bajo la paz del Cielo claro, ante la cruz de la religión y
ante la espada del heroísmo, te hago el voto de mi vida y te saludo,
7 de Junio -
DÍA DE LA BANDERA DEL PERÚ
Mediante
Decreto Supremo de fecha 8 de noviembre de
1905 ha sido instituido, como DIA DE RENOVACIÓN DEL JURAMENTO DE FIDELIDAD A
NUESTRA BANDERA”, fecha en la que todos los peruanos rendimos
honores a nuestra roja y blanca, y recordamos al héroe de Arica, Coronel
Francisco Bolognesi Cervantes cuando hizo célebre su histórica respuesta: "Tengo deberes sagrados
que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho",
frase donde se sintetiza el real sentido del heroísmo militar: cumplimiento del
deber más allí del deber. Defendió su puesto hasta encontrar la muerte en la
célebre Batalla de Arica. El mismo decreto
dispone que esta ceremonia se realice ante el monumento erigido (Plaza
Bolognesi en Lima) a la memoria del coronel Francisco Bolognesi
Cervantes y sus compañeros de armas en defensa del puerto y el gloriosa morro
de Arica, con el propósito de reconfortar el patriotismo con el recuerdo de su
épico sacrificio.
Mediante
Decreto Supremo de fecha 30 de abril de 1924 se creó el DIA DE LA BANDERA,
celebración que se efectúa en la misma ceremonia de Juramennto de Fidelidad a Nuestra
roja y blanca enseña Patria cada 7 de junio.
José Jorge Nava Pittaluga
Coronel EP Alfonso Ugarte y Vernal Héroe de Arica
Coronel Alfonso Ugarte y Vernal
Nació en Iquique el 13 de julio 1847
Falleció defendiendo Arica el 7 de junio
de 1880
A los 33 años de edad
Coronel
Francisco Bolognesi Cervantes
Francisco Bolognesi Cervantes (* Lima, Virreinato del Perú, 4 de noviembre de 1816 - † Arica, Perú, 7 de junio de 1880). Fue un militar peruano que participó en la Guerra del Pacífico. o más propiamente dicho, la Guerra del Guano y del Salitre. Con el
grado del coronel, defendió la plaza de Arica
enfrentando a las fuerzas chilenas muy superiores en número y poderío; y tras
hacer la promesa de pelear «hasta quemar el último cartucho», sucumbió
heroicamente durante la batalla final. Es considerado Héroe Nacional
del Perú. Fue declarado Patrón
del Ejército por el gobierno del Perú el 2 de enero de 1951 (Orden General del Ejército
de 1959) y elevado al grado de Gran Mariscal del Perú por Ley Nº 25128
del 30 de noviembre de 1989.1
Póstumo ascenso al Grado de Mariscal Francisco
Bolognesi Cervantes
El Coronel Francisco Bolognesi Cervantes nació en la calle Afligidos
(hoy jirón Caylloma N.º 125) de Lima, entonces capital del Virreinato del Perú, el 4 de
noviembre de 1816, según consta en su partida de bautismo conservada en la
Parroquia de San Sebastián.n 1 Su padre fue el italiano Andrés Bolognesi Campanella, destacado violonchelista y director de orquesta, oriundo de Génova, que llegó al Perú en 1807 estableciéndose primero en Lima y finalmente en Arequipa. Su madre
fue arequipeña, llamada Juana Cervantes Pacheco. Tuvo seis hermanos, entre
ellos dos mujeres, Margarita y Manuela, que se casaron con extranjeros y se
alejaron del país; y un varón, Mariano Bolognesi, que llegó a ser también coronel de artillería y
combatiente en la Guerra del Pacífico.
Inició
sus estudios escolares en Lima, pero a los ocho años de edad se trasladó con
toda su familia a Arequipa, ingresando al Seminario Conciliar de San Jerónimo en
1825, donde sobresalió en el curso de matemáticas.
A raíz
de la muerte de su padre, dejó el seminario y pasó a trabajar como ayudante en
la compañía comercial de los señores Lebris y Violler, demostrando gran
dedicación y logrando escalar puestos rápidamente (1832-1840). A los 19 años de
edad ya era tenedor de libros (contador).
En
1840 consiguió capitales y emprendió un negocio propio, relacionado con la
explotación de coca, café y cascarilla, en la región montañosa de Carabaya, situada en el departamento de Puno.
Su carrera militar
-El 22 de julio de 1844, le tocó
presenciar la Batalla de Carmen
Alto,
librada en una localidad vecina a Arequipa, acción en que las fuerzas
constitucionalistas del general Ramón Castilla derrotaron a las del
gobierno de facto del general Manuel Ignacio de
Vivanco.
Se cuenta que tuvo la osadía de cruzar, montado a caballo, la distancia que
separaba a ambos contendientes, salvándose de morir por una descarga cerrada,
que lo tumbó de su cabalgadura. Se dice que Castilla le ofreció un puesto en su
ejército, pero Bolognesi optó por permanecer en la vida civil, arguyendo
asuntos familiares y de negocios.
Sin embargo, en 1853, al estallar la tensión entre Perú y Bolivia, se alistó y fue seleccionado como segundo al mando de un regimiento de
caballería, con el grado de teniente coronel. Si bien no estalló entonces la guerra con
Bolivia, Bolognesi eligió permanecer en el ejército, y con el mismo grado de
teniente coronel, pasó a ser 2.º jefe del Batallón Libres de Arequipa,
participando en la revolución contra el
entonces presidente Echenique, cuyo líder era el
general Ramón Castilla. Durante el desarrollo de la campaña, fue nombrado
Comisario General del Ejército Libertador (como se autodenominó el ejército
rebelde). Recorrió la sierra peruana acompañando a Castilla y fue testigo de la
firma de los históricos decretos de la abolición del tributo indígena y de la
esclavitud. Después del triunfo de la revolución en la batalla de La Palma, librada el 5 de
enero de 1855, sirvió al presidente Castilla como ayudante de campo.
Como
militar, Bolognesi se especializó en el campo de la artillería, volcando para
tal fin sus conocimientos en matemáticas.
La Toma
de Arequipa del 5 de marzo de 1858, donde el entonces teniente coronel
Francisco Bolognesi resultó herido en un muslo.
En 1856, manteniéndose
fiel al gobierno, comandó a la artillería durante la guerra civil, que tuvo su punto
de partida en el estallido de la revolución del general Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa. Participó en el sitio y asalto de dicha ciudad del 5 de
marzo de 1858 y resultó herido de dos balazos en el muslo derecho, en el
combate librado en el fuerte Santa Rosa. Fue entonces ascendido a coronel (27 de marzo de 1858). Como dato anecdótico, en la toma de
Arequipa participó también, en las fuerzas del gobierno, el entonces
teniente Andrés A. Cáceres, el futuro Brujo
de los Andes, otro de los grandes héroes peruanos de la Guerra del Pacífico de
1879-1883.
En 1859, Bolognesi asistió a la campaña del Ecuador. Luego, el
gobierno lo envió a Europa para que se perfeccionara en el arma de artillería, y a la vez le
encargó la compra de cañones y fusiles con ánima rayada, para el uso del
ejército peruano. Regresó al Perú en febrero de 1862, trayendo en total 54
cañones, armamento que fue saludado con regocijo por la población y fue probado
con éxito en las playas de Conchán. Aunque no faltaron quienes, a través de la
prensa, criticaron las adquisiciones. Bolognesi respondió en defensa del cuerpo
de Artillería a través de un artículo que se publicó en el diario El Comercio, el 7 de abril de 1862.
Fue nombrado Comandante General de
Artillería, en marzo de 1862, mando en el que se mantendría hasta su retiro en
1871. Viajó nuevamente a Europa en 1865, esta vez con la misión de adquirir los
poderosos cañones Blakely, los mismos que
envió al Perú, mientras que continuaba en el viejo continente negociando la
adquisición de fusiles Comblain. Aquellos Blakely serían usados durante
el combate del Callao del 2 de mayo
de 1866, contra la flota española del Pacífico, aunque Bolognesi no alcanzó a
pelear en dicho combate, por hallarse en ese momento en Guayaquil, en pleno viaje de retorno.
El 4 de marzo de 1868 fue nombrado
primer jefe del Regimiento de Artillería de la plaza del Callao. Ejerció al
mismo tiempo el cargo de gobernador civil del Callao. Se retiró del servicio
el 30 de octubre de 1871.2
Guerra con Chile
Cuando la Guerra del Pacífico comenzó en 1879,
Bolognesi, de 62 años de edad, se reincorporó al Ejército peruano, siendo
nombrado comandante de la 2º. División destinada a operar en la campaña
terrestre del Sur.
Participó
activamente en las acciones contra las fuerzas chilenas, incluyendo las
batallas de San Francisco y Tarapacá; en esta última, librada el 27 de
noviembre de 1879, participó a pesar de encontrarse muy enfermo de fiebre,
soportando las diez horas que duró la lucha. En esta ocasión se recuerda que
dijo al final de la batalla: «Las balas chilenas apenas llegan a las suelas de mi bota», aludiendo irónicamente a un disparo que le había arrancado un
tacón de sus granaderas.3
La batalla de Arica
El 3 de abril de 1880, Bolognesi
asumió el mando del puerto peruano de Arica, sitiado por las fuerzas chilenas
al mando del general Manuel Baquedano.
Bolognesi disponía apenas de poco
más o menos de 1500 hombres, mal pertrechados y con escasas municiones; sin
embargo, aceptó la misión y demostrando una actividad y un entusiasmo
extraordinarios, procedió a levantar fortificaciones en Arica. Ordenó la
construcción de tres baterías o fuertes en la playa, que eran el "San
José", el "Santa Rosa" y el "Dos de Mayo", y en el
Morro, por el lado Este, otros dos fuertes, llamados "Ciudadela" y el
"Este", para defenderlo de un posible ataque por ese lado. Estas
construcciones se realizaron a base de sacos llenos de arena. Entre los fuertes
de la playa y los del Morro ordenó levantar una muralla, también con sacos de
arena. Además, formó partidas de caballería para que vigilaran por el norte y
por el sur; mejoró la alimentación de la tropa; y ordenó el tendido de una
triple red de minas (dinamita camuflada), las cuales debían activarse
eléctricamente. Este último trabajo estuvo a cargo del ingeniero Teodoro Elmore; sin embargo, debido a la falta
de recursos, no llegarían a funcionar idóneamente. Elmore fue capturado por los
chilenos días antes de la batalla.4
Al llegar a Arica la noticia de
la derrota del ejército aliado peruano-boliviano en la batalla de Tacna (librada el 26 de mayo),
Bolognesi convocó a una junta de sus jefes, a la que asistieron 27 de ellos. El
acuerdo unánime que se tomó fue el de morir antes que rendirse y de agilizar
los trabajos de fortificación de la plaza. Hubo solo una voz discordante, la
del coronel Agustín Belaunde, comandante del batallón Cazadores de Piérola, el
cual se mostró a favor de la capitulación. Se dice que poco después, Belaunde fugó
hacia Tacna, escapando de un arresto que se le impuso como medida
disciplinaria.5
Cuadro de Juan
Lepiani titulado La respuesta(1894), que representa
al coronel Bolognesi, junto a su estado mayor, respondiendo negativamente a la
oferta de rendición del parlamentario chileno Juan de la Cruz Salvo.
Bolognesi y los defensores de
Arica guardaban la esperanza de la llegada de refuerzos. En efecto, una
división al mando del coronel Segundo
Leiva,
de unos 3.000 hombres, había salido de Arequipa poco antes de la batalla de
Tacna, pero se retrasó y no llegó a participar en dicha acción. Bolognesi envió
dos telegramas a Arequipa, fechados el 3 y el 5 de junio, respectivamente,
donde se denota su esperanza concentrada en la siguiente frase, que se ha hecho
proverbial: «Apure Leiva». Sin embargo, la ayuda
nunca llegaría.6
El 5 de junio de 1880, el mayor Juan de la Cruz Salvo fue enviado por el
mando chileno, como parlamentario para intimar a Bolognesi la rendición de
Arica. Salvo hizo énfasis en que la enorme diferencia numérica de soldados,
armamento y logística entre ambas fuerzas, resultaría en un inútil
derramamiento de sangre. Bolognesi le respondió: «Tengo deberes sagrados
que cumplir y los cumpliré hasta quemar el ultimo cartucho», y repitió
su respuesta en presencia de sus oficiales y con el completo respaldo de estos.
Los oficiales que acompañaron al Bolognesi en la “sala de la respuesta” eran,
según la lista establecida por el historiador Gerardo Vargas, los siguientes:
el capitán de navío Juan Guillermo More; los coroneles José Joaquín Inclán, Justo Arias y Aragüez, Marcelino Varela,Alfonso Ugarte y Mariano E. Bustamante; los tenientes coroneles Manuel
J. La Torre, Ramón Zavala, Benigno Cornejo,
Francisco Chocano, Juan Pablo Ayllón yRoque Sáenz Peña; y el capitán de fragata José Sánchez Lagomarsino (comandante del
monitor Manco Cápac). Otra versión incluye a los
tenientes coronelesRicardo O'Donovan y Francisco Cornejo.7
El 6 de junio hubo un último
intento del mando chileno de intimar a la rendición a Bolognesi, enviando en
calidad de parlamentario al ingeniero Elmore. Pero el mando peruano se negó a
recibirlo como tal, pues siendo Elmore un prisionero peruano, contrariaba las
prescripciones militares del caso. Antes de regresar al campamento chileno,
Elmore aprovechó la oportunidad para describir a sus compatriotas la situación
del lado chileno y les previno que el ataque enemigo vendría por el sector
Este, como efectivamente ocurriría.8
La
batalla de Arica[
El último cartucho.
Óleo del pintor peruano Juan Lepiani, que representa el
último instante de vida del coronel Bolognesi, quien, revólver en mano, cumplió
su promesa de pelear «hasta quemar el último cartucho». A su lado yace muerto
el capitán de navíoJuan Guillermo More.
Tras
varios días de sitio y bombardeo, y debido a las numerosas bajas recibidas en
el intento de doblegar a las defensas peruanas de Arica por vía marítima, el
mando chileno acordó finalmente un ataque masivo terrestre. El encargado de
dirigir la operación fue el coronel Pedro Lagos. Previamente, se
realizó un masivo bombardeo sobre Arica.
En
la madrugada de 7
de junio de 1880, los chilenos desataran el asalto de Arica por el sector Este,
donde se hallaban los fuertes Ciudadela y Este. Se inició así labatalla de Arica.
La primera acometida chilena la recibió el fuerte Ciudadela, donde dieron
férrea resistencia los batallones Granaderos de Tacna y Artesanos de Arica.
Allí murió luchando bravamente el anciano coronel Justo Arias y Aragüez y destacó el cabo Alfredo
Maldonado, que voló a costa de su vida el
polvorín, lo que mató a diez soldados chilenos y a otros más peruanos. Ello
originó la feroz represión de los chilenos, que lanzaron la consigna de no
hacer prisioneros.
Caída
la Ciudadela, el fuerte Este concentró la arremetida Chilena; su jefe, el
coronel Marcelino
Varela, resultó herido y fue reemplazado por
el comandante Francisco Chocano. En la defensa de este fuerte cayeron José Joaquín Inclán (comandante general de la
VII División), Ricardo O'Donovan (jefe del Estado Mayor de
la VII División) y Francisco Cornejo (segundo jefe del batallón Cazadores de
Piérola).
Caídos
los fuertes Ciudadela y Este, Bolognesi ordenó a los batallones Iquique y
Tarapacá (que se hallaban en el sector Norte) que se replegaran hacia el Morro;
estos batallones estaban al mando del coronel Alfonso
Ugarte. En esta maniobra cayeron el teniente
coronel Ramón
Zavala (jefe
del batallón Tarapacá) y Benigno Cornejo (segundo de Zavala), así como el
coronel Mariano Bustamante (jefe de estado mayor de
la VIII División). Bolognesi intentó también activar las minas que harían volar
el Morro, pero estas no funcionaron.9
En el Morro se concentraron 400
defensores peruanos al mando de Bolognesi, Manuel J. La Torre, Alfonso Ugarte,
Roque Saénz Peña y Juan Guillermo More. Los chilenos asaltaron el Morro
avanzando desde Cerro Gordo. En medio de la feroz pelea cuerpo a cuerpo que se
desarrolló en la cima del Morro, el coronel Bolognesi cayó herido de bala, pero
aun así empuñó su revolver para seguir luchando, instante en el que murió por
efecto de un culatazo en la cabeza (otra versión habla de un balazo) y sus
restos fueron defendidos por sus soldados hasta el exterminio de estos. Al lado
de Bolognesi sucumbió el capitán de navío Juan Guillermo More, jefe de las
baterías del Morro, que se batió hasta el último instante de su vida con un
revólver y una espada en cada mano.
Otra escena heroica lo dio el
sargento mayor Armando Blondel, tercer jefe del
Artesanos de Tacna, quien junto con cuatro soldados defendió el pabellón
peruano, hasta caer bajo las balas enemigas. Luego, el coronel Alfonso Ugarte,
según una versión transmitida por el historiador Clements Markham, tomó el pabellón y montado a
caballo se lanzó desde lo alto del Morro hacia el precipicio. En el sector
Norte, el teniente coronel Juan Pablo Ayllón, hizo volar las Baterías San
José, Dos de Mayo y Santa Rosa, para que no cayeran en poder del enemigo. Por
su parte, el comandante Lagomarsino hundió a su buque, el monitor Manco Cápac.10
Murieron en Arica unos 900
defensores peruanos, es decir, casi los dos tercios de las fuerzas totales; el
resto fue tomado prisionero. Tan elevado número de víctimas peruanas se debió a
que muchos heridos y prisioneros fueron fusilados por los chilenos. Hubo
también saqueos, incendios y ataques a los consulados, entre otros desmanes
desatados por las tropas vencedoras. Todos estos excesos se dieron, a decir de
los mismos chilenos, en represalia por la explosión de algunas minas durante la
batalla, que les causaron algunas bajas.11
Los restos de Bolognesi fueron
trasladados al Perú en julio de 1880, a bordo del transporte Limeña, junto con los restos
de otros dos caídos en Arica: Juan Guillermo More y Ramón Zavala. Actualmente
se encuentran en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro.
Su
descendencia
Casado con la arequipeña María
Josefa de la Fuente y Rivero, tuvo cuatro hijos: Francisco Bolognesi de la
Fuente, abogado (1839-1878); Rosa Bolognesi de la Fuente (1841-1881); María
Trinidad Bolognesi de la Fuente (1843-?); y Margarita Bolognesi de la Fuente
(1845-1908).12
De un segundo compromiso, con la
iqueña Manuela Medrano Silva, tuvo otros cuatro hijos: Enrique Bolognesi Medrano (1860-1881); Federico
Bolognesi Medrano (1861-1917); Augusto Bolognesi
Medrano (1864-1881) y César
Bolognesi Medrano (1866-1874). Federico, Augusto y Enrique lucharon también en
la Guerra del Pacífico; los dos últimos fueron
gravemente heridos en las batallas de San Juan y Miraflores, respectivamente, y fallecieron
días después (enero de 1881).
Un
nieto suyo, Federico Bolognesi Bolognesi (hijo de Federico
Bolognesi y Ana Bolognesi), llegó a ser segundo Vicepresidente del Perú,
durante el gobierno constitucional del general Manuel
Odría (1950-1956).
El 5 de
noviembre de 1905 se inauguró en la ciudad de Lima el monumento en su homenaje, en
la llamada desde entonces Plaza
Bolognesi,
situada en las intersecciones de las avenidas Magdalena (hoy Brasil), Breña
(hoy Arica), Alfonso Ugarte y el Paseo Colón. Gobernaba entonces en el Perú el
presidente José Pardo, en su primer gobierno. A la
ceremonia asistió uno de los sobrevivientes de la defensa de Arica, el
argentino Roque
Sáenz Peña, con rango de general del ejército peruano, quien para el
desfile militar, recibió el mando de la línea. Delante de la estatua de su
antiguo jefe, la emoción le impidió leer su discurso, y se limitó a decir: «¡Presente, mi coronel!».
El discurso de Sáenz Peña contenía este
párrafo:
"¡Pelearemos hasta quemar el último cartucho!
Provocación o reto a muerte, soberbia frase de varón, condigno juramento de
soldado, que no concibe la vida sin el honor, ni el corazón sin el altruismo,
ni la palabra sin el hecho que la confirma y la ilumina para grabarla en el
bronce o en el poema, como la graba y la consagra la inspiración nacional. Y el
juramento se cumplió por el jefe, y por el último de sus soldados, porque el
bicolor peruano no fue arriado por la mano del vencido, sino despedazado por el
plomo del vencedor".13
En 1910, Roque Sáenz Peña llegó a ser
Presidente de Argentina y falleció en 1914.
La escultura original de la Plaza
Bolognesi, obra del escultor catalán Agustín Querol, representaba al
héroe aferrándose a una bandera y con la cabeza inclinada, en el preciso
momento en que sucumbe en batalla. En los años 1950, por decisión del gobierno del general Manuel Odría, fue reemplazada por otra estatua, obra del
escultor peruano Artemio Ocaña. En esta nueva
representación, se ve al héroe en actitud triunfante y levantando la bandera
del Perú. Como explicación a este cambio, se adujo que la efigie de Bolognesi
debía mostrar una expresión más digna de un héroe. Cada 7 de junio se celebra en esta Plaza
el Día de la Bandera.
También en su homenaje una calle
en la ciudad de Arica lleva actualmente el
nombre de "calle Bolognesi"; además, es recordado en la "Casa Bolognesi", el inmueble donde
respondió el pedido de rendición, actualmente de propiedad del Estado Peruano y
cubierta por las disposiciones contenidas en el artículo séptimo del Tratado de Lima de 1929.
Su mayor efigie se encuentra en
la ciudad de Tacna, una estatua gigante
junto al Arco Parabólico en el Paseo Cívico donde cada domingo se realiza una
ceremonia con el juramento expresado por Bolognesi: "Tengo deberes
sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho".
Asimismo, en 1929 fue fundado el Coronel Bolognesi Fútbol Club de la ciudad de Tacna.
En la ciudad de Arequipa, en su
homenaje, se inauguró en 1952 el Colegio Militar Francisco Bolognesi. Su
estatua se encuentra en el patio de Honor de dicho colegio, así como en la
Plaza Bolognesi de la ciudad. También una calle principal de la ciudad lleva el
nombre de Bolognesi.
Una de las avenidas
principales de la ciudad de Chiclayo lleva también su nombre.
El morro de Arica Coordenadas: 18°28′49″S 70°19′25″O (mapa)es un cerro costero, que tiene unos 130 m de altura, emplazado al
sur del espacio
urbano de Arica, en la Región de Arica y Parinacota, en el norte deChile. Es el mayor referente turístico y simbólico de la
ciudad. Fue declarado Monumento Nacional el 6 de
octubre de 1971.
El morro ofrece una vista panorámica de la ciudad de Arica y de
las playas del océano Pacífico. A su cumbre
se accede en auto desde la calle Sotomayor y a pie por el sendero peatonal que
nace al final de la calle Colón. En la cima se encuentran una plazuela con
diferentes monumentos y un balcón. En la explanada, está el Museo Histórico y de Armas de Arica, en cuyos alrededores hay tres fuertes. Allí se
desarrolló la batalla de
Arica el 7 de junio de 1880, en el marco de la Guerra del Pacífico, que
selló su ocupación por parte de Chile y su posterior
anexión a territorio chileno, la que se oficializó mediante el Tratado de Lima en 1929.
Cristo de la Concordia. Situado en la cima del Morro de Arica, simboliza
la paz entre Chile y Perú, estipulada en el Tratado de 1929. La estatua mide 11 metros de altura
y 9,2 m de ancho. Tiene una estructura interna de acero y un armado de placa de
bronce, cuyo peso total es de 15 toneladas. Llegó a Chile desde España en 1987, en piezas, siendo armado en Chile; permaneció boca abajo
desde esa fecha en elRegimiento Ingenieros Nº6 Fuerte Azapa, en la ciudad de Arica. Su diseñador fue Raúl Valdivieso, cuyo diseño original era una figura de bronce
de 30 cm . El tamaño actual lo esculpió Zemlika Valdivieso. La estructura donde
está colocado, tiene una forma piramidal de hormigón armado de 1,6 m de
espesor. La estructura se fija a esta base mediante 32 pernos de acero. Recibe
el empuje del viento equivalente a 100 toneladas, por la altura de la cima en
el morro de Arica.
Coronel
EP Alfonso Ugarte y Vernal Héroe de
Arica
Coronel Alfonso Ugarte y Vernal
Nació en Iquique el 13 de julio
1847
Falleció defendiendo Arica el 7
de junio de 1880
A los 33 años de edad
7 DE JUNIO DIA DE LA BANDERA NACIONAL
7 DE JUNIO EPOPEYA DE ARICA GLORIA DEL
EJERCITO PERUANO
Lima,
junio 2016
José Jorge Nava Pittaluga
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