HISTORIA DE LA MÚSICA HUACHANA - X

08 noviembre 2012

MÚSICA AFRO PERUANA


La existencia de una inmensa cantidad de ritmos, sonidos, danzas con mil matices de color, forman parte de la expresión cultural en nuestros pueblos, cuando los africanos que llegaron al Perú durante el período colonial, trajeron con ellos sus costumbres, pusieron en circulación sus ritmos alegres y sobre todo sus canticos con notas de alabanzas de fe y adoración a Dios.

En nuestra ciudad claramente puedo recordar al legendario "Negro Farfán" que por años 60 a los 70, vendía el popular biscocho llamado Chancay en el estadio Segundo Aranda Torres, pero en sus horas festivas cantaba y bailaba la música negra a mil maravillas.

De igual manera cómo no recordar al amo y señor de las décimas en Huacho, al famosísimo "Negro Lobatón" Rubén Lobatón Zamudio.

Extraordinario Decimista “Cocharquino” conocido como el Nicomedes Santa Cruz Huachano, en los años 60 a los 80 era un espectáculo ver y escuchar a este declamador de piel morena alto y de gruesa contextura en los homenajes al Cristo Morado o sino en las veladas de instituciones culturales, sociales y deportivas era todo un artista en el escenario. Decimista, cantor, guitarrista y percusionista todo un bohemio bien criollo.

La música negra está identificada al golpe de cajón, maracas, tejoles, wiro, el infaltable Violín y la quijada de burro, con vestimentas típicas de colores llamativos, sus bailes costumbristas son muy movidos a punto de llegar a un contra punto de zapateo de rompe y raja.

En nuestra ciudad eran pocos los negros que acostumbraban celebrar el festival del verano negro, eso sí se reunían en casa del señor Lobatón para celebrar cada 15 de agosto el día de su patrona la Virgen de la Asunción.

Con su Pisco y su Vino en la mano ahí estaban Fermín, Pancho, Martín (Maytin), Germán, bailando un movido festejo con Rebeca, Emilia, Mercedes y Jacinta.

¡Familia! Solían decir alegremente mientras zapateaban la vieja canción “Zamba Malató” de Nicomedes Santa Cruz y la guitarra de Vicente Vásquez.

Lástima que esta costumbre se perdió por completo en nuestra ciudad, será tal vez por falta de apoyo y difusión de la misma o por que los negros no supimos cultivar nuestra música en el seno de nuestros hogares. Mi gran amigo el

“Negro korosene” solía decir:

Del Congo, llegaron nuestros padres
A Chincha pa´ trabaja
Al cabo de un tiempo mi hermano
A Huacho llegamos, en busca de Felicidad.
¡Viva Huacho! ¡Familia!

Fuente: Libro "Historia de la Música huachana" de Julio Solorzano Murga

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