Apoyado en los balaustres,
tu cuerpo meciéndose en la hamaca, veo.
Amor fresco, fresca damisela,
repiquetean en mi alma campanas,
y recuerdo tus calles,
la calle de tu casa,
tu pasito apurado,
la estación de Sokol,
el mercado, las fresas y el pan negro.
Ahora, que respiras Lima,
has encendido mi vida,
rescatándome de la noche.
Tus piernas son dos péndulos de luz
y tus ojos encienden el color del guiso,
la elegancia del felino.
Triste es perder, poco a poco, la vida,
desperdiciarla en flores plásticas.
Recobrarla quisiera,
para repartirla en pedacitos,
a los gatos, a los perros, a los periquitos.
A las rosas y margaritas.
Para ti, el cacho más grande,
devolverte deseo,
la fiesta que me diste.
Siete estrellas iluminan los balaustres
dónde, trémulo, un día,
mirándote a los ojos,
te dije que te quería.
Saludos a Natalia desde Huacho, Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario