Escribe:
Danny Eduardo Marcos Lanegra.
Comunicador
Social - Periodista
Lo
confirmé en mis inicios en periodismo. Varias veces corrí detrás de ella,
sinsaber qué tenía preparado para mí. La primera vez con ella, me impresionémucho.
Y casi me desanima de ser alguien mejor en la labor. Pero en eseprimer contacto
supe que no viviría mucho porque se venían cambios que ladejarían en el
olvido.No sentía que era necesario competir por ella, pero generaba éxtasis o
placercuando yo la encontraba primero. Me hacía sentir con
seguridad lo digo -, elmejor: elevaba el nivel de un ego muy vanidoso. No lo
decía, pero estoy seguroque varios lo notaban. Ella era como una droga, si
la sentías era difícil dejarla.Me fui superando en mis quehaceres mientras
convivía con ella en la ciudad.Cuando iba a mi encuentro con ella se me veía
como un simple mortal, nadiepodía adivinarlo, eso era sensacional: saber que el
resto del mundo seguía enlo suyo; y, cuando yo mismo lo decía, recién hacían un
alto y me escuchaban.Hubo días donde me felicitaron por haberme encontrado con
ella.La primera vez, fue una llamada con voz desconocida, que me dijo que
vayaadonde estaba ella. Eran las seis de la mañana y no titubee
en ir. En aquelentonces supe que me había conquistado. No podía
controlarme, sucumbía asu poder de seducción. Lo que sí es cierto es que muchas
veces me hizo sentiralegría de estar vivo y otras me hizo sentir muy cerca la
muerte.El tiempo avanzó y yo con él. De repente, yo ya no era el que iba por
ella. Era otro. Y no me inmuté, ni me puse celoso. Solo me resigné a tener
informaciónde ella para que un tercero sienta su magia y poder. Pero ella se
ibadesvaneciendo en mi mente. Yo lo sabía, su final tenía que llegar ylamentablemente
con paciencia y muy dolorosa para quienes no tenían laoportunidad de alejarse y
abandonarla en el camino. Su poder de seducción loshabía sumido en la
más profunda actitud de adicción hacia ella.Un día desperté y supe que
debía mostrarle a
parte de no buscarla personalmente-
todo
mi desprecio. Lo decidí y lo hice. Tenía la oportunidadporque había generado mi
propio espacio. Era mi elección, y marcar unadiferencia. Hubo varios que
calificaron y criticaron mi decisión: o era quedado o
no
sabía competir
No hice caso y lo hice. No hacía mi trabajo condicionadoa ella. Tenía que
cimentar mi propio estilo.Decidí rechazar todas las llamadas que me hablaban de
ella. No la mencionabapara nada. La eché al olvido. Hoy sé que el tiempo
que vivimos juntos no fuedecisivo para recordarla, soñarla, ni ir de
rodillas y caer a sus pies. Entendíque sin ella también se puede
vivir y trabajar. Es más, se puede pensar mejor
Tener
una mirada de la realidad más segura, confiable y promisoria. Fuedefinitivo y
el tiempo me va dando la razón. Eso sí, no puedo negar que mehizo descubrir lo
que vivía escondido en mí: la fuerza del autocontrol, laperseverancia y el
poder de aplacar el vicio de necesitar de ella, y sobre todoaprendí a ir más
allá de su terreno: compartir mejor, con tiempo y tranquilidad,un hecho de la
vida. Me impuse una propia filosofía de trabajo: analizar einterpretar los
sucesos y compartirlos con quienes me escuchan, ven o leen. Así terminó mi relación con ella. Su magia fantástica la remplacé por larealidad
más pura. Hace poco pregunté por ella y me dijeron que aún hayvarios que no la
dejan. Que viven pendiente de ella y que les fascina el poderde sentirla cerca
o junto a ellos. Me he sentado un rato, haciendo una pausa,en mi trabajo. De pronto,
he mencionado su nombre:
¡Primicia!,
dije
con vozfirme y confirmé que ya no es necesaria en mi vida laboral. Pero no
porque yolo decidí, sino por el avance de la tecnología en el periodismo. Como
una vez lodijo Gabriel García Márquez:
"La
calidad de la noticia se ha perdido porculpa de la competencia, la rapidez
y la magnificación de la primicia". "Aveces se olvida que la mejor
noticia no es la que se da primero, sino laque se da
mejor". (Semanario "Radar", Argentina, 1997).
Gracias, Gabo
Me
siento bien al saber que trato de no dar primicias, sino noticas que - almenos
esa es mi intención-, se conozcan mejor …y
sin ella.
Ese
es mi estilo. Y si algún día ella vuelve, será para no quedarse, solo porque sea
necesario utilizarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario