Es difícil escribir de alguien que como Lucy Martínez Zuzunaga dice que "el retrato se va formando en cada paso que doy", y que "aún no hay definiciones" sino "solo un bosquejo donde sería imposible atraparme en un perfil delimitado por palabras". No obstante estas confesiones, podemos decir a tan sobresaliente poeta abancaína -al modo de T.S. Eliot-, que "Every phrase and every sentence is an end and a beninning, every poem an epitaph. And any action is a step to the block, to the fire, down the sea´s throat" (1). Porque ella ya es dueña de una voz inigualable en el cielo de nuestro futuro literario, donde resplandece la grandeza de su alma cuando dice "estoy en caminos de entregado aprendizaje, sin poder escapar de lo que realmente somos... NO SE PUEDE (subraya categóricamente)...porque la pasión (de escribir y de amar) seguirá adherida a mi alma en vuelo, y Dios permita que una buena sonrisa se eternice en mis labios inertes". ¿Qué mejor retrato puede existir?.
Dotada de exquisita personalidad gracias a una esmerada educación reforzada con su experiencia en Japón, Lucy Martínez se había iniciado en las Letras desde sus 14 años, alentada por su inolvidable maestra Martha Rodríguez, quien a criterio de Washington Delgado sin duda tuvo que ser una excelente poeta que vivía y le hacía vivir la poesía con Alfonsina Storni o Gustavo Adolfo Bécquer. (Recordemos que Washington Delgado recomendaba que solo los poetas deberían enseñar literatura)
Martínez Zuzunaga usa siempre le mot juste, el exacto significante que Whitehead llamaría la falacia del diccionario perfecto, empleada por Flaubert y comentada posteriormente por Jorge Luis Borges (2). Lucy escribe como si le fuera un deber de escritora buscar lo principal antes de los detalles; y aquí recuerdo cuando Einstein cita a L. Boltzmann, que dejaba "la elegancia para sastres y zapateros" (3). Y es que si revisamos la producción de esta insigne poeta, descubrimos en primer lugar que esta "mujer feliz" es auténticamente sincera porque siente y vive lo que escribe, a veces con brutal realismo y bienvenido desenfado, en su variada temática lírica, neoromántica, sensualista, nihilista, localista, combativa o apocalíptica. (Ver DIÁLOGOS DE PAPEL y otros poemas)
A la exitosa empresaria le persigue un aroma de eucaliptos y el eco de sus propios pasos entre calles que lloran, porque "hay un lugar que como madre en espera atisba mi retorno": Abancay. Y Lucy Martínez con sus triunfos internacionales ha universalizado su bella Abancay, como suelen hacerlo solamente los más grandes escritores. Ella lleva la miel de sus trapiches, y en sus ojos aquellos arco-iris y mariposas, como para decir con Rubén Darío "la mejor poesía es la de carne y hueso".
Lucy Martínez Zuzunaga es la moderna Micaela Bastidas que se sublevara con Túpac Amaru en 1781 en uno de los primeros gritos de emancipación del continente americano. No solo es Presidenta-Fundadora de la Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas -SIPEA-PERÚ-, sino que ahora ocupa la Secretaría de Salud y Seguridad en el Trabajo, de SUTPECOS (Sindicato Unitario de Trabajadores del Periodismo y la Comunicación Social del Perú, Base de la Confederación General de Trabajadores del Perú, y de la Federación Latinoamericana de Periodistas). Al interior de esta reciente Institución de periodistas libres, nuestra poeta ha lanzado su poema "SUTPECOS" donde se lee:
...
somos corazones fuertes,constante lucha,
principios convocando
desde el intenso rojo
de nuestras sangres
con cantos de fuerza sindical.
SUTPECOS hermanos
¡es el puño de victoriosa libertad!
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