Cibor o Polifemo- Yanqui
Polifemo- Yanqui,
robotérico o cibor o rambo,
cuerpo de tubos de metal,
manos de vanadio o de titán,
tu asalto hecho para la geopolítica,
tus ojos de gorgona programados,
tu acero y tu láser letal.
Cibor o Polifemo- yanqui,
pirotécnico, pirodinámico,
acróbata del “helicóptero apache”,
del hierro de Vulcano y para la tragedia,
sin sensibilidad ni emoción,
sin latidos, uno siquiera, en el corazón,
sin saliva en el paladar, sin sudor,
sin urina ni excremento,
sino pulso de una computadora,
soldado en cables de platino,
programado para el rasante vuelo,
siempre los ojos en la mira del cañón,
siempre en la mira de los cuerpos sangrantes,
siempre con el disparo sobre las cabezas,
siempre con la mira en las aldeas,
siempre con el uranio de las balas,
siempre con los dedos en la detonación,
siempre con la muerte en cuenta regresiva.
Y arden las carnes en bolas de fuego
y en las lucesitas que ves desde las nubes.
Cibor o Polifemo- Yanqui,
Montañas de cadáveres habéis apergolado,
niños calcinados para festines de buitres,
huecos negros sobre la Tierra que podrían ser los de la Luna,
la mugre y la chatarra leguas a la redonda,
la topografía del terror sobre el planeta.
Tu espada es sanguinaria, tu espada es cruel,
pues eres:
más desalmado que cualquier centauro,
más perverso que Saturno en el tragarse a sus hijos,
y más homúnculo que el más vil de todos los humúnculos.
Pero el mascachicle Obama, que habla, que tu proeza
es defender la “paz” euroamericana,
no te dice que su razón es astuta,
y que ve con el ojo de cíclope las cosas.
Su libertad es poner decenas de militares
y dictadores y cientos de lobbystas por la tierra,
y después de armarlos hasta los dientes,
hablarnos sobre los “derechos humanos”.
El escenario del mundo
Bizarros guerreros,
antiguos y modernos,
métricas espadas,
el uranio de las balas.
Aquiles y Hera,
Perseo y Minerva,
Apolo y Ulises
se desalman en la guerra
por el vellocino de oro.
(Y en esta escena
el amor queda tuerto).
En la segunda batalla -
desde Villa Romana -
hay diez legiones de guerreros
que marchan a Germania
a Galia a Egipto.
(Y Julio César, Bruto,
Marco Antonio y Cleopatra
quedan muertos).
Del molino a la máquina,
de la rueda al láser,
y de los cañones a los rambos,
hay los Reagan, los Bush y los Nixon.
¿Pero la copia del ayer,
lo hace también Obama,
pues el capital no es negro ni blanco,
y todo por el vellocino del petróleo?
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