Jan-David Gelles: "La utopía arcaica" de Mario Vargas Llosa

08 octubre 2010

I. Arguedas y su mundo

El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha publicado recientemente un
libro titulado "La utopía arcaica". Se trata de un ensayo sobre la
vida y la obra de José María Arguedas, otro muy conocido escritor
peruano. Voy a comenzar presentándoles una introducción a la vida y la
obra de Arguedas basándome en el libro de Vargas Llosa, para luego
pasar a exponer la tesis central del libro: la tesis de la "utopía
arcaica" en Arguedas.

Vargas Llosa comienza su libro narrando el final trágico de la vida
del novelista peruano: Arguedas se disparó un balazo en la sien en un
baño de la Universidad Agraria de Lima el 28 de noviembre de 1969.
Además de muy destacado novelista, Arguedas ejercía la antropología.
Al morir bordeaba los 59 años de edad.

Vargas Llosa recoge un testimonio dado por el propio Arguedas,
publicado originalmente por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP),
que es esclarecedor acerca de su personalidad. Unos años antes, en
1965, se realizó una mesa redonda sobre su novela "Todas las sangres"
en el IEP en Lima con la participación de destacados intelectuales —
entre ellos críticos literarios, sociólogos, economistas, etc.— y del
propio Arguedas. "Todas las sangres", el título de la obra, se refiere
a todas las razas, todas las culturas y todas las clases sociales del
Perú. La novela tuvo mucho impacto y era considerada por el propio
Arguedas como su obra cumbre.

Ahora bien, en la mesa redonda se hicieron críticas muy fuertes a
"Todas las sangres", tanto desde el punto de vista literario como
desde el punto de vista sociológico. Y esa misma noche, después de la
discusión —esto consta en un manuscrito descubierto posteriormente—
Arguedas escribía (cito directamente de la publicación titulada "¿He
vivido en vano?" del IEP):

"Creo que hoy mi vida ha dejado de tener razón de ser...Casi
demostrado por dos sabios sociólogos y un economista, [también hoy]
que mi libro "Todas las sangres" es negativo para el país, no tengo
nada que hacer ya en este mundo".

Vargas Llosa, que conoció y trató personalmente a Arguedas, afirma que
la desesperación que el novelista expresa no es fingida. Vargas Llosa
describe a Arguedas como una persona de carácter "hipersensible" y lo
compara de manera parabólica con una muela que se ha
hipersensibilizado y a la que todo le produce dolor.

En "Todas las sangres", la novela de Arguedas a la que me acabo de
referir y, en general, en toda su obra literaria, la naturaleza tiene
una importancia muy singular. En la realidad ficticia que él crea en
su narrativa, la naturaleza es una naturaleza "animada" o "humanizada"
como la ha llamado Vargas Llosa en su libro. En "Todas las sangres",
por ejemplo, los cerros tutelares —el Pukasira y el Apukintu— tienen
almas, nombres, y se manifiestan a los hombres de distintas maneras.
También los árboles —nos dice Vargas Llosa— son personajes siempre
importantes en los cuentos y novelas de Arguedas. Como ejemplo de esto
último, hay un pasaje que he encontrado en "Los ríos profundos" (otra
de las novelas célebres de Arguedas) sobre un árbol en la casa del tío
del joven Ernesto en el Cusco:

"Un árbol de cedrón perfumaba el patio, a pesar de que era bajo y de
ramas escuálidas. El pequeño árbol mostraba trozos blancos en el
tallo; los niños debían de martirizarlo".

Y al abandonar la casa de su tío, el joven Ernesto se encuentra en
frente del camión que lo va a transportar de allí y toda está listo
para partir. Pero se acuerda del pequeño árbol, corre hasta el patio y
se despide de él.

Habría que agregar acá que el personaje del joven Ernesto de "Los ríos
profundos" tiene rasgos autobiográficos con el autor. Ernesto también
muestra ternura con los animales. El personaje se lamenta que la gente
aplaste y mate a unos grillos alados, insectos que, dice, tienen una
voz "dulcísima", son "inofensivos" y de figura "graciosa". Y para que
no corran peligro los aparta de las aceras.

Esa "operación de rescate" de grillos alados me hace recordar un
suceso que narra Witold Gombrowicz, escritor polaco que residió muchos
años en Argentina. En uno de sus diarios cuenta el dilema que se le
presenta cuando advierte en una playa miles de escarabajos que el
viento ha volteado y que están patas arriba tostándose al sol. No
puede, naturalmente, salvar a todos y se siente inútil y angustiado.

Los escarabajos de Gombrowicz, a su vez, me hacen recordar una
anécdota amena del libro de Vargas Llosa: en la vida real Arguedas
maneja un auto Volkswagen (popularmente conocido como "escarabajo") y
se refería a éste como a su "hijo de fierro".

Para comprender esa sensibilidad y sentido de la naturaleza en
Arguedas, es muy importante hablar de su infancia. En su libro, Vargas
Llosa recoge sobre este tema datos de diversas fuentes (entre ellas
del propio Arguedas). Nacido en 1911 en Andahuaylas, una pequeña
ciudad del departamento de Apurimac en la sierra sur del Perú, no
había cumplido aún 3 años cuando sufrió la desgracia de la muerte de
su madre. El padre de Arguedas, que era abogado de profesión, se casó
por segunda vez y el niño pasó a vivir con su madrastra. Pero el padre
de Arguedas vivía alejado de su hijo porque tenía que recorrer los
pueblos de la sierra en busca de trabajo.

Arguedas vivió entonces a merced de su madrastra y de un hermanastro y
fue tratado de manera hostil. La madrastra lo relegó a la posición de
uno de los sirvientes indios de la casa. Fue acogido y criado por los
indios e indias de la servidumbre y su idioma constante fue el
quechua. Él, que era blanco y de familia hispanohablante, recibió
amparo y protección de la servidumbre india cuando niño.

Naturalmente, Arguedas recordaba con mucho amor a esos indios e
indias. Años mas tarde, como adulto y autor con dominio perfecto del
castellano, los temas centrales de su obra serían las injusticias, la
violencia y el racismo contra el indio. Según Vargas Llosa, en
Arguedas escribir significaba primeramente una "responsabilidad
social" ("literatura comprometida" es otro término que usa Vargas
Llosa).
En su obra narrativa, Arguedas describe la explotación económica del
indio y su lucha contra el terrateniente blanco. En sus cuentos y
novelas, Arguedas también muestra los maltratos y el desprecio que
sufre el indio. Por ejemplo, el ingeniero Cabrejos de "Todas las
sangres" le pregunta al indio Rendón Willka sí de verdad no puede
decir in-ge-nie-ro. Rendón Willka se dirige a él como "patrón
inginiero", pronunciando mal el castellano. Cabrejos le recita
seguidamente el "A, Bi, Ci" al indio, burlándose de él.

Sin embargo, la vida en el mundo andino recreado en las obras de
Arguedas no es solamente sufrimiento y explotación, como lo señala
acertadamente Vargas Llosa en su libro. La vida, al mismo tiempo que
crueldad, es rito, espectáculo, canto, danza. En general, la ceremonia
—al igual que la violencia— es un "componente básico" de la realidad
arguediana, según expresión de Vargas Llosa.

II. La utopía arcaica en Arguedas

¿A qué se refiere el título del libro de Vargas Llosa? ¿En qué
consiste la tesis de la "utopía arcaica"? Según Vargas Llosa, en la
obra literaria de Arguedas habría a la vez que un anhelo de
reivindicación campesina —sobre lo cual me acabo de referir— un
proyecto utópico. Este proyecto utópico consistiría en querer
restablecer un Perú antiguo o arcaico de tipo colectivista,
tradicional, rural y mágico-religioso. La "utopía arcaica" estaría
hecha de creencias como el andinismo: los Andes, por sus
características geográficas y culturales, representarían una forma más
profunda y auténtica de humanidad que los desiertos y valles de la
Costa.

En la obra literaria de Arguedas se vería expresada una fantasía
histórica según la cual el pueblo quechua creó en los Andes una
civilización moralmente superior a la occidental y que sobrevive en
los indios de hoy. La obra de Arguedas sería, de acuerdo a Vargas
Llosa, parte de una tendencia reaccionaria dentro de la corriente
indigenista en la literatura y, en algunos momentos, tendría hasta un
sesgo racista (un racismo al revés).

No comparto la tesis de la "utopía arcaica" que ensaya Vargas Llosa.
El análisis que hace en su libro abarca lo más importante de la obra
narrativa de Arguedas y es muy minucioso; sin embargo, yo me voy a
limitar a resumir brevemente el análisis que expone sobre "Yawar
Fiesta".

"Yawar Fiesta" es la primera novela de Arguedas y su tema central es
una corrida de toros en los Andes. Arguedas, según confesión propia, y
siguiendo el relato de Vargas Llosa, se hallaba de vacaciones en el
pueblo serrano de Puquio en 1935 y asistió a una corrida como la que
describe en "Yawar Fiesta". Uno de los capeadores indios de la corrida
fue destrozado por un toro y éste suceso habría servido de inspiración
para uno de los personajes de la novela.

En la novela, siguiendo la reseña que Vargas Llosa hace de "Yawar
Fiesta", la corrida de toros india genera un conflicto que enfrenta a
las razas y clases sociales de Puquio. El conflicto es provocado por
una decisión del gobierno central de prohibir la corrida de toros
indianizada —con capeadores espontáneos, dinamita, borrachera y
enjalmas— y de reemplazarla por una corrida ortodoxa.

Seguidamente cito textualmente de "La utopía arcaica" (págs. 135 y
137):

"La historia está presentada con la habilidad necesaria para que, al
final, al lector no le quepa duda sobre la conclusión que el narrador
quiere hacerle compartir: que quienes se empeñan en suprimir el
yawarpunchay [la corrida de toros indianizada] no entienden ni
respetan las costumbres, las creencias y los ritos de los indios y, en
verdad, quieren despojar a éstos de algo precioso: su identidad.[...].
Y para el narrador —portavoz evidente en esto del José María Arguedas
que escribió "Yawar Fiesta "— desindianizar a los indios es un crimen
todavía peor que explotarlos, discriminarlos y maltratarlos. "

Es importante notar en el pasaje que he leído que Vargas Llosa hace
portavoz al narrador de "Yawar Fiesta" de las simpatías personales del
escritor Arguedas. Es decir, según el supuesto de Vargas Llosa, habría
una coincidencia entre las ideas que expresa el narrador de la novela
y el anhelo personal de Arguedas de derrotar a los que se oponen a la
fiesta porque la consideran una manifestación de atraso. Los
personajes de "Yawar Fiesta" que quieren acabar con el espectáculo y
que finalmente son derrotados son —como lo señala Vargas Llosa— los
serranos alimeñados, los costeños prejuiciosos contra lo andino y los
mestizos e indios aculturados, los cholos. [Nota: aculturado es aquel
que recibe y asimila elementos culturales de otro grupo humano].

La derrota de éstos personajes en la novela es "la derrota de la
razón", según expresión de Vargas Llosa, frente a ese mundo antiguo y
apegado a la tradición de los indios. Por lo ya señalado, Vargas Llosa
concluye que Arguedas opta por la versión más radical y excluyente de
las distintas versiones del indigenismo: la versión racial y
cultural.

Yo pienso que es probable, como argumenta Vargas Llosa, que haya una
coincidencia entre las ideas que expresa el narrador de "Yawar Fiesta"
y las ideas personales de Arguedas. Sin embargo, creo también que es
importante guardar una distancia crítica frente al texto y hacer una
separación entre el autor y su obra. Aunque yo esté de acuerdo con la
afirmación de Vargas Llosa que "el creador recrea el mundo a su imagen
y semejanza" (pág. 154), no siempre es legítimo identificar a un autor
con ciertos personajes de su obra o con el narrador (o narradores) de
ellas. Se me ocurre, por ejemplo, que Arguedas podría estar totalmente
opuesto a los espectáculos de las corridas de toros, indianizadas u
ortodoxas, por el amor que sentía con los animales y lo cruel de esa
costumbre. ¿Son acaso los sueños eróticos de don Rigoberto, personaje
de la última novela de Vargas Llosa, atribuibles a su autor como
propios?

Sea como fuere, supongamos que Vargas Llosa está en lo correcto y que
la victoria de los indios en la novela es "una victoria
simbólica" (expresión de Vargas Llosa, pág.. 145) de esa cultura
mágica y ceremonial, arcaica y andina, quechua y rural. Ahora bien,
todos sabemos que la corrida de toros es una tradición típicamente
española. Es más, el toro es un animal que no existía en América hasta
la llegada de los españoles. El toro junto con la vaca, el caballo, el
perro, la gallina y el cerdo, fue importado por los españoles y no era
conocido por la gente de los Andes (véase al respecto, por ejemplo, el
libro "La invención de América mestiza" del venezolano Arturo Uslar
Pietri).

Yo me pregunto entonces, ¿cómo se puede hablar de una "utopía
arcaica" (o antigua) cuando Arguedas estaría defendiendo una tradición
mestiza? Es una tradición mestiza porque la corrida de los Andes no es
ya una corrida típicamente española sino que ha sido modificada con
elementos indígenas. Por lo dicho, concluyo que —en todo caso— el
Arguedas de "Yawar Fiesta" buscaría conservar una cultura, que no es
ya la cultura antigua de los indios, sino una cultura modificada por
el encuentro con los españoles.

Según Vargas Llosa, para dar otro ejemplo, Arguedas sentía tan
"profundamente" el panteísmo como los personajes indios de "Todas las
sangres" (pág. 275). Vargas Llosa identifica a Arguedas con la
religiosidad de los personajes indios de la novela y no con la de los
personajes blancos; tampoco considera la posibilidad que Arguedas no
sea religioso. Esa identificación de Arguedas con los valores y
creencias tradicionales lo harían supuestamente un enemigo del
progreso.

Para generalizar, el análisis que presenta Vargas Llosa sobre los
textos literarios de Arguedas sigue la misma lógica que los ya
expuestos. El procedimiento es igual: Vargas Llosa identifica a
Arguedas con ciertos personajes o el narrador (o narradores) de su
obra, con aquellos que (supuestamente) exponen los valores y las
costumbres tradicionales de la cultura quechua.

Por lo anteriormente referido, sobre la necesidad de hacer una
distinción entre el escritor y su obra literaria, habría sido
importante que Vargas Llosa en su libro citara de manera más extensa
textos no literarios de Arguedas sobre su visión del Perú.. Al
analizar extensamente cartas, artículos periodísticos, ensayos, etc.
de Arguedas se podría rechazar (o se podría corroborar) la tesis de la
"utopía arcaica".

Hay un texto corto de Arguedas que se titula "No soy un aculturado",
que figura como epílogo de su novela póstuma "El zorro de arriba y el
zorro de abajo", donde explica cuáles fueron los ideales que intentó
realizar. En mi opinión, el ideal que Arguedas expone es el de un Perú
moderno —multiracial v multicultural— muy lejos de una utopía de corte
reaccionario o retrógrado. He preparado copias del texto y las
personas que tengan interés en leer más detalladamente las palabras de
Arguedas pueden acercarse al final de la charla.

Arguedas se pregunta en el texto que voy a repartir, siendo el año
1969, lo siguiente:

"¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo se bien. Pero no mató en mí
lo mágico".

En el planteamiento de Arguedas se hace presente una tensión entre el
ideal de la modernidad, por un lado, y el ideal de la diversidad
cultural, por el otro. Según mi interpretación, el progreso para
Arguedas sería una síntesis o compromiso entre ambos ideales
opuestos.

Para Vargas Llosa, por el contrario, modernizarse es abolir lo mágico-
religioso y renunciar a las creencias y costumbres tradicionales (pág.
251). El camino a la modernidad, según las posiciones conocidas de
Vargas Llosa, va a llegar a través de la libertad y el mercado. La
disyuntiva que nos plantea Vargas Llosa es clara: modernidad o
atraso.

Para Arguedas, la disyuntiva entre 'modernidad o atraso' que plantea
Vargas Llosa sería la manifestación misma del atraso, porque niega la
cultura con la cual él se identifica y quiere conservar. Para Vargas
Llosa, como he repetido, ese ideal cultural conservador que hay en
Arguedas es signo de atraso. Es interesante notar, además, que la
crítica de Vargas Llosa a Arguedas, de ser supuestamente antimoderno,
la comparte —aunque desde posiciones ideológicas distintas— con la
izquierda revolucionaria que busca crear "el hombre nuevo" de la
revolución. Esa aspiración revolucionaria se opone al ideal cultural
conservador de Arguedas.

El Perú, casi 30 años después de la muerte de Arguedas, ha pasado por
muchísimos cambios. En lo que concierne a los aspectos culturales y de
organización de la sociedad, ¿se ha ido el Perú acercando a la visión
de Arguedas durante el tiempo transcurrido? La respuesta de Vargas
Llosa es que el Perú de hoy, el Perú Chicha o Informal de su último
capítulo, está cada día más lejos de los ideales de Arguedas. Yo estoy
de acuerdo con la respuesta de Vargas Llosa y basta notar que el Perú
se ha convertido en un país predominantemente urbano (más del 70% de
la población del Perú de hoy vive en centros urbanos).

III. Conclusión

Sin duda, Vargas Llosa ha profundizado mucho sobre la vida y la obra
de Arguedas. Vargas Llosa es un gran conocedor de las obras de
escritores como Luis E. Valcárcel, Ciro Alegría, Juan Rulfo, Augusto
Roa Bastos, etc. y en su libro sitúa la obra de Arguedas en el
contexto de las diferentes tendencias que existen en el movimiento
indigenista de la literatura peruana y latinoamericana. Vargas Llosa
escoge, además, una estructura que —a mi parecer— es muy apropiada
para el libro porque intercala capítulos sobre la vida de Arguedas con
capítulos sobre su obra, y de ésta manera nos llega a mostrar la
relación tan cercana que existe entre ambas.

En resumen, quisiera señalar que la vida de Arguedas tampoco corrobora
ninguna especie de fantasía utópica. Arguedas fue maestro de
castellano y también traductor de canciones y poemas quechuas; era
serrano pero vivía en la costa y viajaba frecuentemente al extranjero;
llegó a ser profesor universitario y obtuvo reconocimiento a nivel
nacional e internacional, pero no dejó nunca de identificarse con los
marginados.

Termino con una cita tomada de "Todas las sangres". Es Matilde, un
personaje de la novela, que le dice a su esposo, el terrateniente
blanco y serrano Fermín, refiriéndose a la "sociedad" de Lima:

"Hablan del Perú con menos conocimiento que del Congo".

Yo estoy convencido que la frase que acabo de leerles tiene, por
instantes, vigencia para todos los peruanos, y no solamente para los
limeños o los costeños que reflexionan sobre el Perú. El Perú, como
habrán podido comprender, es un país grande y diverso. Todos los
peruanos, en algún momento, deberían sentirse reconocidos en esa frase
de Arguedas, incluyendo el que habla.

Muchas gracias

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