La hora del hombre llegó y con el su historia, al editar la presente obra sobre los personajes que dan vida a los pueblos de nuestra Región Lima, quiero rescatar las buenas intenciones del personaje, que por su hermoso amor a la vida se entrega al 100% por el desarrollo social de su comunidad.
Personalmente me complace en ser participe mi profundo agradecimiento al hombre, al amigo, al sacerdote Juan Fernández Salvador, por su excelente calidad humana, por sus obras que perduraran a través del tiempo, como parte de la identidad Hualmayuna, por la existencia de sus acciones y sentimientos que reivindican al niño, al joven, al adulto y al anciano, de este progresista distrito de Hualmay.
En este mundo de vivencias sobre humanas, golpeadas sin tregua por el hambre con sed de justicia, donde los sinsabores y las consecuencias ahogan al ser humano en la sombra de la angustia y la desesperación.
Juan Fernández Salvador, llego a Hualmay para alumbrar el panorama de los más humildes y necesitados, con la luz inmensa de su enorme amistad y trabajo.
Decir esto así al público, es exponer una grata sensación amical, con este ejemplar personaje, donde sus acciones humanitarias, marcan con hierro sólido la inmensa palabra Amor.
Si el futuro histórico de la humanidad marcó en sus clases sociales la incógnita de ser libres, las acciones de este hombre de Dios traspasa el limite de la fraternidad, soslayando así la palabra Bíblica “Si Dios es con Nosotros, Quien contra Nosotros”
“El Tiempo no existe cuando el ejemplo enseña y arrastra a las generaciones” pareciera decir nuestro gran amigo Juan Fernández Salvador.
El presente trabajo es un tributo a la amistad, al hombre, a la vida profética que Dios demanda de sus hijos, seguidores de una fe en un Dios Supremo, basados en obras de bien común para su pueblo.
Julio Solórzano Murga
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