¡HOMENAJE AL CERRO SAN CRISTÓBAL!
Imponente cerro San Cristóbal,
guardián celoso de Cajatambo,
eres un enigma para los cajatambinos
ya que, no hemos podido
desenmarañar tu pasado histórico.
¡San Cristóbal!, a través del tiempo
has sido fuente de inspiración
para muchos cajatambinos que,
han escrito poemas y canciones
para resaltar tu grandeza.
¡San Cristóbal!, en tu cima y escarpadas
faldas, escondes muchos misterios
que, nadie ha podido escudriñarlos,
a pesar que se dicen y se cuentan
muchas versiones de tu pasado histórico.
¡San Cristóbal!, nadie ha podido explicar
el origen de los dos manantiales
que brotan al pie de tu cima;
cual dos ojos que lloran
al contemplar la hermosura de Cajatambo.
¡San Cristóbal!, luego de haberte recorrido
cuerpo entero, y luego de haber palpado
algunos vestigios de tu pasado,
me permito atribuirte que en la antigüedad
fuiste un volcán activo y ardiente.
¡San Cristóbal!, las tierras blancas
que, están sepultadas en “Tizapampa”
son restos que erupcionaste de tus entrañas,
dejándonos huellas grandiosas que,
los cajatambinos no hemos sabido valorar.
De niños hemos jugado con esas tierras,
nuestros maestros nos hacían llevar
a nuestra Escuela Prevocacional 371
para marcar el campo de básquet o de voley
o el campo deportivo de la “pampa”- “Adahuaylas”.
¡San Cristóbal!, tú eres el testigo mudo
que, conoces como se formó y floreció
la ciudadela de “Tambomarca”,
otra reliquia de Cajatambo
que a tus pies permanece olvidada.
¡San Cristóbal!, si pudieras hablarme,
me explicarías quienes fueron
los que habitaron tu cima
ya que, en ella hay vestigios
que demuestran que en el pasado
fuiste un gran ¡Mirador!.
¡San Cristóbal!, de tu cima se contempla
la belleza paisajística de Cajatambo,
a tu frente el “Huacshas” con su manto blanco
resplandece la cordillera del “Huayhuash”,
contemplando el serpentear del río “Isco”.
A tu costado te acompaña el enigmático “Shanocj”
con sus andes y sus ruinas arqueológicas,
“Huacatupi”, “Parpoj” y los andenes de “Cocachacra”
“Mamapunco”, portón del “Capac Ñan”
que dan testimonio de una gran cultura pre inca.
¡San Cristóbal!, de tu mirador
contemplas al cerro “Kuntuyoj”,
cual si fuera tu hijo engreído
que, se cobija entre las cuevas de
“Matara”; otro vestigio histórico, encantado
por el espejismo de la laguna de “Milpoj”.
¡San Cristóbal!, obra de la creación divina
de tu cima igualmente contemplas,
las pampas de “Pariacayán”; ¡hermosa planicie!
asimismo, contemplas los hermosos parajes
de “Tocanca”, “Chunchur”, “Segra”
“Huaylashtoclanca”, “Mancán”, y “Sacgsuco”.
¡San Cristóbal!, mirador incomparable,
perpetuo vigilante y celoso guardián,
de mayo a diciembre contemplas
apacible y tranquilo al río “Shapil”,
pero, de enero hasta abril,
contemplas la furia de sus aguas
que hacen retumbar sus ecos
en las faldas de tu majestuoso cerro.
¡San Cristóbal!, si pudieras evocar
todo tu pasado, nos contarías
lo floreciente que fue la ciudadela de “Chiraumarca”,
hoy abandona, con su camino subterráneo
pasando por “Huaylancana”, “Chuhuilca”,
“Cashatampu”,”Ayajirca”, para llegar
a la ciudadela de “Tambomarca”.
¡San Cristóbal!, en tu regazo cobijas
al pueblo de “Cajatambo”, cual esposa adorada
y a “Astobamba”, cual hija preferida,
¡hoy condenada a desaparecer!
por la furia de la naturaleza; todas ellas
circundada por el río “Tabín – Cuchichaca”,
rodeado de hermosos parajes
formando el valle cajatambino.
¡San Cristóbal!, mi ideal es hacer de tu cima
un MIRADOR TURÍSTICO, para hacer conocer
al mundo entero lo extraordinario e indescriptible que eres,
donde los turistas, y los visitantes puedan contemplar
lo maravilloso y fenomenal que eres; y
asimismo, contemplar la belleza paisajística
de nuestro querido Cajatambo.
NOSTALGIA POR CAJATAMBO
(Autor: Hipolito G. Yánac Rivera)
¡Cajatambo! Eres mi encanto,
Como mi madre, a quien adoro,
Porque, les tengo presente,
En mi pensamiento y en mi corazón.
Siento en mi alma,
Una profunda nostalgia,
Pena de verme ausente de ti,
¡Cajatambo!, inolvidable.
Han pasado muchos años
Desde que te dejé,
No por ingratitud, sino
Por cumplir mi misión.
Cuando decidí regresar a tu seno,
Sentí una profunda alegría,
Porque volvería a verte, y
Recrear con tu belleza mi ser.
Cada día que se acercaba
Mi retorno, me hacía ilusiones
De encontrarte bella y cambiada,
Porque así quería encontrarte.
Pero, llegó el día ansiado,
El hijo ausente estaba en tu seno,
Esperando el amanecer del día siguiente,
Para nuevamente contemplar y admirar tu belleza.
Pero, fue tan grande mi decepción,
Te encontraba abandona, ultrajada,
Mancillado tu santo nombre;
Tus hijos te habíamos abandonado.
Mi alma se turbó de melancolía,
Mi corazón sangraba de dolor,
Mis ojos se nublaron, y por mis
Mejillas corrían lágrimas de pena.
Mi impotencia no era por cobarde,
Sino, mi nostalgia era
Por el recuerdo de antaño,
Cuando eras grande y próspera.
¡Cajatambo!
Te asemejas a una ciudad olvidada,
Como si estuvieras condenada,
A cien años de soledad,
Por la apatía de nosotros tus hijos.
Paradójicamente, pareciera tener asidero,
El dicho popular:
“En tierra de ciegos, el tuerto es rey”
¡Cajatambo!,
Despierta, recuerda tus hazañas,
Cuna de valientes guerreros.
La ignominia, no podrá doblegarte,
La traición, aunque tarde se paga,
La pasión, mueve conciencias,
La ilusión, al final se hace realidad.
Pasarán algunos años y te veré,
Florecer como las flores de mayo,
Y al contemplar tu belleza, los traidores
Y los cobardes huirán como judas.
FELIZ DÍA MAESTRO
(Acróstico en homenaje a los Maestros. Escrito por el Profesor Hipólito Yánac Rivera)
F uiste, el artífice de muchas generaciones
E l guía, el modelo, el orientador,
L egaste tu sabiduría, tu ejemplo, tu esfuerzo,
I nculcándonos, disciplina, honradez, trabajo y lealtad,
Z ollipamos, recordando los hermosos momentos que pasamos.
D emostraste tu pasión por los niños y la juventud,
Í deal comparado solamente con el de Cristo,
A prendiste, a templar tu corazón como al acero.
M anantial de grandes virtudes, de los que nos
A limentamos espiritualmente cultivando el amor al prójimo,
E nseñanzas que perdurarán eternamente, y
S imbolizarán las huellas que dejaste en nuestras mentes y corazones, como
T estimonio viviente de tu fructífera labor pedagógica,
R ecuerdo imperecedero, digno de reconocimiento; los que te
O frecemos hoy en tu día y te decimos ¡Feliz Día del Maestro!
RÉQUIEM A FELÍCITAS MI MADRE
Al recordar tu santo nombre,
no puedo soportar el dolor
que albergo en mi corazón,
recordando de niño las caricias
que me distes en tu pecho.
Al recordar tu imagen,
imploro al Hacedor para que,
allí en el cielo, te dé su bendición;
yo de aquí, elevo mis plegarias
deseándote la paz eterna.
Al recordar tus enseñanzas,
hoy de adulto, valoro tus sabidurías,
las que alimentaron mi ser:
así como tus caricias,
son las que sensibilizaron mi alma.
Este réquiem de dolor, te ofrendaré,
hoy, mañana y siempre, aún cuando
estemos juntos en la mansión eterna;
ya que como madre, eres un ser
que existirás por toda la eternidad.
A MI QUERIDA MADRE
Feliz día madre querida,
cuánta alegría siento al recordar tu memoria,
y cuanto dolor siento en mi corazón,
al no tenerte a mi lado por tu partida a la eternidad.
En tu día y por los días que Dios me dé vida,
elevo tu santo nombre ante el altar de Dios,
para que el Divino Hacedor, te bendiga,
y te tenga en su reino lleno de bendiciones.
A pesar que el tiempo haya trascurrido,
desde tu partida a la mansión de Dios,
en mi corazón y en mi pensamiento,
tu imagen está presente a todo instante.
En mi soledad y en mis sueños,
También estás presente,
guiándome por el camino correcto,
inculcándome siempre con el ejemplo.
A través de mis plegarias, madre querida,
quiero recompensar todos tus sacrificios,
sé que nunca llegaré a recompensar tus desvelos,
pero, por lo menos déjame implorar,
para la tranquilidad de mi alma.
¡Gracias mamá…que Dios te bendiga eternamente!
(Tu amado hijo Hipólito)
A FELÍCITAS MI MADRE
Mamá Felícitas, tú que supiste cobijarme en tu pecho,
alimentándome con amor y ternura,
con paciencia me diste tus caricias,
forjando en mí, el hombre del mañana.
Mamá Felícitas, años y años pasamos juntos,
tardes y meriendas llenas de juegos y acertijos,
éramos compañeros de batallas y de ensueños,
en esa aventura de moldear nuestras vidas.
Mamá Felícitas, por eso te escribo este poema,
porque fuiste un manantial de amor y dulzura,
fuente inagotable de sabiduría maternal,
porque representas al ser que más amo en la vida.
Mamá Felícitas, nuestras hazañas y nuestra felicidad,
están grabadas desde puris hasta pusgoj,
Lauricocha y Joncococha testigo de mi infancia,
en donde todos tus hijos hemos crecido.
Chuchuhuilca, Quitapuquio, y Agurragra,
Huaylancana, Mayush, Antaquirca,
Chiraumarca, Pata Pata, grandes parajes,
que marcaron el Siglo de Oro de Daniel y Felícita.
¡Mis padres a quienes adoro eternamente!
(Tu hijo Hipólito)
A DANIEL, MI PADRE EJEMPLAR
¡Oh! Daniel, padre abnegado,
que de cada hijo hiciste tu ideal,
esforzándote para cumplir tu misión,
fuiste un ejemplo y modelo entre los padres
Supiste encausarnos y guiarnos,
templaste el acero de nuestros corazones,
como todo un Yánac valiente,
jamás te rendiste a las adversidades.
Tu ejemplo fue la honestidad y el trabajo,
nunca tu nombre y apellidos,
estuvo manchado por la deshonra,
tu frente mantuviste siempre erguida y digna.
Jamás tus manos supieron castigarnos,
tus palabras fueron látigos de amor y ternura,
porque tus nobles sentimientos,
fueron la fuente inagotable para nuestras vidas.
Fuiste un hombre autodidácta,
fruto de la universidad de la vida,
tus coloquios después de cena,
fueron los que moldearon nuestras vidas.
Por lo que tus hijos: Inocencia, Zoilo,
Aquilina, Servio, Fidencio, Victoria,
Hipólito y Rosalía, imploramos al divino Hacedor,
te dé su bendición por toda la eternidad.
A MI PADRE QUE GOZA DE LA ETERNIDAD
Padre, ya no te tengo conmigo
pero quiero decirte viejo del alma,
que aunque ya no camine a tu lado
tu recuerdo está grabado en mi memoria.
Te fuiste querido padre
y estoy seguro que desde donde tú estés,
me querrás agarrar de la mano
para transmitirme con tu contacto,
el amor que siempre sentiste
desde el fondo de tu corazón.
Me hubiera gustado hablarte,
contarte mis sentimientos
pero sufro al recordar
que te fuiste antes de tiempo.
UN IDILIO QUE PERDURÁ POR SIEMPRE
¡Perdurarás! por siempre en mi pensamiento,
porque, en mi corazón,
sigue latiendo el amor que te ofrendé;
a pesar, que te alejaste sin explicación.
No nos dijimos ni una sola palabra,
te alejaste sin una justificación y sin un adiós;
hasta ahora, no nos hemos visto,
el tiempo a transcurrido como si fuera ayer,
Compartimos largos años de idilio,
tiempo en el que nuestros corazones,
compartieron día a día con toda ternura,
sus ilusiones, sus pasiones, sus palpitaciones.
Los años podrán haber pasado,
pero mi amor, persiste igual,
como el último día de nuestro encuentro,
que compartimos nuestro romance.
Si por suerte, leyeras estas líneas,
comprenderás lo mucho que te amé;
y si todavía, existo en tu pensamiento,
te estaré esperando como si fuera ayer.
No guardo rencor en mi corazón,
porque, aprendí a valorarte,
así como el cariño que te ofrecí,
fue un amor sin condiciones.
Largos años, vivimos juntos,
compartimos el néctar de nuestro idilio:
recuerdos que a través del tiempo perdurarán,
por eso, te seguiré amando por siempre.
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