05.07.2014
Perú
...pero, ¿Qué diablos te pasa?
Lávate
la cara primero. Pareces un evadido
de
la carceleta del Palacio de Justicia.
Quiero
verte arregladito, elocuente, persuasivo.
Quiero
ver tus campos limpios, la floresta
que
embelese mi espíritu cansado.
Quiero
ver las llanuras del trópico que brillan
detrás
de tu mirada cósmica y sumisa.
Quiero
ver tus valles montañosos resplandeciendo
de
retamas, de primaveras multicolores
para
enloquecer en el pecho de tu historia.
Quiero
ver tus pueblos y ciudades ordenadas.
Los
ríos protegidos de la salvaje industria,
de
los inteligentes, cuyos desechos terminan
en
basura; entre tarros, cartones
y
plásticos contaminantes.
Quiero
mascar tu soledad dañina, la que
te
atormenta en estos filudos siglos de la idiotez
monetaria,
con su ríos miserable de dólares
y
de extravagantes contumaces.
¿Qué
te pasa? Pequeño puma solitario.
Por
qué me esquivas tu mirada dolorosa, bajo
ese
chullo de colores simulando el arco iris,
los
amargos colores de tus penas.
¿Me
desconoces así no más, viejo loco?
Acaso
te doy miedo. ¿Acaso me salta del corazón
alguna
bestia infame y temerosa?
Acaso
puedes penetrar en los sepulcros de
mi
silencio que la vida amordazó en otras tierras.
Tenemos
un mismo sufrimiento y una misma
rabia,
y por eso, somos parecidos.
Somos
las mismas aguas del turbulento manantial.
¿Qué
me dices, qué? Por qué me comparas.
Si
no me parezco en nada con los que trafican
tus
sueños, tu realidad angustiosa, tu agonía.
Los
que te dan el beso de Judas llenan
de
alfombras el Palacio, los estadios
que
desbordan injusticias.
Se
han hecho los peores monarcas de la traición.
No
me compares porque la rabia agusana mis instintos.
Me
he vuelto un rabiosos enemigo de los vende patria,
de
los abusivos y desgraciados matarifes
de
los trabajadores del campo, los hermanos
eternos;
los que comprenden el misterioso secreto
de
la tierra, de la vida.
¡Ya
no se puede tener piedad de los miserables!
¡Ya
no se puede tener compasión de los verdugos!
Ellos
transgreden las reglas del juego,
y
el juego se torna cobardía.
Ya
no hay la honestidad de otros tiempos.
Te
quieren poner la máscara de la inmoralidad
en
su bolsa de valores, toda esa gentuza que no vale
más
que mierda, sin pasado, sin presente y sin futuro.
José Miguel Diez Salazar con el seudónimo de "Atawallpac" nació enChiclayo, Perú, el 16 de marzo de 1948.
Estudió bellas artes en su ciudad natal; y en los juegos florales de poesía obtuvo una mención honrosa en 1968, con su poemario: Extranjera mía. En el 70 participó en el movimiento Hora Zero de Lima al lado de Feliciano Mejía, J Pimentel, J Ramírez Ruiz, E Verástegui, Isaac Rupay, etc. Dio recitales en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, La Católica, Educación y en la biblioteca Nacional. Su poesía estuvo ambientada en los primeros años dentro de la temática social-humanista. Al salir hacia Europa encontró nuevas fuentes lingüísticas y temas para su creacionismo; elaborando gamas diferentes de lenguaje y movimiento.
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