6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
Los recuerdo jugando
dos segundos apenas
antes que la tierra
se volviese negra.
6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
Los recuerdo riendo
a un segundo y fracción
antes que la risa
vomitase fuego.
6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
Los recuerdo de pronto
en el momento instantáneo
de los 10 kilómetros de altura
para arrojar la bomba.
6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
Los recuerdo cantando
desde el centro del hongo nuclear.
Los recuerdo riendo
en medio del hongo nuclear.
Los recuerdo alegres
saltando sobre el hongo nuclear.
Llamando a todos los padres del mundo
a mirar la ronda del hongo nuclear.
6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
Recuerdo a uno
que tenía la sonrisa de mi niño.
Y a otro,
que tenía la misma sonrisa.
Y a otro
y a otro
y a miles más
que tenían la misma sonrisa de mi niño.
6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
Los recuerdo pintando
los colores de la vida
en sus cuadernos.
Los recuerdo sin volver
de la escuela esa mañana.
6 de agosto, Hiroshima.
8 y 15, Hiroshima.
Yo recuerdo a los niños de Hiroshima.
A nadie más
que a los niños
de Hiroshima.
* * *
Tomado del Libro “VOZ NUCLEAR”
Primer Premio “Cristóbal Colón” - 1990
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