Jesús García Clavijo. Escritor, Santiago de Cuba

26 junio 2013


Jesús García Clavijo. Santiago de Cuba. Ingeniero. Bioestadístico. Escritor, investigador y poeta. Sus poemas aparecen  en las antologías Latinoamericanas 2007 y 2008, en las  Antologías  Mundiales de Poesía 2010 y  2011, en diferentes plegables de la Editorial Catedral en Cuba, en revistas nacionales e internacionales y diferentes sitios de Internet.
Autor del libro  Cuando los despertadores dejan de sonar (Guatemala- México 2003 y Guatemala-Cuba 2009), A fin de cuentas (Guatemala – 2003)  y de la Selección de Poesía Cuba – Guatemala Del Quetzal al Tocororo año 2009.  Premio “Poesías”  y Premio “Cartas de amor”, “Universiadas 2003”. Segundo lugar en el Concurso “Luisa Pérez de Zambrana” 2009 y Primera Mención en el 2012. Mención en la XIII Edición del Concurso Nacional de Poesía “Regino Pedroso” 2009. Obtuvo el Accésit  de los XVI Juegos Florales 2011 en Santiago de Cuba, Premio “Marte” 2011 y Premio “Arte Soy” 2011. Mención Categoría Docente en el “Concurso de Poesía Canción del Sainete Póstumo” en Cienfuegos 2012. Premio de poesía en los Juegos Florales de Matanzas 2012. Seleccionado en el lugar 31  entre los 120 poetas premiados  del certamen en Toledo – España,  e integró la antología publicada al efecto. Miembro de la Red Mundial de Escritores en Español.


EN AMORES CON CARILDA
“Creer es desear tu sexo
y darle de comer a una paloma.”
Carilda Oliver Labra

Me persigue,        sabe lo difícil de alejarse
caminar los puentes con sus ojos.
Llamó        necesitaba enternecerse
estaba confundida           eran las seis de la tarde
me creyó un adúltero tras una mariposa.
Dijo: veamos el atardecer
pásame tus manos por mi cuerpo
estrújame la boca, tócame los senos
“… me desordeno amor…”
y  tus dedos aprietan, húmeda,
la canción de la tarde que te ofrezco.
Me persigue
mientras llego mendigando una palabra,
un punto del último verso
que pensó en la madrugada.
Me desnuda en un soneto
toca mis muslos en su elegía
“pidiéndole perdón a las paredes
hasta rozar el ángel.”
Sabe que el mundo va en esa gota como la vida.

Esa mujer necesitaba enternecerse
eran las seis de la tarde
creyó era un adúltero tras una mariposa,
era yo, con este poema y un lirio.


Y ADEMÁS ES DOMINGO

El año que pasó ya no vuelve a ser nuestro.
Waldo Leyva

Este año se me fue un ángel
aunque  invoqué poderes sobrenaturales
no pude ser  el  chamán que  lo  retuviera.

No encontré la canción de una mujer
ni a ella para pedírsela
pero recordé los momentos en la esquina de la cama
sus ojos cerrados           sus  rodillas.

Se fueron  y  llegaron  amigos,         como amores.
Sobreviví a vientos
al hambre
a la intemperie
a miserias.

Nada de eso importa ahora,
mañana se termina el año,
llueve,         y  además  es  domingo.


CUANDO UN POETA DESNUDA A UNA MUJER

Así flotamos en el espacio de ese cuarto secreto
y fuimos cayendo en el abismo
como los pétalos de una flor perfecta.
Elvira Alejandra Quintero


Inventaron el papiro frotándolo sobre el marfil
pero ignoraban, tristemente,  la hoja donde te escribiría.

Cuando un poeta desnuda a una mujer
se abren las ventanas
todo pasa   más lento
porque espera el temblor en los espejos.

Cuando un poeta desnuda a una mujer
se escuchan las raíces  bajo la tierra.

Pero si la besa
si pasa sus manos,
se escribe la carta de amor,  más tierna de la primavera.


UN HOMBRE Y SU GUITARRA

¿Las lágrimas que no se lloran esperan en pequeños lagos?
¿O  serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?
Pablo Neruda


Hagan silencio
un hombre sufre tras la puerta
se escucha su guitarra con una cuerda rota.
Ella decía  cada verso de memoria
las calles       eran infinitas con su mano.
Hagan silencio
hay un hombre tras la puerta
y  le falta una cuerda a la guitarra.
En su cuerpo olvidaba los dolores,
era  altar, hogar
paño de arrepentimientos.
Pero hagan silencio
hay un hombre que sufre
apoya su cabeza en la guitarra.
No me crean,
su dolor  no cabe tras la puerta
nadie entiende de qué forma
se rompió otra cuerda
quizás fueron los saltos
sus vísceras en el último intento por su cuerpo.

Esa mujer no sabe cuánto  él  padece
da miedo recordarlo.
Hagamos silencio
un hombre sufre
y  ni una cuerda  más,
le  queda a su guitarra.


SERÍA POCO EXPLICÁRTELO EN CIEN PÁGINAS

Sólo este grito que debiera ser tuyo porque lo hice para ti
aunque no lo recibas.
Elvira Alejandra Quintero

Dime si puedo ir
a darte un beso en la punta de los senos,
comérmelos en un segundo.

Tragarme uno a uno
tus  jugos eternos de  esperanza.

Un segundo dentro de ti,
seré el fantasma que recorra tu cuerpo
y se arrodille.


COMIDA EN  FAMILIA

A Irenita García Cruz,  compañía, amor y felicidad.

Y no es la adversidad la que separa los seres,
sino el crecimiento,
nunca ha muerto una flor: sigue naciendo.
Pablo Neruda


Hoy comimos con un perro callejero
como el hombre, esperaba un pedazo del amor.
Al frente       el Hotel Imperial
destruido por el tiempo y los recuerdos.
La habitación 312 fue el paraíso del amigo
¿cuál será entre tantos espacios vacíos?
Miro,  parece que sonríe después del acto y sus tormentos.
Según él allí estuvieron Adán y Eva, pero nunca yo
por eso           es el paraíso que imagino.
Todos los hoteles se parecen
Puertas,  consuelos y  olvidos.
La gente necesita olvidar para que pase el tiempo.
Este parque, como el perro, tiene su historia y su fuente
por él pasaron tantas mujeres
como nombres guardan las paredes.
Miran, comemos con la mano
pero el perro necesita compañía.
Solo el ángel quedó en la Catedral
porque en su mano, estaba la poesía.
La mujer no sabe inglés
tiene un tatuaje en la rodilla, otro en el pie y sonríe
casi pisa al perro que nos sigue
aunque se comió el último hueso frente al hotel
de sueños y esperanzas.
Mi hija se refleja en la vidriera con la mano de su madre
ella no sabe cuántas veces me miré en el mismo sitio
con las  manos vacías.

Hoy comimos con un perro callejero
que tenía un pedazo de amor en su mirada.


ANTES DE LOS VIENTOS
A Irene Cruz Martínez e Irenita García Cruz,
que pasaron conmigo esa madrugada.

Los huracanes matan y empobrecen aún más.
Dicen que veremos caer a los ángeles
porque el cielo está lleno de huecos.
Miguel Crispín Sotomayor

Leo el libro de un poeta que nunca vio
con dos velas camino su nombre
a una le faltan cuatro dedos para dejarme a oscuras
la otra se apagará antes.
Todo es silencio como de madrugada      pero más temprano.
Se escuchan los relojes, el respiro de mi perra
el amor de un gato del vecino.
He leído muchos poemas estas noches
como amantes en horas de consuelo.
La sonrisa de una muchacha
es como la brisa antes la llegada de los vientos
sus muslos tibios alegran un poco
solo un poco, la tristeza  de la lluvia.
Una mujer puso el deseo entre mis dientes
su matriz detuvo el tiempo
entre los cuadros, la lluvia y la ventana
no hay rencor entre sus piernas
porque mis manos  acarician
con todas las ternuras de su cuerpo
pero soy un  simple poeta  y el amor suele ser un epitafio.
La ciudad se detiene, la gente vive medio día
porque media noche pasarán
con historias de los golpes y los árboles.
Los poetas que escribieron estos libros
lo hicieron para estos días.
La muchacha de los muslos abiertos y tibios
sigue frente a mi,  como un reto o una tregua
nadie sabe sus misterios hasta que los toca
y los convierte en palabras.
Solo la sonrisa de mi hija es feliz por su inocencia.
¿Cuántas Carildas se  habrán desordenado
y lo harán antes que se apague la segunda vela?
Hace días no veo mariposas ni flores
pero escribo, leo a la luz de una vela
siento el respiro de mi perra, el gato del vecino
es decir, estoy vivo,  doy mis sentidos y mi boca
a una mujer que dijo no me amaba
mientras otra juró me amaría siempre.
Ninguna dice la verdad:
“Las mujeres /  cuando no te aman,
te mienten
y cuando te aman también.”
Me confesó un poeta una tarde de enredaderas.
Mi ciudad es otra, lo era, antes la llegada de los vientos
igual que  nosotros     antes de conocer el amor.


El aire huele a moho, a polvo sin aromas
a carne tibia, a recuerdos lejanos.

Casi amanece, definitivamente la vela va a  dejarme sin luz
marca sus últimas figuras en las paredes.

Se apaga.

Mañana la ciudad será otra, mejor, como antes de los vientos
como nosotros mismos.

MUCHACHA DE ABRIL

A María Elena Hing Lozada, alegría y primavera.

…Pero yo sólo tenía 15 años y tú 30
y aprendía de ti como enseñarte a sentirte a gusto
y sin vergüenza.
Elvira Alejandra Quintero

No recuerdo el momento de la mano ni del  parque
aquel hombre me daba celos porque ella
se me  iba en sus canciones.

Ya no están, ni ella, ni él.

Cantaba tal un duende, calmado y melancólico
como en una  despedida.

¿Quién resolverá el problema de las despedidas?

Los amigos no debieran irse de prisa
porque dejan al mundo sin esperanzas.

De cualquier manera,
es impredecible el camino de los poetas.

La mujer que ama un  poeta, es una gota de rocío
la que no ama igual, pero de otra madrugada.

Pocos saben de esas tardes con su voz
ni su letra aparece en las vitrolas
aunque  falte, un lucero  y una espera.

Temo al  pronóstico  de los poetas porque  se cumplen.

La mujer que lo olvidó, no volvió a ver el arco iris
ni supo la forma en que se ama al amanecer.

Duro oficio el del poeta al tener tantos recuerdos
una lámpara  y la caricia.

La caricia para que gire el mundo
la lámpara  para que no se olvide el camino de regreso.

Mala costumbre la de no olvidar y la de olvidar igualmente
nunca se sabe el momento de tocar una ventana
porque detrás, está el amor.

La calma no se hizo para los amantes
a los amantes nadie los entiende
solo ellos saben el minuto  exacto en que los pechos calman.

No recuerdo el momento de la mano
pero había  una mujer  cerca de un parque
y  no está  porque murió Leonardo Favio.

Pobre la mujer que lo olvidó y él no pudo olvidarla
ni le dejó un  motivo  para  seguir viviendo
en este mundo de absurdos y sombras
de gente que no entiende, de muchachas de abril.


EL AMOR

A Sandra Chávez  Lozada, que lo convoca.

…Tú serás el derrumbe o la mentira.
(Soy un símbolo más. Soy el misterio).
Tú serás el Mesías. Yo la cruz.
León Estrada

El amor es un lugar oculto en la memoria.
Es la sorpresa del tiempo que no deja de sorprendernos.
Es de lo que todos saben y nadie sabe y sufren.

Es el minuto que pasó y el que va corriendo
porque en él está la vida y se escapa.

Es el motivo de los poetas para justificar la lluvia.

Es la mano, el abrazo y el beso.

Es la montaña y el aire, como tu cuerpo.
Es la ropa regada por la casa y recogida.

Es un asunto del dolor que todos lo soportan.

Es la noche en el último piso
o amanecer en la azotea con tu pelo
y querer amanecer todavía.

Es la infancia empinando un papalote.
Es la foto de los cinco años con corbata
y los sesenta, con una mariposa de porcelana.

Es la hoja, la tinta  y un nombre.

Es la batalla donde todo hombre  pierde,
dijo alguien que no ganó ninguna
porque en todas, salió herido de amor, como yo.

Es el sonido del tambor, oírlo al menos.

Es la mujer saliendo del río vestida de amarillo
o del mar con su piel de luna llena.

La cama, la mesa, la música, el silencio.

Es seguir aunque no te quieran
en el fondo, siempre queda la esperanza.

Es saber donde estás cuando falta la caricia
y que llegues a tiempo para dármela.

Es parirlo cada día, día a día.

Es mirar, al fin, tu sonrisa en una estrella.


EL POETA
Sí, mentimos los poetas
cuando nos empeñamos
en seguir llorando los amores idos
Elvira Alejandra Quintero

El poeta sueña los problemas del querer.
La mirada del poeta es otra
como sus besos otros, más allá, más y más.
La caricia del poeta, busca el corazón de una mujer
aunque sabe       está en la punta de sus dedos.
Si ama, es un problema, nunca dejará de hacerlo
amar a veces es sufrir y otras también.

El poeta toca todas las puertas,
hasta encontrar el punto justo de la ternura.

Sueña con el mar y deja sus recuerdos
la séptima luna llena después de las partidas.
Sabe que una mujer de espaldas a la pared
es darle la vuelta al mundo
único momento en que no hace falta el sol
el sol sale de ella y se esconde
para que él lo encuentre en su cuerpo.
En el cuerpo de una mujer, están todas las estaciones.

El poeta sabe que la vida es un suspiro.
La mujer sigue de espaldas en la pared
oculta sus manos  para que él escriba:
Si una mujer sonríe, en otro lugar, amanece.

El poeta conversa con sus difuntos el secreto de los caminos
les cuenta las cosas del último amor,
de la mujer y la brisa,
de la vida y las pasiones,
de estos versos  y sus melancolías.


MUJER

Encontré  un tesoro entre tus piernas.
Labré tu vientre y descubrí la tierra.
Enterré a mis muertos en la paz de tus ojos.
Oré por la felicidad de los buenos y de los malos.
Nací para conocerte y tenerte y perderte y soñarte.
Jesús Cos Causse

Una mujer dijo me amaba
que Cristo se parecía a Marx,       a ella y al futuro.
La creí futurista,            pero estaba desnuda.
Una mujer desnuda tiene toda la verdad de la noche.

Dijo: el amor es una melodía,
este instante mañana será otra cosa
como el espejo,        como mi risa.
Como un martes de lluvia.

Una mujer dijo: no me dejes        soy de porcelana
el adiós es un golpe de misterios
pero uno  tuyo hará que yo no exista
será algo violento          un vacío sin prisa            una historia
triste.
Una mujer tapó el sol
si quieres  ver    tócame, dijo
pinta mi cuerpo con tus dedos,
escribe  tu nombre en mí
déjame en las  paredes donde amamos
soy diosa de la lluvia,           ángel y diablo,
pero tengo el sol entre mis manos
y  quieres luz.
Una mujer me dijo de sus ojos
y sus ojos abrieron el camino.

Una mujer no dijo nada
pasó sus ganas  por avenidas
mojó  su cuerpo       se acurrucó.
No dijo nada.
Entonces         creí en el amor.


SILVIO DE MADRUGADA

…qué pena / de las manos que he adiestrado
sólo una sabe decir adiós
y me presta su ayuda si me alejo
de tus ojos tus pechos y tus labios.
Mario Benedetti


No hay nada más triste que la pérdida del amor.
Emilia se conformó con la mitad
y lo vivió así hasta la muerte.
La mitad es preferible ante el vacío
aseguró  y era cierto.

Si alguien  ama, ama hasta en los sueños
en plegarias y aposentos.

El amor solo tiene un camino
sin curvas,
sin puentes
sin tiempo.

Alguna vez la cama será también verdad
para que las serpientes no la engullan.
La serpiente que se tragó el unicornio
nunca imaginó que la pintaría de azul
la bendeciría el Sábado Santo,
y ardería  hasta la Ascensión.

Si volviera el tiempo, le daría una paloma y mi mano,
nadie podrá llevarse el amor
Silvio me prestaría su guitarra, su espacio y la última verdad.
Los amores imposibles no lo son
los amores no saben de quimeras
todo lo tornan real y eterno,  como la vida.

La vida es eterna si es por amor
quiero que  así quede escrito  en cualquier testamento
me lo pidió una mujer que sabe de anhelos;
“Te amo mi amor, te amo.”  dijo,
me lo creí porque fue antes de acostarse
y son hermosos los sueños de una mujer y necesarios,
como las canciones de Silvio en la  madrugada
o la carta a Velia el tercer día de conocerla:

Velia,
Hoy es la primera noche que no te veo. Hoy, también, me desperté cuando ya
estabas en tu casa. Esto me hizo sentirme raro. Era como haberte perdido
durante el sueño.
O esta, en el ala de un ángel que resistió la  tormenta:
Tengo sueño, pero temo a que cuando me acueste, no pueda dormirme, te amo
tanto, espero tú también sientas lo mismo.

Son hermosos los sueños de una mujer
suelen cambiar ciudades y mundos.
“Espero pienses lo mismo
aunque cuando me acueste, no pueda dormirme…”
“…por temor al despertar
haberte perdido durante el sueño.”

No hay nada más triste que la pérdida del amor.
El amor solo tiene un camino
sin puentes,
sin  temores
ni tiempo.


MARCA DE AGUA
No vayas a cerrar los ojos cuando hagamos el amor
quiero mirarte en el espacio sonreír
y hacerme un traje con tu cuerpo y sucumbir.
Silvio Rodríguez

La sonrisa de la foto, hace tantos años
es una marca de agua en el tiempo.
La muchacha que sonrió esa tarde
pudo llamarse María, Teresa,
Celia, Irene, Clara
de cualquier manera,  la sonrisa de la foto
es una marca de agua por el tiempo.

La felicidad es otra cosa,
lo feliz que se ve en la foto la muchacha
que podría llamarse Margarita,
Josefina, Yolanda, Marta, Lina
está ahí mismo, como la tarde aquella
en que posó para la historia.
La felicidad es otra cosa
puede ser un momento
una palabra, una caricia,
el reposo después,
hasta una mentira.
La sonrisa es una marca de agua.
La muchacha  feliz que posó  esa tarde
que podría llamarse de cualquier forma
sigue así, entre luces y sombras
como si terminara de desnudarse
en el instante que una mano apretó el botón
y la dejó feliz para siempre.


BIG BANG


Escóndeme,  que el mundo no me adivine.
Gabriela Mistral

Qué fue primero
una montaña,  soleada o sombría
la poesía o los motivos
mis pasos o  tu sombra.
Tú desnuda por los mosaicos y su humedad
o el fuego que provocas.
Mi jadeo o el agua en tu cintura.

Mi hija  o  el  amanecer.

Qué fue primero
la muerte del poeta o la paloma equivocada.
El punto o el triángulo de tus muslos.
El último suspiro o lo breve  que es la vida.
Tú o el hombre enamorado de ti   y  no lo niega,
aunque sigas buscando en los espejos.

Qué fue primero
la edad  o la sorpresa.
El camino o  el tiempo.
Chaplin o las candilejas.
Tus ojos en mis manos
la herida o la cicatriz.
Lorca  o el balcón abierto.
Alfonsina o el vestido que la ahogó en un poema.
Las golondrinas o Nervo.
El viento o  los molinos.
Tu pelvis  o  lo demás.

Qué fue primero
el Yin  oscuro o el Yang celestial.
La última carta de la baraja
o la línea que la  gitana dijo eras tú
al final del camino.
Olvidó que el amor no muere  súbitamente
su final está después o nunca.

Qué fue primero
la montaña,  soleada o sombría
la poesía o los motivos
las letras negras o el papel en blanco.

¿Alguien lo sabe?Una  mujer me hizo estas preguntas
una tarde sin sol,  a las tres,
con  las campanas
no las supe     y quisiera,
por si vuelve
a calmar la  melancolía.


EN LA OTRA ACERA

…su desnudez indemne / tan carnal

tan mulata / tan hembra / tan posible.
Mario Benedetti


Una muchacha va a pasar la calle

y me deja detenido en la otra acera.

Bordea mi costado, se pierde por la esquina

huele a baño de hojas, a hembra en celo.

¿De qué parte del amor vendrá?

¿Cuántas penas llevará y no las dice?

Debe llamarse de todas las maneras

cualquier nombre la traerá como un alivio.

¿Quién habrá dormido en su pecho

que dejó  el dolor en su mirada?


Cruza  la calle

no puede evitar que la amen públicamente

ni estos versos en la otra acera.
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