Autor: Ángel
Gavidia Ruiz
Médico Internista, asistente
del Servicio de Medicina Interna del Departamento de Medicina del
Hospital Belén de Trujillo. Profesor de la Universidad Nacional de
Trujillo.
Ángel Gavidia Ruiz nació en Mollebamba, Santiago de Chuco, en 1953
En el campo de la literatura Gavidia ha publicado en poesía: La soledad y otros paisajes, Un gallinazo volando en la penumbra y Fuera de valija; en cuento: El molino de penca, Aquellos pájaros y La cita y otras ausencias, y en ensayo: “El cólera en la ficción de García Márquez” y “Julio Ramón Ribeyro y Santiago de Chuco”.Su reciente obra “El centro de la tierra” ha obtenido el primer puesto en los Juegos Florales organizados por el Colegio Médico del Perú en el 2009 y una mención honrosa en el “Concurso Bonaventuriano de Cuento y Poesía” en Colombia en el 2010 en donde intervinieron 1335 escritores procedentes de 20 países.
RESUMEN
Se analizan 18 cartas
familiares que constituyen el epistolario conocido de Daniel Alcides
Carrión, revelando los datos que permiten conocer su vida
estudiantil, sus relaciones familiares y sociales, su relación con
la Guerra del Pacífico y la pos-guerra y la enfermedad con la que
fallece.
Palabras clave:
Correspondencia como asunto, Infecciones por Bartonella (Desc)
SUMMARY
Eighteen personal letters from
Daniel Alcides Carrion were reviewed, providing some insight about
his times in medical college, as well as his familial and social
environment, the influence of the Pacific War and the hard times
afterwards, and the last letters describe the illness that finally
took his life.
Keywords:
Correspondence as topic, Bartonella Infections. (MeSH)
GENERALIDADES
Mucha tinta ha corrido en
torno a Carrión y su epopeya. Mucha de ella, desgraciadamente, sin
el rigor necesario por la inconsistencia de las fuentes de las que se
ha nutrido. Documentos tan importantes como las historias clínicas
de los pacientes afectados con verruga que él siguió, así como el
diario que registra su última enfermedad, aparecieron publicados
después de un año de su muerte y han suscitado dudas en algunos
investigadores planteando la posibilidad de que hubieran sido
manipulados . Pero hay un grupo de cartas familiares que el héroe
escribió de puño y letra y otras en las que fue el destinatario
cuya autenticidad no ha sido puesta en tela de juicio y que nos
ofrecen un camino medianamente sólido en este intento por acercarnos
al Padre de la Medicina Peruana. Son dieciocho cartas escritas desde
el 12 de marzo de 1877 al 18 de setiembre de 1885; es decir, un lapso
de nueve años que comprenden su ingreso a la Facultad de Ciencias de
la Universidad de San Marcos, su admisión a la Facultad de Medicina
de San Fernando, la guerra con Chile y la postguerra inmediata que en
realidad es la guerra civil entre Iglesias y Cáceres.
Carrión es el remitente de
doce de estas misivas siempre desde Lima; de las seis restantes la
autoría se divide por partes iguales entre su padrastro, don
Alejando Valdivieso, su madre doña Dolores García - ambos desde
Cerro de Pasco - y su medio hermano, Teodoro Valdivieso Navarro
también desde Lima. De las cartas firmadas por Carrión, ocho tienen
por destinatario a doña Dolores y cuatro a don Alejandro.
No son, obviamente, todas las
cartas que Carrión escribió. Son apenas una minoría como se deduce
de estos textos: Recibí su última, fechada el tres del presente, y
muy extraño me ha sido en ella el que me diga U. que no ha recibido
carta mía, siendo esta la quinta que le escribo desde mi llegada a
esta capital (Carta de Carrión a doña Dolores fechada el 9 junio
del 1882.Las citas las hemos hecho respetando la caligrafía que se
muestra en los materiales que hemos manejado). Está sobreentendido
que no se refiere a la primera vez que vino a Lima, sino a un arribo
en fecha más reciente. Con Hermojenes he tenido el gusto de leer tu
cartita del 8 de Pte., así como otras q. me has dirijo y q. me he
impuesto de ellas con la mayor complacencia sintiendo no contestarte
como es debido por mi vista y la cabeza que la verdad no está en su
sitio (Carta de don Alejandro Valdivieso a Carrión).
Carrión era un prolífico
escribidor de cartas familiares. No perdía oportunidad para dirigir,
aunque fueran tan solo unas líneas. Un paisano, un amigo, un
ocasional viajero, un arriero, el correo eran circunstancias
propicias para que Carrión escribiera.
Las cartas están escritas en
lenguaje sumamente sencillo, algunas con evidentes errores
ortográficos y de sintaxis; pero cumplen el objetivo principal:
comunicarse. Aunque sólo se trata de cartas familiares, está claro
que Carrión no era un estilista. Se nota, sin embargo, una evolución
positiva conforme avanzan los años. En 1877, cuando Carrión tenía
20 años y era un flamante ex alumno del Colegio Guadalupe, le
escribía a doña Dolores: Deseo que su santo lo pase U. bien el año
entrante sea que vaya ahora sea que no vaya yo tendré el placer de
estrecharla entre mis brazos. Ocho años después, cuando Carrión
cursaba el sexto año de Medicina, escribe una emotiva carta a don
Alejandro tratando de consolarlo por la muerte de su Sra. madre:
Conformidad, querido papacito, por su salud, por sus hijos y demás
familia; conformarse con aquel acápite de la Sta. Biblia que dice.
"Si de Dios recibimos los bienes, porque no hemos de recibir los
males".
Los vocativos usados por
Daniel son formales. Cuando se dirige a doña Dolores: Respetada,
querida o estimada mamá. Cuando el destinatario es don Alejandro usa
invariablemente "Respetado papá". Hay solo una carta en
que el vocativo es más cariñoso, la del 20 de marzo de 1877: “Mi
jamás olvidada mamá”. Su hermano Teodoro, en cambio, se dirige a
su madre diciéndole "Querida mamita". Doña Dolores es
mucho más expresiva que Carrión: "Mi querido y no olvidado
hijito de mi corazón", le dice en una de sus cartas. Los
vocativos de las cartas de don Alejandro son: "Mi querido
Daniel", "Mi querido Danielito".
Las cartas de Carrión a su
madre terminan con el mismo estilo: "Sin más, su hijo"
"Sin más, deseo que lo pase U. bien y mande en el corazón de
su hijo"; las dirigidas al Sr. Valdivieso tienen una despedida
algo más variada: "Sin más, su hijo" o "Sin más, su
ato. y SS" o "Sin más, su respetuoso hijo".
En el contenido de las cartas
de Carrión a sus padres, este señala una y otra vez la falta de
tiempo por la exigencia que le imponen sus estudios; manifiesta el
temor que no lleguen algunas de las cartas por el albur al que obliga
la guerra; en una de las misivas habla de una suerte de censura ; en
otra, expresa cierto cansancio y deseo que la guerra termine pronto
lo que de alguna forma suponía un distanciamiento implícito de
Cáceres; está clara, también una negociación difícil aunque
respetuosa con Alejandro Valdivieso, el esposo de la madre de
Carrión, en lo referente a los gastos que demandaba su vida en Lima,
negociación que en una de las últimas carta que escribe, incluye la
esperanza, casi la promesa de que en 4 meses (y es agosto) dejará de
depender económicamente de su padrastro; en fin, hay líneas que
revelan el anhelo de que toda la familia viva en Lima; Existe además
e invariablemente, a pesar de las difíciles circunstancias en las
que fueron escritas estas cartas, un lugar para enviar saludos "a
las amigas y amigos que pregunten por mí", a la familia y a
otras personas de nombres específicos y una resignación constante y
firme frente a la voluntad de Dios. Pero no hay una sola palabra de
su decisión de participar en el concurso que había lanzado la
Academia Libre de Medicina y que lo llevaría a inocularse el
material de una lesión verrucosa; ni siquiera cuando ocho días
antes de su muerte le da cuenta a don Alejandro de su precario estado
de salud.
LOS
ESTUDIOS
En las dos primeras cartas,
que corresponden al 12 y al 20 de marzo de 1877, Carrión solicita a
su madre le envíe su "fe de bautismo" "que me
interesa mucho para poder matricularme". Se trataba de la
matrícula en el primer año en la Facultad de Ciencias. En cartas
subsiguientes habla de estar abocado a sus labores académicas, en
algunas preparándose para los exámenes que curiosamente han de ser
dentro de dos o más meses; en otra, que acaba de dar examen, que
está esperando el resultado pero que sigue estudiando; manifiesta
así mismo que varios de sus despachos no son más extensos por la
escasez de tiempo debido a la exigencia del estudio; en la última
carta, viendo que su hermano Teodoro no se esfuerza como debería, le
dice a don Alejando que desde el próximo mes comenzará a estudiar
"un competente número de horas" en las noches con él. Es
la carta fechada del 26 de setiembre de 1885. Pero ya no habrá un
próximo mes.
Hay una carta sin fecha de don
Alejandro, que por varios indicios debe haber sido escrita entre 1883
y 1884, en donde, dando respuesta al deseo de Carrión de ir a
estudiar al extranjero, le dice: Ya comprendo el asunto de q. me
hablas de acabar tus estudios en Europa en donde sin esfuerzo conozco
sus ventajas; pero debo decirte q. en las actuales circunstancias de
crisis y cambio de este país no es posible pensar en ello. Tu
estudias felizmente hasta ahora con buen éxito y es prudente seguir
en Lima en donde es más posible sostenerte y de donde han salido
también médicos de 1ª clase, cuando menos hasta q. te recibas de
practicante con tu respectivo diploma. Más allá don Alejandro
reconoce las condiciones intelectuales de Carrión: "la
contracción y formalidad con q. la providencia te ha
favorecido” Carrión
tenía como prioridad número uno la actividad académica. Hay una
carta que le dirige a su madre dándole razón del viaje de su
padrastro al norte. Don Alejandro va muy enfermo en busca,
justamente, de mejores condiciones climáticas para sus torturantes
dolores "de cintura". Carrión le dice: Lo acompañan Eloy
y un joven Carreño, yo no lo he hecho, por convenir así a mis
estudios, al cuidado de Teodoro y quizás á las órdenes de papá.
LA
GUERRA
El 6 de junio de 1884 doña
Dolores dice desde Cerro de Pasco: aquí estamos
todos los días con miedo de que la montonera que nos rodea por todas
partes una escases tremenda de todo hay”;
Carrión en una carta dirigida a doña Dolores el primero de
setiembre de 1884 dice: La dirijo la presente () solo para quitarle
la idea de que U. creyera que algo nos hubiera pasado en el
sangrientísimo combate que tuvo lugar el 22 del mes pasado. () La
que llevamos aquí, no es vida, pues pasan cosas nunca vistas, pero
felizmente respecto a nosotros no hay nada. En enero de 1885: Se cree
que Cáceres vá á entrar ya en arreglos pacíficos. En julio dice
en una carta cursada a su padrastro: En política hay muchísimas
novedades; pero desgraciadamente nada puedo decirle, por temor; algo
sabrá U. por los diarios. Cerraron la imprenta del "País"
por su furioso editorial. Al "comercio" le pusieron una
multa de 500 soles plata por comunicar noticias del interior. No sé
cuál será el curso que tomen las cosas en el presente mes, todo
está por hoy muy oscuro y muy misterioso. El 8 de agosto: Hasta hoy
no he podido tener comunicación de Cerro, lo mismo que todos los que
estamos en idéntica situación, lo cual no es extraño, puesto que
Canta y Chicla ya están ocupadas por las fuerzas del general
Cáceres. Y el 26 de setiembre: Al fin ya han salido dos divisiones a
batir a las fuerzas del general Cáceres. Es posible que en el mes
entrante este ya resuelta la situación. Lo que confirma una posición
contraria a la del guerrillero ayacuchano.
Y ¿qué "sangrientísimo
combate" hubo en Lima el 22 de Octubre de 1884? Cáceres
pretende de tomar la capital el 27.
LA
DURA ECONOMÍA
Carrión padeció estrecheces
económicas. La mesada que le asignó su padrastro de 400 soles
cubría ajustadamente el 80% de sus gastos. Esto se agravaba por
episodios de interrupción de las vías de comunicación a Cerro de
Pasco que hacían que la misma se atrasara. En la carta del 8 de
agosto dirigida a su padrastro le dice: Sé que lo que paso a indicar
lo va á molestar quizás un poco, pero dada la violenta situación
en que me encuentro me impele irresistiblemente a hacerlo. () No
cuento como Ud. ve sino lo indispensable para vivir y estudiar.
Como sale por esta cuenta, me
es imposible sostenerme durante los cuatro meses que me restan para
irme, con los 400 S/. que me da mi madrina por orden estricta de U. y
como esta alza no me ha venido desde ahora poco y ya no tengo
esperanza de que me destinen me he visto obligado a no pagar todavía
el hotel, por pagar la casa (…)
Haga U. este sacrificio por estos cuatro meses lo que es para el año
entrante, mi plan está ya
casi trazado y creo que no le será oneroso
en lo menor.
Además como le hablé tengo
que mandar componer la mayor parte de mis camisas lo cual creo no
subirá de 50 soles. También me hará el servicio de dar una
ordencita para ello.
Un año atrás, el 29 de abril
de 1884, don Alejando Valdivieso escribe:
Hoy mando al Dr. Bao una letra
y pídele lo q. necesites, pero vuelvo á repetirte q. hagas toda
economía posible por q. mas no puedo en el tiempo q. atravieso; por
eso es q. me parece mucho tu mesada de S/. 450. Tanto eso como esto y
todo el país está malo, pero yo no gasto 450 por persona, debes ver
un hotel cómodo y contratar q. así es mejor y así el cuarto y
demás.
No he girado antes p. q. el
Dr. me dijo q. aun tenia y lo q. es peor q. no puedo por q. no tengo
fondos en esa, te parece q. no es más que girar en el acto; pues
tengo q. calcular mi giro y así hacerlo p.a. no avergonzarme, nadie
sabe lo q. uno pasa () Luego me dices q. a vta. de correo otra letra
por S/.60 pedidos a L
atorre () lo q. es no estar montado en este burro trotón (negocios)
q. á tan mal paso nos lleva en estos tiempos .
Don Alejandro Valdivieso
Riofrío aparece como un manicorto contumaz tanto en las cartas que
él dirige como en las de Carrión. Pero quizá esta conducta pueda
estar justificada por los tiempos de guerra que se vivía aparejada a
la crisis y a la incertidumbre que todo esto conlleva, más en un
hombre de negocios como él y con la salud resquebrajada.
EN
TORNO A LA FAMILIA
La familiar nuclear de Carrión
estaba constituida por don Alejandro Valdivieso Riofrío de
nacionalidad ecuatoriana y padrastro del héroe; doña Dolores García
Navarro, la madre; Teodoro Valdivieso García, el mayor de los medios
hermanos, y Mario Valdivieso García, el último hijo de la pareja
Valdivieso- García. En el lapso que registra la correspondencia
Daniel está en Lima y Teodoro viene en los últimos años a estudiar
también a la capital. Igualmente, en 1885 don Alejandro viaja rumbo
al norte, Ecuador, Piura, en busca de un clima que alivie el terrible
lumbago que padece. Mario permanece en Cerro primero acompañando al
matrimonio y luego sólo a doña Dolores.
Las relaciones familiares de
Carrión fueron armoniosas. Se desarrollaron en un ambiente de afecto
y de respeto incluyendo las que mantenía con su padrastro
EL
PADRASTRO
Aunque no creo que Carrión
hubiera podido suscribir totalmente las palabras que Neruda dijera de
su madrastra: "me parece increíble dar ese nombre (madrastra)
al ángel tutelar de mi infancia", es evidente que don Alejandro
asumió con solvencia un rol de padre incluso cuando negociaban a
cerca de las mesadas, tengo la impresión que don Alejandro terminaba
cediendo. Por su parte Carrión le tenía respeto y cariño y se
preocupaba de los problema de salud que lo aquejaban ("tu papá
siempre sufriendo con sus males principalmente de la cintura es una
vida mártir la que tiene será lo que Dios quiera", dice doña
Dolores el 6 de junio de 1884). Don Alejandro era, como hemos dicho,
un hombre de negocios al parecer próspero pero que no pudo evadir
los estragos de la guerra. En la carta sin fecha le dice Alejandro a
Carrión: Una vez la paz firmada es cuando sabré lo que tengo del
trabajo de 22 años. Hace tres que creí tener algo pero hoy no sé
con cuanto contaré… Podemos
colegir que es, también, un hombre honorable. Se preocupa
obsesivamente que sus giros tengan fondos "para no
avergonzarme", le dice a Daniel.
LA
MADRE
Doña Dolores García Navarro
fue una madre casi vallejiana en el dolor y en la maternidad. Tenía
sus dos hijos mayores, Daniel y Teodoro, lejos de ella. Dolorosamente
lejos de ella. En una carta del 6 de junio de 1884 le dice a Carrión
"Teodorito está sufriendo de cólicos y no tiene quien lo cure
es preciso que vayas jueves y domingo y lo veas lo cures dale algunos
remedios tu be por tu hermano y el vera por ti hay hijo están en
tierras extrañas es el único consuelo que me queda que están los
dos para verse unos a otros hay quisiera que veas este corazón
destrozado por UU de día y de noche pensando en la suerte o porvenir
de todos queme desespera los domingos que salga tu hermano coman
juntos y lleva una razón cuanto gastas los domingos". Sin
embargo también tiene un espacio para la coquetería
(¿femenina?):avísame silo han arreglado mi traje que llevaron
siesta mándame en las cargas de don Juan. En otra carta del 13 de
diciembre 1884 donde, entre otra cosas, le pregunta por el resultado
de sus exámenes y por la vida estudiantil de Teodoro le dice
también: "Te entregara veinticinco mi compadre para cigarros
dispénsame”. Fumaba Carrión o es esta una expresión equivalente
a la que decimos ahora para subrayar la modestia de la dádiva "para
tu gaseosa"
TEODORO,
EL PRIMER MEDIO HERMANO
Teodoro Valdivieso García es
el mayor de los medios hermanos de Carrión. Al parecer carece de la
constancia y del temple de Daniel. La primera vez que vino a estudiar
a Lima retornó a Cerro porque no se acostumbraba. El 9 de junio de
1882 Carrión le escribe a su madre: Respecto a Teodoro no tenga U.
la menor preocupación, pues él no esta tan grave como UU lo creen,
no quiere quedarse en esta, porque dice que no se acostumbra, así es
que pronto lo tendrá U. en esa. Pero en 1884 las cartas hablan de
Teodoro ya estudiando en Lima. Al parecer la adaptación a la capital
y la exigencia académica fueron, en él, difíciles y penosas. Llama
la atención la reiterada petición de doña Dolores y también de
don Alejandro para que Carrión pusiera más atención en su hermano:
¿No le daba Carrión el afecto y el cuidado necesarios? Teodoro es
tierno y sensible, quizás por eso le fue tan difícil su
aclimatación limeña. El 9 de enero escribe desde la capital a su
mamá: "Con grande placer tengo el gusto de ponerle estos
renglones, con el objeto de comunicarle la llegada de mi papacito que
ha llegado bastante bien y hoy tengo el gusto de estar con él y
asistirlo en su enfermedad", y el final de la carta en la que
Teodoro le informa a doña Dolores del deceso de Carrión, anota: En
fin querida mamita no soy tan basto porque mi espíritu no puede
avanzar mas porque al pronunciar el nombre de Daniel no sé qué me
pasa en otro día relatare á U. todo y más claro y U. mande como
guste en el corazón de este su desgraciado hijo que hoy se encuentra
solo y sin ningún apoyo en esta capital y B.L.M.
De las dos cartas que
conocemos de Teodoro es fácil deducir que expresaba más fácilmente
sus afectos y emociones que su hermano mayor.
EL
CHOLITO MARIO
Mario Valdivieso García fue
el último de los hijos del matrimonio Valdivieso-García. Figura
casi en todas las cartas como una presencia muy querida. El cholito
Mario le dicen en sus misivos. Carrión le instaba a leer para que
también vaya a Lima a estudiar. La última mención es la de Teodoro
en la carta que reseñamos líneas arriba: a mi cholito Mario dele U.
un abrazo a mi nombre y póngale U. un luto.
LA
VIDA SOCIAL
Todo hace ver que la vida
social de Carrión fue intensa. Que anduvo muy relacionado con sus
paisanos. Cerro de Pasco comerciaba intensamente con Lima. Todas sus
cartas nombran variados personajes y casi todas también terminan
enviando saludos. El 9 de junio de 1882 finaliza una carta a su mamá
así: Saludo a mi nombre a todos los amigos y amigas que por mí
preguntan. Vale, y el 21 de mayo de 1884, en una carta también para
doña Dolores, muy corta, justifica lo lacónico de su envío así:
no soy más extenso por aprovechar del dador que se va con mucha
rapidez y así no me da tiempo para más. Sin embargo tiene tiempo
para esta posdata: Saludos a mi nombre a la familia y amigos. Vale.
Por otra parte Carrión es comisionado a hacer entrega de dinero a
diversas personas, a visitar en la cárcel uno que otro conocido- y
hasta apoyar por sugerencia de su padrastro, y por ser un hecho
justo, la correcta repartición de una herencia con herederos poco
claros, uno de los cuales- una hija natural del occiso- tenía el
riesgo de ser excluida de la partición: No olvides este punto por
compasión a esa infeliz y con los tagarotes de Juan y Ca q. al fin
son de Huariaca. Este hecho habla por sí solo del ascendiente que
tenía Carrión entre sus paisanos.
LOS
ANHELOS DE CARRIÓN
En cuanto a lo que podríamos
llamar los anhelos de Carrión, uno fue irse a estudiar a Europa como
lo demuestra esa carta sin fecha que puede corresponder a 1983 o
1984; deseo que colisionó con la disponibilidad de don Alejandro a
solventarle los gastos de su estadía allá. El 22 de junio de 1885
le escribe a doña Dolores: Creo que pronto se resolverá que U.
venga a estar en compañía de nosotros y yo lo ansío vivamente,
porque yo estoy bastante cansado de separación. César Vallejo en
una carta cursada desde París a su hermano en ocasión del deceso de
su madre le dice: ¡A qué me sabía un destino tan negro, lejos por
siempre jamás de nuestra madrecita del alma! Con el mismo
provincianísimo arraigo familiar. Carrión continúa en la carta que
referimos: Abrigo la esperanza de que mi papá mejorará mucho en
Piura y quizá obtendrá una curación completa y llenado este fin y
el vivir todos juntos en esta es una causa que halaga mucho mi
corazón.
Los planes inmediatos de
Carrión eran independizarse económicamente en un plazo de cuatro
meses, así lo explicita la carta del 8 de agosto de 1885 dirigida a
don Alejandro: Haga Ud. este sacrificio por estos cuatro meses, lo
que es para el año entrante, mi plan está ya casi trazado y creo
que no le será oneroso en lo menor.
ENFERMOS,
ENFERMEDADES Y EPIDEMIAS
En estas dieciocho cartas
figuran también múltiples patologías, algunas de ellas encaramadas
en personas con nombre propio, otras como epidemias y otras que han
sido simplemente mencionadas. "Respecto á Teodoro no tenga U.
la menor preocupación, pues él no esta tan grave como U.U. lo
creen, no quiere quedarse en esta, porque dice que no se acostumbra,
así es que pronto lo tendrá U." escribe Carrión acerca de su
hermano. ¿Teodoro estaba somatizando? "El invierno esta con
mucha fuerza y gracias a ello la desaparición de la fiebre amarilla,
pero en su defecto hay muchas enfermedades y con especialidad
tercianas" anota el 21 de mayo de 1884.
Doña Dolores el 6 de julio de
1884 le dice a Carrión que su hermano, ya establecido en Lima, está
sufriendo de cólicos y que su padre, en Cerro, sigue con su
insufrible lumbago. En esa misma carta le pregunta sobre sus
tercianas: no me dices como estas de las tercianas avísame todo, le
inquiere.
El 5 de enero de 1885 Carrión
le da a don Alejandro este dato ¿curioso?: Los homicidios y
suicidios se van realizando con alguna frecuencia.
El 18 de julio trasmite a su
padrastro las noticias alcanzadas por doña Dolores y entre ellas
está la siguiente: Los hijos de Úngaro salvaron todos. Los que se
enfermaron posteriormente, casi todos sucumbieron. ¿Qué enfermedad
tan agresiva los alcanzó?
ENFERMEDAD
Y MUERTE DE CARRIÓN
La última carta que de
Carrión que figura en el grupo data del 26 de setiembre de 1885 y
está dirigida a don Alejandro Valdivieso. En ella Carrión dice lo
siguiente: Seré algo breve en mi presente comunicación, pues me
hallo en periodo de convalecencia y además no tengo gran cosa que
decirle. El sábado pasado, día en que le escribí mi última
correspondencia, como a eso de las 11 de la noche y estando ya en
cama, fui acometido de fortísimos escalofríos seguidos poco después
de elevadísima fiebre. Me he encontrado acometido pues de una fiebre
remitente, igual a la que le atacó a Teodoro estando U. en esta,
solo sí, a mí se me ha quitado la fiebre mucho antes que a él, lo
cual se deberá probablemente al tratamiento enérgico y a tiempo
oportuno que se ha empleado en mi persona. Estoy todavía con el
derrame ictérico, falta la apetencia. He pensado así tomar mañana
un purgante algo fuerte y suspender el sulfato de quinina y el
salicilato de sodio.
Da la impresión que el
estudiante cerreño creyera que estaba afectado de paludismo por la
referencia que hace a un cuadro febril parecido al sufrido por su
hermano y por el sulfato de quinina que estuvo administrándose, que
según sus propias palabras ha conseguido hacer remitir la fiebre más
rápido que en el caso de Teodoro. Así mismo, pareciera que Carrión
se siente mejor: estoy en el periodo de convalecencia, dice y ya sin
fiebre. Aunque en esta misma carta anota también lo siguiente: En
cuanto se acerquen mis exámenes yo le comunicaré, pues este año me
es forzoso salir de la capital. La enfermedad y los estudios me están
arruinando bastante.
Teodoro le dice a su mamá el
18 de octubre del mismo año "él ha muerto por su constitución
física tan débil el primer periodo de la verruga la paso regular
pero el 2º ya no pudo resistir”
EL
DIARIO Y LA CARTA DEL 26 DE SETIEMBRE
El 26 de setiembre de 1885, el
mismo día que Carrión escribió la última carta conocida a su
padrastro contándole su enfermedad, escribió en su diario lo
siguiente: A partir de hoy me observarán mis compañeros, pues por
mi parte confieso, me sería muy difícil hacerlo.
Más abajo dice: M. (á las
8h.) 37ºC Palidez considerable en la piel y mucosas, sentimiento de
debilidad general, quebrantamiento, inapetencia, facultades
intelectuales en perfecto estado. Pulso blando y frecuente (100p.)
Respiración normal. Soplo suave y ligero en la base del corazón y
en el primer tiempo, no lo hay en las arterias, se queja siempre de
sus dolores, que sin embargo asegura no son muy frecuentes. Los
calambres se manifiestan una que otra vez, ha tomado muy poco
alimento y una pequeña cantidad de vino.
Contrariamente a esta actitud
de tirar los remos, en la carta en mención aparece animado y como él
dice, experimentando una recuperación más rápida de la que tuvo su
hermano Teodoro, si bien es cierto, también en una línea dice: la
enfermedad y los estudios me están arruinando bastante.
"El sábado pasado"
al que se refería en la carta fue el 19 de setiembre y ese día el
diario señala: El 19 por la mañana como en el día anterior (y el
día anterior : en la mañana bastante bien, en la tarde ligera
descomposición de cuerpo, la noche en estado normal); en la tarde el
malestar general se marcó bastante, como nunca; en la noche a las 8
he tenido un calambre fuerte en la extremidad abdominal derecha. A
las 11 y 30 gran decaimiento y postración, media hora después
fortísimos escalofríos cortos y repetidos que me hacían
castañetear involuntariamente los dientes; habiendo desaparecido el
escalofrío, algún tiempo después me quedó una postración suma y
una sensación general de calor quemante; se despertó enseguida una
fiebre elevadísima, que me fue imposible marcar por medio del
termómetro, porque no podía ni moverme en la cama. Los dolores se
habían generalizado en todo el cuerpo; así sentía cefalalgia
gravativa, dolor constrictivo en el tórax y paredes abdominales,
dolores óseos, articulares, y musculares en los miembros; dolores
momentáneos que seguían el trayecto de ciertos nervios, otros que
se manifestaban en el curso o dirección de algunos músculos tales
como el bíceps braquial y los de la región externa de los
antebrazos y piernas. Estos dolores se aumentaban por la presión o
el trabajo al que sometía voluntariamente dichos músculos.
No me mantenía mucho tiempo
en una misma posición, que muy pronto se me hacía insoportable; a
cada instante la cambiaba sin poder hallar comodidad, descanso
alguno.
Tuve insomnio producido tanto
por la fiebre como por los dolores. Se verificaron algunas cámaras.
En fin, como a las 5h. a. m. dormí un poco y sudé bastante
despertando a las 8h. a. m. bastante regular. Me levanté, pero
viendo que la temperatura se elevaba a 39º4 y que el decaimiento se
pronunciaba instante por instante me recosté en un sofá en donde
quedé postrado todo el día, sin darme cuenta de lo que pasaba en
mí, y esto por el espacio de siete horas aproximadamente. Me hallaba
en un sopor que se asemejaba al coma. A las 5 de la tarde de dicho
día veinte como no había almorzado por encontrarme en ese estado
quise comer, pero tenía una anorexia tal, que solo la vista de los
alimentos me provocaba náusea; no pude, pues pasar alimento alguno.
La sed que tenía era devoradora. En la noche la temperatura subió a
39º8.
Los dolores seguían lo mismo,
despertándome a más de los que he mencionado, uno fijo en la
articulación de la falange con la falangita del dedo meñique de la
mano izquierda, con un poco de infarto y otro muy fuerte en la
articulación radiocarpiana de la mano derecha.
La orina era escasa, de color
rojo, oscuro y muy sedimentosa.
En el diario, el día 22 se da
cuenta que estaba ictérico, pero la fiebre comienza a descender
desde el 23. Llevaba dos días afebril cuando escribió la carta y
prácticamente siguió así hasta su fallecimiento.
El diario, a esas alturas y
llevado ya por sus compañeros, registra que los 28 (dos días
después de escribir la misiva a don Alejandro) se da cuenta que:
"los síntomas que siento no pueden ser otros que los de la
invasión de la verruga, a la que muy en breve seguirá el período
de erupción, y todo desparecerá". Sin embargo, dice el
condiscípulo que registra los datos, "de esta aparente
tranquilidad, bien se conocía que no dejaba de comprender la
gravedad de su estado”.
CONCLUSIONES
Del análisis de las cartas se
puede deducir:
1. Carrión fue un estudiante
de Medicina perseverante y consagrado
2. Quiso concluir sus estudios
en Europa
3. Desarrolló una marcada
vida social, particularmente con sus coetáneos
4. Tuvo ascendiente entre sus
paisanos
5. Creía en Dios
6. Mantuvo buenas relaciones
familiares incluyendo en ellas a su padrastro
7. Sufrió moderadas
restricciones económicas
8. Cerca al mes de junio de
1884 Carrión presentó "tercianas”
9. No simpatizaba con Cáceres
10. Hasta 8 días antes de su
deceso creyó que tenía paludismo
11. Ocho días antes de su
muerte le comunica a su padrastro de por los menos dos planes a
llevar a cabo los próximos meses.
12. En ningún momento informó
a sus padres de la decisión de estudiar la verruga peruana
experimentando en su propio cuerpo.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
1. Murillo J, Salaverry O,
Walter M y Col. Daniel Alcides Carrión y su Contribución al
Imaginario Cultural de la Medicina Peruana. Anales de la Facultad de
Medicina UNMSM Vol. 63 Nº 2,p 141-159, 2002.
2. Matallana G. Daniel Alcides
Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional. Fondo
Editorial de la UNMSM, Lima 2001, p.555-570.
3. Cartas de Daniel Alcides
Carrión exhibidas en el Museo de la Facultad de Medicina de San
Fernando.
4. Deza L. Daniel A. Carrión.
Colección Forjadores del Perú. Editorial Brasa S. A. Lima 1994.
P81-83.
5. César Vallejo.
Correspondencia completa. Pontificia Universidad Católica del Perú.
2002 p. 61.
6. Matallana G. Daniel Alcides
Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional. Fondo
Editorial de la UNMSM, Lima 2001, p 452-462.
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