INDIOS DE HUACHO SALVAN EXPEDICIÓN DE CÓCHRANE
Que da cuenta de un pueblo que lucha por la independencia de una nación.
JOSÉ FERNÁNDEZ SÁNCHEZ
LA EXPEDICIÓN DE LORD COCHRANE
Uno de los grandes acontecimientos históricos de nuestra Patria Chica -de su rica vena pa-triótica y nacionalista- que merece una solemne y formidable celebración es sin duda alguna, el primer encuentro entre el pueblo de Huacho y la pequeña flota chilena al mando del vicealmirante Lord Cochrane, allá por los años de 1819, hace exactamente 191 años, cuando el primero de sus dos cruceros incursiona por el litoral de la costa nor central, constituyendo un valioso y trascendental acontecimiento poco conocido en la historia oficial, felizmente descrito puntualmente por el destacado historiador Emilio Rosas Cuadros y otros cultores de la historia regional, pero obviado por las lecturas y el calendario cívico escolar.
Bien sabemos que antes que la expedición libertadora viniera del sur al Perú, con el auspicio del gobierno y empresarios chilenos, Cochrane organizó dos cruceros de guerra: a) el primero entre enero-junio de 1819; b) el segundo entre setiembre de 1819 y febrero de 1820. En el primero no sólo se bloqueó el puerto del Callao, sino desembarcó en numerosos puertos y caletas del norte de Lima hasta llegar a Paita. Como un anticipado gesto, muy significativo de este crucero, a su cuenta y riesgo, los vecinos de todas las etnias de Supe proclamaron por primera vez en el Perú la Inde-pendencia (5 de abril de 1819) (1)
Pero un poco antes, la escuadra chilena de Cochrane, en la tarde del 28 de marzo de ese año, anclaba en la hermosa bahía de Huacho, la primera división naval comandada por el mismo Cochrane, la segunda división al mando del vice-almirante chileno Manuel Blanco Encalada hizo lo propio el 1 de abril. Ambas escuadras fueron concebidas, organizadas e implementadas por el gobierno chileno a pedido del general José de San Martín y a sugerencia del empeñoso patriota José de la Riva Agüero. El objetivo principal de esta incursión militar fue: identificar y causar bajas en la escuadra española, distribuir proclamas y cartas entre los patriotas, alentar y mantener contactos con los pueblos que ansiaban emanciparse y recoger información acerca del poderío de las fuerzas realistas.
LOS HECHOS SEGÚN SUS PROTAGONISTAS:
Esta fuerza naval, compuesta por más de 6 naves de guerra, armada con 186 cañones y con una tripulación de 1130 hombres, desde febrero de 1819 estuvo infructuosamente bloqueando el puerto del Callao, pero ante la escasez de alimentos y agua, a sugerencia del patriota limeño Remigio Silva Aranda, enrumbó hacia los puertos de Huacho y Supe, quedando solo el Chacabuco para observar al enemigo.
“Mañana mismo, si usted quiere, -Señor Cochrane-se proveerá esta escuadra de toda
aguada, de toda especie de víveres a satisfacción, hasta de pavos, gallinas, dulces, quesos,
biscochos,, en fin de cuanto Dios creó, de Huacho y Supe, y con la más grande ventaja de
no haber el más pequeño riesgo”
REMIGIO SILVA ARANDA (2)
Efectivamente, el oportuno apoyo de la población huachana como la supana salvó de un lamentable fracaso de esta expedición, al extremo, que la historia de la emancipación hubiera sido otra, o por lo menos se habría retrasado quizá algunos años más.
“Que es suma verdad la extrema escasez en que existían la escuadra cuando el caballero
don Remigio Silva se presentó a ella, con sus arbitrios y disposiciones se surtió de lo necesitó
en Huacho y Supe, en servicio tan importante…”
JORGE MARTÍN GUISE (3)
¿Pero quién era este personaje Remigio Silva? Nada menos que como uno de los delegados del Almirante –juntamente con Domingo Torres- acogió en Huacho al joven Francisco Vidal para luchar por la causa de la libertad, quien actuó primero como informante secreto para el gobierno chileno, de todo el movimiento de los realistas. Pues en realidad, la presencia de la escuadra de Cochrane tampoco fue tan fortuita, más bien, se articulaba con una secreta y eficaz red de patriotas nativos y extranjeros que se comunicaban secretamente con los patriotas limeños, sobre todo con el inquieto José Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete. (4)
Remigio Silva, que había permanecido oculto durante un año entre Huacho y Supe, y por espacio de diez meses en Huarmey, en compañía del comandante José Bernales enviando informes al gobierno chileno a través de Lima, sobre las fuerzas realistas, conocía muy bien la vocación libertaria de los habitantes de la costa y la sierra central, y también los recursos que existían en cada pueblo, y por ello, con plena seguridad ofreció a los expedicionarios agua, víveres, y salvar así a más de un millar de marinos e infantes que en tan difícil trance se encontraban. (5)
PATRIÓTICO COMPORTAMIENTO DE LOS HUACHANOS
“Los habitantes de Huacho, que se encontraban en la mejor disposición para
cooperar a la emancipación del Perú nos dieron todo cuanto necesitábamos…”
LORD THOMAS A. COCHRANE (6)
Era pues de esperarse que la numerosa población huachana abasteciese con la mayor generosidad a la expedición naval durante ocho días, desde el 29 de marzo hasta el 5 de abril de 1819, con todo lo necesario a más de seis naves de guerra, para que puedan, unos, retornar al Callao a órdenes de Blanco Encalada, a proseguir con el bloqueo del Callao y auxiliando al Chacabuco; y otros, al mando del propio almirante Cochrane, seguir viaje al norte: Supe, Huarmey, Samanco y Paita. En esta primera oportunidad, fueron muchos los patriotas de los pueblos ribereños los que se incorporaron a la expedición chilena.
Este comportamiento está corroborado por el propio virrey Pezuela:
“Que la conducta de los habitantes de Huacho no se quedó en recibir, auxiliar, vender víveres y
pasar a bordo a sus habitantes indios, sino que se extendieron a dar avisos de la marcha de nues-
tras tropas, a guiarlos y conducir sus cañones contra Huaura, y hasta coger sus desertores por u-
na onza que les ofrecieron por cada uno que les presentasen”.
VIRREY JOAQUÍN DE LA PEZUELA (7)
El patriotismo embargaba de felicidad a todos los huachanos, indios del común, caciques y alcaldes de ayuntamientos de naturales, mestizos y los pocos criollos que habitaban Huacho. Que en un acto muy significativo, algunos meses después “su alcalde Baltazar De la Rosa fue el primer representante de la masa indígena del Perú, que se puso a órdenes de San Martín, quien lo dis-tinguió, dándole el grado de Capitán”. (8)
Durante los pocos días que los buques de guerra chilenos permanecieron en Huacho, el gobernador Baltazar De la –Rosa permitió a los indios que llevaran comestibles a la bahía para venderlos: pero el comandante de las milicias del virrey, que había logrado reunir 200 hombres, ordenó a los indios que se abstuvieran de aquel tráfico, y de un modo insolente hizo a Lord Cochrane la intimidación de partir en el acto, si no quería exponerse a que se le arrojara del puerto. Al recibir esta notificación, Cochrane ordenó inmediatamente a los marinos que desembarcaran y marchasen hacia Huaura, lo que hicieron con el respaldo de gran gentío de indios huachanos como colaboradores. (9)
Recordemos que el poder realista se encontraba en Huaura, aristocrática capital del corregi-miento de Chancay, donde residían también nobles y españoles, así como criollos ricos y hacen-dados del valle de Huaura. La villa contaba con 600 habitantes y más de mil esclavos negros. Mien-tras que Huacho tenía una población de 5 mil habitantes, casi todos indios, residentes en la caleta propiamente dicha, oros en la villa misma y la mayoría distribuida en su inmensa y frondosa cam-piña. Entonces, tomar Huaura fue un acto estratégico para dar un golpe al poder hispano regional y hacer tambalear la lealtad virreinal entre la población blanca de todo el norte del país. (10)
Al punto que, ante el avance de los acontecimientos, la indignación virreinal no se hizo esperar. Apenas tuvo informes del “desleal” comportamiento de la población huachana, el virrey Pezuela envió al batallón Cantabria (500 infantes y 200 de caballería) a órdenes del teniente coronel Rafael Ceballos y Escalera y como su adjunto al comandante Andrés García Camba, para repeler a loa invasores y proteger a los pueblos invadidos, y con la orden expresa de aprehender y juzgar a los vecinos enemigos del rey que en los pueblos citados hubiesen auxiliado a los invasores. Los realistas llegaron el 6 de abril, cuando un día antes los expedicionarios barcos chilenos se habían hecho a la vela, unos al norte y otros al Callao.
Cuando la escuadra se alejó, cinco indios jóvenes fueron aprehendidos y juzgados en
Consejo de Guerra, aunque no había pertenecido jamás al ejército, condenados
a muerte y fusilados contra las leyes del país, sin que se pudiesen dar otras ra-
zones a Manco Yupanqui, su protector general residente en Lima, que las nece-
sidades ineludibles de hacer un castigo ejemplar para escarnio y acatamiento
de todos y desviarlos de cualquier género de relaciones con los insurgentes.
WILLIAM BENNET STEVENSON (11)
Los cinco mártires anónimos que derramaron su generosa sangre en pro de la santa causa de la libertad de su pueblo y de su nación oprimida, así como de todo el pueblo indio que asistió con entusiasmo a la azarosa expedición de Cochrane, que se jugaba su éxito o fracaso en esos días, exigen, y con justicia, no ser olvidados por sus descendientes. Estos pueblos del llamado norte chico, provienen pues de una estirpe de héroes y mártires. Y la mejor manera de perennizar a sus gloriosos antepasados es testimoniándoles un fervoroso y permanente homenaje de admiración y gratitud eterna, primeramente en la escuela y el hogar, luego que sus anónimos ejemplos se inscriban en calles, parques y monumentos tan grandes como su fervorosa entrega y modelo de ciudadanía peruana.
Hasta aquí este capítulo que corresponde a marzo. Continuaremos en el siguiente mes.
NOTAS.-
- 1.- MACERA, Pablo. Historia del Perú. 3. Independencia y República. Editorial Bruño. Lima s/f. pp. 77-78.
- 2.- SILVA ARANA, Remigio. Expediente del prócer Remigio Silva presentado al Go-bierno de Chile. Valparaíso, 1820. En: Misceláneas. Librería Zegarra, 1855, p. 34.
- 3.- GUISE, Jorge Martín, almirante. Célebre marino inglés, fundador de la Marina de Guerra del Perú. Citado por Remigio Silva en su expediente antes mencionado. P. 36
- 4.- FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José. Francisco Vidal y Laos, prócer y héroe popular de la independencia. Laboratorio Pedagógico de Ciencias Histórico Sociales. Lima, 2009. p.2.
- 5.- ROSAS CUADRO, Emilio. La provincia de Chancay, en la colonia y la emancipación. Edición del autor. Lima, 1978. p. 87.
- 6.- COCHRANE, Lord Thomas A. Memorias de… Librería Garnier Hnos. París, 1863. Cpa. 1. pp. 16-17. Citado por Emilio Rosas Cuadros, p. 86.
- 7.- PEZUELA, Joaquín. Memorias del Gobierno de Pezuela, de 1816 a 821. Edición y pró-logo por Vicente Rodríguez Casado y Guillermo Lohman Villena. Estudios Hispano-americanos. Sevilla, 1947, pp. 16-17, citado por Emilio Rosas, op. cit. pag. 17.
- 8.- IGREDA, Óscar. Huacho, Fidelísima ciudad. Huaura, símbolo de la libertad. Edición del autor. Huacho, 2000. p. 33.
- 9.- BENNET STEVENSON, William: Desgracias y maravillas en Huaura. En: LEÓN, Ed-mundo. Compilador. Huaura, Villa y Región. Antes y después de la Independencia. SER-HUAURA. CEP. Lima, 1996. p. 30.
- 10.- CARRERA HUARANGA, Elifio. Huacho en la independencia. En: Huacho en la historia regional. Filomeno Zubieta y otros. Facultad de Educación. UNJFSC. Departamento Académico de Ciencias Sociales y Humanidades. Huacho, 2003. p. 71.
- 11.- BENNET STEVENSON, William. Memorias sobre las Campañas de San Martín y Lord Cochrane en el Perú. Citado en: La provincia de Chancay en la colonia y emanci-pación. De Emilio Rosas Cuadros. Lima, 1976. p. 89.
Que da cuenta de un pueblo que lucha por la independencia de una nación.
JOSÉ FERNÁNDEZ SÁNCHEZ
LA EXPEDICIÓN DE LORD COCHRANE
Uno de los grandes acontecimientos históricos de nuestra Patria Chica -de su rica vena pa-triótica y nacionalista- que merece una solemne y formidable celebración es sin duda alguna, el primer encuentro entre el pueblo de Huacho y la pequeña flota chilena al mando del vicealmirante Lord Cochrane, allá por los años de 1819, hace exactamente 191 años, cuando el primero de sus dos cruceros incursiona por el litoral de la costa nor central, constituyendo un valioso y trascendental acontecimiento poco conocido en la historia oficial, felizmente descrito puntualmente por el destacado historiador Emilio Rosas Cuadros y otros cultores de la historia regional, pero obviado por las lecturas y el calendario cívico escolar.
Bien sabemos que antes que la expedición libertadora viniera del sur al Perú, con el auspicio del gobierno y empresarios chilenos, Cochrane organizó dos cruceros de guerra: a) el primero entre enero-junio de 1819; b) el segundo entre setiembre de 1819 y febrero de 1820. En el primero no sólo se bloqueó el puerto del Callao, sino desembarcó en numerosos puertos y caletas del norte de Lima hasta llegar a Paita. Como un anticipado gesto, muy significativo de este crucero, a su cuenta y riesgo, los vecinos de todas las etnias de Supe proclamaron por primera vez en el Perú la Inde-pendencia (5 de abril de 1819) (1)
Pero un poco antes, la escuadra chilena de Cochrane, en la tarde del 28 de marzo de ese año, anclaba en la hermosa bahía de Huacho, la primera división naval comandada por el mismo Cochrane, la segunda división al mando del vice-almirante chileno Manuel Blanco Encalada hizo lo propio el 1 de abril. Ambas escuadras fueron concebidas, organizadas e implementadas por el gobierno chileno a pedido del general José de San Martín y a sugerencia del empeñoso patriota José de la Riva Agüero. El objetivo principal de esta incursión militar fue: identificar y causar bajas en la escuadra española, distribuir proclamas y cartas entre los patriotas, alentar y mantener contactos con los pueblos que ansiaban emanciparse y recoger información acerca del poderío de las fuerzas realistas.
LOS HECHOS SEGÚN SUS PROTAGONISTAS:
Esta fuerza naval, compuesta por más de 6 naves de guerra, armada con 186 cañones y con una tripulación de 1130 hombres, desde febrero de 1819 estuvo infructuosamente bloqueando el puerto del Callao, pero ante la escasez de alimentos y agua, a sugerencia del patriota limeño Remigio Silva Aranda, enrumbó hacia los puertos de Huacho y Supe, quedando solo el Chacabuco para observar al enemigo.
“Mañana mismo, si usted quiere, -Señor Cochrane-se proveerá esta escuadra de toda
aguada, de toda especie de víveres a satisfacción, hasta de pavos, gallinas, dulces, quesos,
biscochos,, en fin de cuanto Dios creó, de Huacho y Supe, y con la más grande ventaja de
no haber el más pequeño riesgo”
REMIGIO SILVA ARANDA (2)
Efectivamente, el oportuno apoyo de la población huachana como la supana salvó de un lamentable fracaso de esta expedición, al extremo, que la historia de la emancipación hubiera sido otra, o por lo menos se habría retrasado quizá algunos años más.
“Que es suma verdad la extrema escasez en que existían la escuadra cuando el caballero
don Remigio Silva se presentó a ella, con sus arbitrios y disposiciones se surtió de lo necesitó
en Huacho y Supe, en servicio tan importante…”
JORGE MARTÍN GUISE (3)
¿Pero quién era este personaje Remigio Silva? Nada menos que como uno de los delegados del Almirante –juntamente con Domingo Torres- acogió en Huacho al joven Francisco Vidal para luchar por la causa de la libertad, quien actuó primero como informante secreto para el gobierno chileno, de todo el movimiento de los realistas. Pues en realidad, la presencia de la escuadra de Cochrane tampoco fue tan fortuita, más bien, se articulaba con una secreta y eficaz red de patriotas nativos y extranjeros que se comunicaban secretamente con los patriotas limeños, sobre todo con el inquieto José Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete. (4)
Remigio Silva, que había permanecido oculto durante un año entre Huacho y Supe, y por espacio de diez meses en Huarmey, en compañía del comandante José Bernales enviando informes al gobierno chileno a través de Lima, sobre las fuerzas realistas, conocía muy bien la vocación libertaria de los habitantes de la costa y la sierra central, y también los recursos que existían en cada pueblo, y por ello, con plena seguridad ofreció a los expedicionarios agua, víveres, y salvar así a más de un millar de marinos e infantes que en tan difícil trance se encontraban. (5)
PATRIÓTICO COMPORTAMIENTO DE LOS HUACHANOS
“Los habitantes de Huacho, que se encontraban en la mejor disposición para
cooperar a la emancipación del Perú nos dieron todo cuanto necesitábamos…”
LORD THOMAS A. COCHRANE (6)
Era pues de esperarse que la numerosa población huachana abasteciese con la mayor generosidad a la expedición naval durante ocho días, desde el 29 de marzo hasta el 5 de abril de 1819, con todo lo necesario a más de seis naves de guerra, para que puedan, unos, retornar al Callao a órdenes de Blanco Encalada, a proseguir con el bloqueo del Callao y auxiliando al Chacabuco; y otros, al mando del propio almirante Cochrane, seguir viaje al norte: Supe, Huarmey, Samanco y Paita. En esta primera oportunidad, fueron muchos los patriotas de los pueblos ribereños los que se incorporaron a la expedición chilena.
Este comportamiento está corroborado por el propio virrey Pezuela:
“Que la conducta de los habitantes de Huacho no se quedó en recibir, auxiliar, vender víveres y
pasar a bordo a sus habitantes indios, sino que se extendieron a dar avisos de la marcha de nues-
tras tropas, a guiarlos y conducir sus cañones contra Huaura, y hasta coger sus desertores por u-
na onza que les ofrecieron por cada uno que les presentasen”.
VIRREY JOAQUÍN DE LA PEZUELA (7)
El patriotismo embargaba de felicidad a todos los huachanos, indios del común, caciques y alcaldes de ayuntamientos de naturales, mestizos y los pocos criollos que habitaban Huacho. Que en un acto muy significativo, algunos meses después “su alcalde Baltazar De la Rosa fue el primer representante de la masa indígena del Perú, que se puso a órdenes de San Martín, quien lo dis-tinguió, dándole el grado de Capitán”. (8)
Durante los pocos días que los buques de guerra chilenos permanecieron en Huacho, el gobernador Baltazar De la –Rosa permitió a los indios que llevaran comestibles a la bahía para venderlos: pero el comandante de las milicias del virrey, que había logrado reunir 200 hombres, ordenó a los indios que se abstuvieran de aquel tráfico, y de un modo insolente hizo a Lord Cochrane la intimidación de partir en el acto, si no quería exponerse a que se le arrojara del puerto. Al recibir esta notificación, Cochrane ordenó inmediatamente a los marinos que desembarcaran y marchasen hacia Huaura, lo que hicieron con el respaldo de gran gentío de indios huachanos como colaboradores. (9)
Recordemos que el poder realista se encontraba en Huaura, aristocrática capital del corregi-miento de Chancay, donde residían también nobles y españoles, así como criollos ricos y hacen-dados del valle de Huaura. La villa contaba con 600 habitantes y más de mil esclavos negros. Mien-tras que Huacho tenía una población de 5 mil habitantes, casi todos indios, residentes en la caleta propiamente dicha, oros en la villa misma y la mayoría distribuida en su inmensa y frondosa cam-piña. Entonces, tomar Huaura fue un acto estratégico para dar un golpe al poder hispano regional y hacer tambalear la lealtad virreinal entre la población blanca de todo el norte del país. (10)
Al punto que, ante el avance de los acontecimientos, la indignación virreinal no se hizo esperar. Apenas tuvo informes del “desleal” comportamiento de la población huachana, el virrey Pezuela envió al batallón Cantabria (500 infantes y 200 de caballería) a órdenes del teniente coronel Rafael Ceballos y Escalera y como su adjunto al comandante Andrés García Camba, para repeler a loa invasores y proteger a los pueblos invadidos, y con la orden expresa de aprehender y juzgar a los vecinos enemigos del rey que en los pueblos citados hubiesen auxiliado a los invasores. Los realistas llegaron el 6 de abril, cuando un día antes los expedicionarios barcos chilenos se habían hecho a la vela, unos al norte y otros al Callao.
Cuando la escuadra se alejó, cinco indios jóvenes fueron aprehendidos y juzgados en
Consejo de Guerra, aunque no había pertenecido jamás al ejército, condenados
a muerte y fusilados contra las leyes del país, sin que se pudiesen dar otras ra-
zones a Manco Yupanqui, su protector general residente en Lima, que las nece-
sidades ineludibles de hacer un castigo ejemplar para escarnio y acatamiento
de todos y desviarlos de cualquier género de relaciones con los insurgentes.
WILLIAM BENNET STEVENSON (11)
Los cinco mártires anónimos que derramaron su generosa sangre en pro de la santa causa de la libertad de su pueblo y de su nación oprimida, así como de todo el pueblo indio que asistió con entusiasmo a la azarosa expedición de Cochrane, que se jugaba su éxito o fracaso en esos días, exigen, y con justicia, no ser olvidados por sus descendientes. Estos pueblos del llamado norte chico, provienen pues de una estirpe de héroes y mártires. Y la mejor manera de perennizar a sus gloriosos antepasados es testimoniándoles un fervoroso y permanente homenaje de admiración y gratitud eterna, primeramente en la escuela y el hogar, luego que sus anónimos ejemplos se inscriban en calles, parques y monumentos tan grandes como su fervorosa entrega y modelo de ciudadanía peruana.
Hasta aquí este capítulo que corresponde a marzo. Continuaremos en el siguiente mes.
NOTAS.-
- 1.- MACERA, Pablo. Historia del Perú. 3. Independencia y República. Editorial Bruño. Lima s/f. pp. 77-78.
- 2.- SILVA ARANA, Remigio. Expediente del prócer Remigio Silva presentado al Go-bierno de Chile. Valparaíso, 1820. En: Misceláneas. Librería Zegarra, 1855, p. 34.
- 3.- GUISE, Jorge Martín, almirante. Célebre marino inglés, fundador de la Marina de Guerra del Perú. Citado por Remigio Silva en su expediente antes mencionado. P. 36
- 4.- FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José. Francisco Vidal y Laos, prócer y héroe popular de la independencia. Laboratorio Pedagógico de Ciencias Histórico Sociales. Lima, 2009. p.2.
- 5.- ROSAS CUADRO, Emilio. La provincia de Chancay, en la colonia y la emancipación. Edición del autor. Lima, 1978. p. 87.
- 6.- COCHRANE, Lord Thomas A. Memorias de… Librería Garnier Hnos. París, 1863. Cpa. 1. pp. 16-17. Citado por Emilio Rosas Cuadros, p. 86.
- 7.- PEZUELA, Joaquín. Memorias del Gobierno de Pezuela, de 1816 a 821. Edición y pró-logo por Vicente Rodríguez Casado y Guillermo Lohman Villena. Estudios Hispano-americanos. Sevilla, 1947, pp. 16-17, citado por Emilio Rosas, op. cit. pag. 17.
- 8.- IGREDA, Óscar. Huacho, Fidelísima ciudad. Huaura, símbolo de la libertad. Edición del autor. Huacho, 2000. p. 33.
- 9.- BENNET STEVENSON, William: Desgracias y maravillas en Huaura. En: LEÓN, Ed-mundo. Compilador. Huaura, Villa y Región. Antes y después de la Independencia. SER-HUAURA. CEP. Lima, 1996. p. 30.
- 10.- CARRERA HUARANGA, Elifio. Huacho en la independencia. En: Huacho en la historia regional. Filomeno Zubieta y otros. Facultad de Educación. UNJFSC. Departamento Académico de Ciencias Sociales y Humanidades. Huacho, 2003. p. 71.
- 11.- BENNET STEVENSON, William. Memorias sobre las Campañas de San Martín y Lord Cochrane en el Perú. Citado en: La provincia de Chancay en la colonia y emanci-pación. De Emilio Rosas Cuadros. Lima, 1976. p. 89.
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