Un día en la campiña de Huacho, una señora que venía todos
los días montada en su burrito a la ciudad muy de mañana para vender su
zanahoria y algunos choclos que cosechaba en su huerto, se encontró con tres señores que buscaban a un conocido brujo de la campiña. Ella sin pensarlo
dos veces hizo un alto en su camino, de su alforja sacó una biblia y respondió: ¿Para que buscan ustedes a
un brujo si el único que tiene poder sobre todo mal es el Señor
Jesucristo?, aquí en su
palabra dice claramente “Yo soy el camino la verdad y la vida, el que cree en
mí aunque esté muerto vivirá” (Juan
14. 6). Pero ellos comenzaron a reírse y burlarse de sus palabras.
La señora muy humilde y con mucho amor que solo es
característico en personas que tienen a Cristo en su corazón, volvió a leerles
otro pasaje bíblico cosa
que ellos al unísono respondieron:
- Qué cosa dice usted, como que nosotros seremos salvo por
Fe, si no vemos a nadie mas aquí, como vamos a entregarle nuestra vida a Jesús.
Encamine su burrito hacia Huacho, señora, que de tanto escucharla ya no sabemos qué brujo buscábamos.
-Ella les contestó muy seria: Hoy es miércoles y en el
mercado la venta es muy baja, prefiero acompañarlos y seguir hablando de mi
Dios, un Dios vivo y misericordioso capaz de cambiar el corazón duro del hombre.
- Con las voces un tanto enfadadas, ellos le dijeron:
Señora, cómo le vamos a decir a usted que nosotros no venimos a buscar a
Cristo, sino a un brujo o curandero, el más famoso de Huacho.
-Eso es imposible mis queridos señores, replicó la señora,
yo les puedo llevar donde el mejor curandero de todo el universo y Él está
aquí, solo tienen que aceptar comunicarse y él los atenderá.
-Esta vieja está loca, dijeron entre risas los foráneos tercamente.
Ella amigablemente les contestó: El señor dice en sus santa
escritura: Solo al señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás (Mateo 4.10)
Tanto escuchar a la señora que se les cruzó aquel día en el
camino, estos tipos optaron por llevarle la corriente a la señora y le dijeron:
-Está bien, a ver dónde está el supuesto curador de males
incurables, yo estoy muy mal, tengo una enfermedad incurable, quiero que me vea
y solo así podré creer en todas las palabras que nos dijo.
Ella se postró de rodillas delante de ellos y comenzó a orar
Los tipos comenzaron a experimentar cosas nunca antes
conocidas por ellos, las lágrima corrían por sus mejillas, el Espíritu del
Señor se había apoderado de ellos. Al término de la oración, ellos se rindieron
al Señor aceptaron a Jesús como su Salvador, aceptaron ser libres del
pecado y bendijeron su
santo nombre. De rodillas oraron con mucha fe en nuestro señor Jesucristo.
Justamente dice el Señor en su palabra en Santiago 5.16:
“La oración eficaz del justo, puede mucho”
Una vez terminada la oración, tomados de la mano de la
señora que estaba de rodillas junto a ellos, dieron gracias a Dios por su gran
amor, y por haber puesto en su camino a esta humilde
señora.
El lugar del encuentro fue muy cerca de la plaza de
Luriama, silencio total, solo se escuchaba el ulular del agua que discurre por
la acequia y el zumbido de las hojas al rozarles el viento.
Ellos muy contentos le dan la mano a la señora “Luchita”,
como dijo que la llamaran, ellos se identificaron como Óscar, Julio y Félix.
Los cuatro junto al burrito “Pechocho” se dirigieron a casa
de la señora Luchita que quedaba a unas cuadras antes de la plaza de Luriama, muy cerca a Zapata,
donde prosiguieron adorando a Dios y orando por la enfermedad de Oscar, el
enfermo de males incurables y que según el solo un brujo podría curarlo ya que
la ciencia médica lo había desahuciado, pero gracias a esta hija de Dios,
por su insistencia y su pasión por las almas logró que estos tres caballeros se
arrepintieran y entregasen sus vidas al Señor.
Luchita les invitó almuerzo y pasaron casi todo el día en
su casa, Óscar se sentía aliviado de sus males, Julio y Félix se sentían muy
felices por ser ahora hijos de Dios, de un Dios Vivo y Poderoso.
Ese día por la noche asistieron a la Iglesia donde se
congregaba Luchita, el Pastor oró por ellos, los hermanos oraron por la salud
de Óscar y al término del culto de oración se fueron a sus casas como nuevas
criaturas, felices por tener el Espíritu de Dios con ellos.
Reflexión.
Hermanos que grande es el poder de la oración, el señor nos
dice en Isaías 65: 24 “Antes de que pidas, yo Responderé”; En Inglaterra el Rey decretó tres días de ayuno y
oración, y salieron 800,000 soldados Nazis que estaban acuartelados en el cerco de Dunquerque.
La Oración es la columna
vertebral en todo creyente, por medio de ella nos comunicamos directamente con
nuestro Dios, recuerda el pasaje de Jeremías
33:3 donde nos dice: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces.
Entonces que nos falta, la hermana Luchita creía en todas
las promesas del Señor y ahí están los resultados, tres hombres de corazón duro se
entregaron al señor, ella se acordó lo que el señor nos promete en Filipenses 4:6-7; Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús.
Hermanos, tenemos un Padre que a diario nos escucha y nos
da todo su amor, cuantos Oscares, Julios y Félix habrán por el mundo buscando
brujos para sanar sus males y no lo hayan ni lo hallarán, tenemos que pedir a
nuestro Señor en Oración mas sabiduría y constancia como lo tuvo Luchita,
recuerda el pasaje de Marcos 11:20-24. Y pasando por la mañana, vieron que la
higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo:
Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les
dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a
este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere
que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que
todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Hermano recuerda todo aquel que llama es escuchado, aquel
que pide recibirá, entonces dobla tu rodillas y habla con Dios todos los días,
el señor nos dice en Santiago 5:13 ¿Está
alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante
alabanzas.
Julio Solórzano Murga
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