Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
El libro, "CUENTOS
HUACHANOS", de Julio Solórzano Murga,
revela el sentir de un pueblo hospitalario, y
deja constancia de sus valores y su manera de pensar, de sus rasgos
distintivos, sus creencias,
costumbres, tradiciones
y demás expresiones que forjan su identidad,
Cada relato es el
reflejo de la fe inquebrantable, anhelos, padecimientos y realizaciones de un
colectivo social con relevante experiencia vital".
Norka Brios Ramos
Para
nadie es un secreto, que el arte es uno de los nervios más sensibles del cuerpo
social, sobre todo el arte escrito, volcado en los géneros: lírico, narrativo y
dramático. Así, cada generación tiene en el literato al mejor intérprete de su paso
por el mundo; cuyo acervo escrito es menester conocer bien, pero sobre todo amarlo
como el tesoro más preciado, por ser parte esencial de ese gran cimiento de
cultura, conocimiento y hermandad, para que la nueva semilla edifique el futuro
en terreno conocido, firme y duradero.
En
este marco histórico, de contornos humanos, uno de los principales testigos del
quehacer huachano de los últimos decenios, es JULIO SOLÓRZANO MURGA, cuya
lírica y narrativa, vienen alcanzando las cimas más elevadas del arte escrito,
como expresiones de la vida comunitaria; desde la fresca savia del alba, hasta
el rojo purpurino del ocaso, como invoca su pensamiento creador: “Con mi pluma entre los dedos escribiré con
tinta grana de mis venas, sobre la débil hoja del destino, la historia de mi
pueblo que lucha por ser libre”. No como productor de calamidades y miseria,
tampoco como mero incidente de su tiempo, menos todavía como espejismo pasajero
en el serpentín de Pasamayo, sino como nervudo puente de amor entre el pasado y
el futuro, pues nadie, en su sano juicio, ama y valora lo que no está al
alcance de sus sentidos, de sus latidos y su memoria, porque solamente
nutriéndonos de las experiencias, de las alegrías, de los sinsabores, de la fe
y de los sentimientos de nuestros ancestros, se logra construir el fuerte andamio
que demanda el porvenir.
Cada
relato de Julio Solórzano, como toda obra de buen miliciano en la gran cruzada
de la historia, exterioriza línea a línea ese espíritu sublime que anima sus
actos diarios, de Huacho a Cajatambo y Áncash, de Ámbar a la Capital de la
República, y del Balcón de Huaura a Santiago de Chuco, cuna del poeta universal
César Vallejo, siempre enfilando la proa de su velero narrativo hacia el
corazón de su querencia, describiendo con su pluma sensible en la débil hoja del destino, todo el zumo que
le brinda su mente rebosante de recuerdos, con una riqueza de imágenes
pletóricas de aromas, matices y sonidos huachanos, hechos y circunstancias
llenas de emociones compartidas, bajo el faro luminoso de su lar nativo que
ama, venera y respeta.
El
rasgo distintivo de Julio, radica en la originalidad con la que describe cada
uno de los escenarios literarios, con ese tono campechano de fraterna sencillez
y claridad de aurora, transparente y fresca; obra que ha ido madurando con el
tiempo como fermenta la buena chicha, cuyas fibras vibran sublimes, porque su
autor es un narrador con tuétano de músico, con ese carácter templado en los
azares del arte, que es la vida misma, de ahí que el cúmulo de sentimientos que
trasuntan sus frutos, no solamente reivindican el pasado, sino abren sendas fulgentes
en el alma regional, crisol en el que se forja la razón de ser del escritor de
tierra adentro, pero que tiene en el mar la mano protectora, porque desde
tiempos inmemoriales el mar es refugio seguro y aplaca el hambre cuando el
suelo no produce. Por eso su obra, como medio de comunicación por excelencia,
respira hondo, como el mar más profundo, por eso Julio lleva a Huacho en sus arterias
y entrañas, por eso sus relatos son ricos manjares como las delicias marinas y
terrenas que saboreamos con agrado, porque desde las playas salen las callecitas
estrechas que se abrazan con los campos fecundos, con el fogón de íntima
raigambre familiar, con los caminos, los médanos y los sueños. Por eso abre su
libro con el relato NOSTALGIA HUACHANA, saudade con aromas del ayer y acordes
que brotan de su espíritu sensible; y cierra con FUNCIÓN DE LA PALABRA,
amalgama de identidad y compromiso social que libera y engrandece al ser humano:
tierno, sencillo y fraterno. Que DIOS te bendiga, JULIO.
Orlando,12 de julio de 2014
Orlando,12 de julio de 2014
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