Caminante detén tu andar
gira tu mirada de crepúsculos
hacia el zigzag de tu rumbo
donde casi desempolvado dejas la senda
no titubees un instante
en recoger tus huellas macilentas,
ellas no merecen quedarse
embrolladas con las piedras solitarias,
porque tú no sabes cómo pesa
esta soledad que llevo a cuestas.
Caminante de conocidos atardeceres
cómo quisiera llevarte a mi casa,
pero ya la he perdido,
lo he perdido todo, teniendo todo;
fui dueño de ríos, montañas, valles
y una piedra blanca arisca, de nieve
de ella pendía mi vida, y la perdí,
esa piedra fue mi única compañera,
hoy inmovilizado con el peso galopante
de la noche negra, me aplasta otra negra piedra.
Caminito hacia Carcapecho: 01-05-11
Muqui-Jauja.
COLINA DEL TIEMPO
Siendo capaz de desenterrar
sus propias raíces, hoy la sombra
circundante roe y roe su corazón
enterrado casi en el lodo resbaladizo.
Nada detiene al rodar mísero
entre rocas echadas por el caudal
o sobre el vertedero descomunal
donde confluyeron la sal y la acidez.
Qué rara pesadumbre se curva
dentro los adoloridos eslabones donde
se ataron a los vientos de ida y tu
en la ficticia solana perdiste todo encanto.
Algo rasguña la sensible timidez
de la lejana melodía que puso bajo
la superficie terrestre la sincera quietud
de aquellos años de basalto alzado.
Quedará tal vez algunos vestigios sueltos
en el revoltijo de las añoranzas, será
porque la claridad de las aguas que jamás
se escurrió de los dedos, aún no halla manantial.
Será otra la página donde desgranada
la penuria soñó dolorosa su camino,
qué importa las vertientes ajenas esfumándose
hoy la colina de nuevo desperté verde y risueño.
EL TELAR
Mañana al amanecer
será diferente la forma
de coger con la mirada
a cada tilde de la palabra
que a menuda fue esquiva.
Otra muy diferente
con una blusa de tul llovida
color arveja en plena floración
arrebatada en aroma de arrayanes
así, única, embriagada con el canto
de aquella muliza Bajo el monte
risueña, otro será el rocío.
Callarán por siempre el rodar brusco
de las palabras entre ariscas rocas arrojadas
por quienes jamás sembraron las vocales fraternas.
Sin embargo en el fondo
será tan igual como el cariño
del yerbajo más insignificante,
pero su colorido habrá cobrado
una nueva puntada en el telar de la vida.
Poeta Orlando Ordoñez Santos entregandonos lo mejor de su Arte Poético, en el marco del I Encuentro Internacional "Raúl Gálvez Cuellar" realizado en la Casa de la Culrura de Huacho |
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