La Viuda de Blanco

18 enero 2009

Según nos relata don Julio Alcántara Fernández en la campiña Huachana a fines de la década de los 50 pasada la media noche de luna llena se aparecía una mujer vestida de blanco, conocida por los lugareños como “La viuda de Blanco”
En aquellos tiempos las pocas casas que existían en el barrio de Luriama no contaban con alumbrado público, se alumbraban con lamparines, candiles o velas hasta las diez de la noche a más tardar, después todo Luriama era un barrio muy oscuro y reinaba un silencio sepulcral; solamente se escuchaban los ladridos de los perros de la zona. Justamente ese era el momento preciso para que apareciera la misteriosa dama, todos pensaban que era un alma del otro mundo, por eso se acostaban temprano, cuando empezaban a ladrar los perros a lo lejos se escuchaba desde las Pampas de las Animas, Luriama hasta el cerro de Zapata unos ladridos como si aullaran los lobos a la luz de la luna y el temor de cruzarse por algún lugar con la misteriosa Mujer de Blanco era general en toda la campiña.
Cierta vez, tres sujetos que estaban libando licor en la tiendita de don Lázaro Santos, conocido por los lugareños como el Tambo “La Estrella” en el barrio de Zapata, tenían que venirse hasta Luriama. Resulta que cuando estaban a medio camino, empezaron a ladrar los perros y el temor se acrecentaba en los alegres parroquianos pues presentían la aparición de la Viuda de Blanco, trataron de acelerar el paso, pero no lograron avanzar mucho y no les quedo otra que esconderse entre los arbustos a la orilla de la acequia que corría paralelamente al camino Real conocido ahora como la avenida Libertad.
Cada minuto que pasaba era mas y mas el temor entre los beodos amigos, el ladrido de los perros era mas frecuente, cuando de repente se apareció la Viuda de Blanco, una mujer hermosa de cabellos largos, de piel blanca, de ojos penetrantes que brillaban a la luz de la luna como dos luceros, uno de los amigos de farra se percata que la misteriosa mujer caminaba a paso firme por el suelo, entonces dijo a sus etílicos colegas, miren esta caminando como cualquier mortal por la vía camino hacia Luriama, si fuera alma en pena estuviera suspendida en el aire y no lo esta, vamos a seguirla para ver hasta donde llega.
Como los tres amigos estaban empilados por el licor que habían bebido, se llenaron de valor y la siguieron a poca distancia, la misteriosa mujer siente ruidos por las malezas a la orilla de la acequia y acelera el paso, dirigiéndose al cementerio antiguo, hoy el barrio Las Flores.
La misteriosa dama cruzo todo el cementerio y se dirigió hacia un lugar donde había un hueco, algo así como una especie de nicho y se introdujo en el. Los amigos que ya se les estaba pasando el efecto del licor cogidos de las manos entre si, se acercaron hacia el hueco donde se había metido la misteriosa mujer. En eso se dieron cuenta que sobresalían los pies de la mujer, que parecía los pies de una princesa de piel sumamente fina y atractiva a cualquier mortal. Uno de ellos el mas osado y enamoradizo de los tres la cogió de los pies y le dio un beso por el tobillo, pasando sus gruesos bigotes sobre la planta de sus pies, saliendo despavorida la mujer del hueco siendo grande la sorpresa de los amigos al descubrir que se trataba de una mujer de carne y hueso que estaba mas aterrorizada que ellos. La misteriosa mujer al verse perdida y descubierta empezó a llorar y a suplicarles que no contaran lo sucedido a nadie.
Pues a poca distancia del cementerio lo esperaba un antiguo amigo a quien visitaba para tener un encuentro extra marital toda vez que su marido la maltrataba mucho y ella sedándolo pasada la media noche salía al encuentro de su amante.
El amigo de la infiel era el encargado de asustar a los perros para que estos ladraran y así en toda la zona los perros se contagiaban de los demás y comenzaban a ladran en forma conjunta dando oportunidad para que la “Viuda de Blanco” saliera en forma misteriosa al encuentro con su amante dando así riendas sueltas a su diabólico plan.
Se dice que el amante al verse descubierto y con temor de ser ajusticiado por el marido de la misteriosa mujer abandono la campiña y se fue a una de las haciendas del valle de Huaura. La Viuda de Blanco nunca más volvió a salir después de esa noche, pues cuentan algunos referentes que uno de los tres amigos, aquel que le paso los bigotes por la planta de los pies, muy a menudo la visitaba en el barrio de Zapata llevándole algunos regalitos convirtiéndose después de algunos años en el compadre cariñoso de la misteriosa dama.
Llegando a tener una amistosa relación con el esposo de la misma a tal punto que lo embriagaban para después tener una noche de pasión desenfrenada con su adorada comadre.

1 comentario:

segundo cobian dijo...

Que tal relato el tuyo compadre, la Viuda de Blanco, con final inesperado, así muestra como la mucha tradición fantasmagorica de antaño, encerraba cosa de vivos. Muy alegre el caminar de tu pluma en la página y en cada escenario o evento me permitieron estar besando los pies de la musa. Un abrazo Julio