CARLOS EDUARDO ZAVALETA: TAN SOLO GRACIAS MAESTRO.‏

29 abril 2011

Por: Ana María Intili

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Es vago el recuerdo de cuándo conocí a Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, Ancash 1928. Lima 2011), me refiero a su persona, porque sus textos fueron ampliamente leídos. Disfrutar de sus tertulias, de su voz enérgica a pesar de su corta estatura, menguada un poco más por los años, por el pesaroso transitar de la vida. Pero fue mágico. Tal vez no pude desligarme, ni intentaba hacerlo, de su amistad. Era de aquellas personas en las cuales no caben las medias tintas. “Que vas a hacer muchacha”. “Profesor no lo he decidido aún”. “Entonces acompáñame que voy a retirar unas fotocopias y te invito para almorzar. Esto va a demorar y ya tengo hambre, debe haber un restaurancito para hacerlo y vamos a conversar”.

Este el diálogo inicial que recuerdo tuvimos en Huari, cuando se realizó allí el Encuentro de AEPA, Asociación de escritores y poetas de Ancash, donde en noviembre del año 2009, se le realizó un homenaje por su trayectoria literaria, además de ser su hijo ilustre. Así lo hicimos. Me contó entonces la reciente pérdida de su esposa, compañera de sus días por varias décadas, de sus proyectos que eran interminables, del ríspido trajinar. “Y tú en qué andas”. “Siempre escribiendo profesor, también llevo la maestría en San Marcos”. “Eso es bueno, muy bueno. Qué autores han revisado, porque tengo un proyecto que Marcos [Martos] me ha aprobado de dictar La novela corta en el Perú. Hay muchos autores en las décadas iniciales del siglo pasado que amenazan quedarse en el olvido y eso no es posible”. Comenzó a dar una pequeña lista de autores como La boda, Fabla salvaje de José Gálvez y de César Vallejo, respectivamente. “Otro autor, José Diez Canseco. No sé porque ya no se habla más de José Diez Canseco, es muy importante. No debemos olvidarlos. Son autores cuya narrativa en la novela breve ha sido muy valiosa, sobre todo para instituir el género en nuestro país. No podemos olvidar que si bien Valdelomar fue el iniciador, no estuvo solo. El fue un genio de la palabra, es cierto, pero hubo otros escritores muy valiosos. No podemos ser tan ingratos. Por eso es importante leerlos, revisar sus textos. Todos ellos tuvieron un papel muy importante en la configuración del cuento corto en aquella época. También La casa de cartón de Martín Adán, una verdadera prosa poética”.

Al poco tiempo se iniciaron las clases en la Unidad de Postgrado de San Marcos. Fue el semestre 2010-II, y me llevé la más emotiva sorpresa al encontrar en el programa de Maestría que el profesor Carlos Eduardo Zavaleta, habría de dictar el seminario LA NOVELA CORTA EN EL SIGLO XX PERUANO, coincidentemente con la curricula que debía cumplir como alumna regular en la Unidad. Fue la última promoción a la cual dictó sus ilustradas y especialmente valiosas clases.

La promoción estuvo formada por Mauricio Marrufo, Edith Paredes, Víctor Quiróz, Elton Honores, Ofelia Villena, Nehemías Vega, Jorge Coaguila, Isabel Polo, Christian Burga y esta humilde servidora.

Lima, 26 de abril del 2010.

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