Blog personal de poesía y literatura: Aquí quiero entregarles las tradiciones y costumbres de mi tierra, poemas de mi autoría y sobre todo noticias de importancia acontecidas en la Capital de la Hospitalidad.
CAJAMARCA-PERÚ-AMÉRICA ANDINA: ANGELA ROBERTINA: LA EXTRAORDINARIA CANCIÓN QUE MORABA EN TI
19 enero 2018
LA EXTRAORDINARIA CANCIÓN QUE MORABA EN TI
Por LUIS ALBITRES MENDO
ANGELITA, dulce nombre que sabe
de tardes alborotadas con niños retozones
a la vera de calles o en los campos florecidos
de alfalfa y maizal en la frontera del río
cuando azulean moradas, anaranjadas o gualdas
las mariposas convertidas en brillantes gemas en el aire.
Ellas ensayan rebeldes caracolas inventadas
Sobre corolas de rojas flores silvestres.
El mar aún no estaba en tu lenguaje
Pero qué bien te hubiese sentado,
Esmeraldina lumbre en tu rostro de marino matiz.
Enamorada del Amor, no encontraste un alma gemela
Pero tú seguiste amando a los seres humanos.
Tus amigas y familiares más próximos
supieron sagaces descubrir temprano
la extraordinaria canción que moraba en ti.
Por eso vivías transmitiendo ondas mágicas
Desbordando energías que revolotean airosas
Para amenguar tristezas. Era fácil,
Se impregnó en nosotros la perenne primavera,
que imprimiste en nuestras mentes,
¡Hermanita del alma!
Laboriosa hasta el cansancio
resplandecía tu sencilla reflexión
en tus quehaceres diarios,
descubriendo plenitudes para hacernos
felices por encima de todo.
Compartías la dicha que anidaba en tu alma,
obsequiabas serenidad, seguridad y cordura
y tu acogida afable hacía que los niños
nos sintiéramos inmersos en el reino
de la paz e incólumes.
Estrella refulgente, plena de amor a tus semejantes,
descollabas en simpatía y despampanante atracción.
VERDES FLORECÍAN TUS PUPILAS
Bella cual mediodía en verano
irradiando clorofila, verdes florecían tus pupilas
repletas de transparencias sonrientes.
Tu presencia reflejaba iridiscencias de sol,
destellos, rumores, alegría soberana,
tan servicial y oferente, tu bondad
prendía luces en el alma.
Manos de Ángel revolotean alrededor nuestro,
el resultado esplende en exquisitas ofrendas.
Suntuosas auroras, rosicler.
De la campiña toda la energía
reverdece en tu afán maternal.
Protectora diamante frente al mundo,
recuperando albricias en largas faenas matinales.
Wilson, Juan Manuel y Víctor, tus adorados hijos,
recuperan constantemente dulces remembranzas,
esparciendo brisas de tu noble ternura,
franca rebelión de magnolias y rosas.
Tu ensueño encalló en días infaustos,
pero jamás pasó por tu mente la molicie
y más bien resolvías con inteligencia
las minucias cotidianas de la vida.
ANGELITA, muchachita de prosapia solar,
Peregrina andante, cabellera al viento,
Mamá decía que eras la más diligente,
Para ti no existía menester sin solución.
De tus manos brotaban pececillos o aves
y la luna o los luceros eran solo
fantásticos rezagos de sueños y alboradas.
Joven te fuiste y la hermosura de tu espíritu
permanece lozano y notable en el recuerdo
perdurando intacto en la memoria.
ANGELITA, la de los ojos verdes,
flameantes pupilas cuyos oros,
relumbraban en una sonrisa luminosa
para solazarse en lluvia rutilante
de afectos y bondades a raudales.
ANGELITA, sutil nombre que solo evoca
fraganciosas volutas de presurosos andares
en rumorosas memorias: Bondad absoluta,
trinar de aves, luz de lucero, clarear de
Amanecer: Prodigio de regalos.
Tu alegría de vivir y la obsequiosa fineza
de ser feliz, permanecía en ti, beneficiosa
y pródiga. Tu sonrisa pregonaba a los cuatro
vientos, plegarias y triunfos para los tuyos.
A jóvenes damas liderabas con inquietudes
y sueños. Y a tus hijos, padres y hermanos
entregaste lo mejor de ti.
Wilson, Juanito y Vitucho obtuvieron desde niños
ciudadanía de humanismo y libertad.
Ellos siguen tus consejos y consignas retozando ufanos,
jubilosos en los anchos predios del optimismo y el
permanente esfuerzo. Virtudes y apotegmas que
tú sembraste tesonera en sus jóvenes corazones.
ANGELITA, plenitud deslumbrante de flamas y
celajes desfilaban por tu enternecida voz.
Ataviada justo para hacer el bien,
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