LUIS PARDO: LA CONSTRUCCIÓN DE UN HÉROE POPULAR

11 febrero 2009

Filomeno ZUBIETA NÚÑEZ
Centro Cultural Luis Pardo Novoa, Huacho
Universidad Nacional José Faustino Sánchez Carrión-Huacho

La figura de Luis Pardo, desde sus primeras incursiones, ha merecido diversas calificaciones desde bandido o bandolero, pasando por justiciero social, hasta el de héroe popular. Para el efecto se recurren a una serie de argumentos, muchos de ellos, sin mayor justificación teórica; obedeciendo, más que a la explicación histórica, a la memoria histórica y al imaginario popular.
En los últimos 50 años, gracias a los aportes de Eric J. Hobsbawm (“El Bandolero Social” en Rebeldes Primitivos, 1959: 27-47), como de sus seguidores y detractores tenemos las herramientas elementales como para una tipificación más adecuada de nuestro personaje.
“El bandolerismo – nos dice Hobsbawm- es una forma primitiva de protesta social organizada. Y no porque quien se dedica a ella sea consciente de esta situación, sino porque ésa es la percepción que tienen los pobres, por la sencilla razón de que son protegidos por el bandolero o bandoleros o se sienten protegidos y por lo mismo lo consideran su defensor, lo idealizan y lo convierten en mito”.

Aun cuando el bandolero no es consciente de su rol, trata de vivir como un rebelde social: robar a los ricos para dárselos a los pobres. En casos extremos se ve forzado a medidas extremas, como matar, por defensa propia o por venganza.
Ante la pobreza y la sumisión, el bandolero responde librándose de ella uniéndose y sirviendo al opresor o alzándose contra él; y tomando partido por los desvalidos, los oprimidos, los campesinos, a imagen de lo que ocurrieron entre los siglos XV y XVIII con los piratas y corsarios.
A lo largo del tiempo de su existencia y desarrollo, la característica más notable o chocante del bandolerismo social es su notable uniformidad y la reiteración de sus formas y manifestaciones.

De ahí que los bandoleros sociales se convierten en mitos, hasta ser encumbrados a la condición de héroes populares; cuando el pueblo hace desempeñar al bandolero el rol por encima, incluso, de la actuación real del bandolero, como ha ocurrido en el caso de Luis Pardo. Es decir, el pueblo le agrega otras cualidades legendarias y heroicas, a las que evidencia. La figura de Robin Hood o El Zorro, tan familiar a nosotros, se reproduce en otras épocas y latitudes con similar sintomatología (es decir, la dicotomía protección-protesta).
Ante la disyuntiva del pueblo de entregar o no a un bandolero a las autoridades, la población casi nunca ayuda a las autoridades a capturar al bandido, sino que le protege contra ellas; pero, si se vuelve incómodo puede ser traicionado, como ocurrió con Luis Pardo. Sin embargo, la justicia, la gendarmería.-en este caso- reclama para sí o se encumbra el mérito de haberlo capturado o asesinado; y, por lo general, le llena de tiros cuando ya está muerto “El muerto después de muerto, como un bandolero por la policía”, como nos dice Hobsbawm, citando a P. Bourde (Pág. 29).

Por qué un hombre de posición acomodada, con una educación formal y hogareña adecuada, como era el caso de Luis Pardo Novoa, se vuelve bandolero?
La respuesta es indudablemente un tanto compleja y hay que analizar varios factores, como las características de su personalidad y trayectoria.
a) En primer lugar, las desigualdades sociales imperantes en el medio, con campesinos de las comunidades y otros pobres en sus condiciones materiales de vida víctimas de abuso del poderoso que no sólo detenta bienes como un buen fundo con abundante ganado vacuno, ovino o caballar y que –por lo mismo- se siente superior a los demás y goza de poder político dentro de los lindes de los pueblos y capital provincial, donde son medianos propietarios de negocios o de tierras, con demostrables influencias en otras ciudades. Ante esta situación el bandolero encarna al justiciero, que realiza actos que le gustaría hacer al desvalido.
b) El medio geográfico bolognesino formado de valles estrechos, con relieve accidentado, con extensas zonas despobladas, con largos caminos de herradura sin mayor seguridad para los caminantes que brinda seguridad para las correrías de un bandolero como Luis Pardo. Este medio se convierte en su espacio de actuación, donde se siente protegido por la propia naturaleza; él quiere el campo, quiere ver el amanecer en su tierra, la conoce, la ama.

c) El desgobierno reinante producto de la postguerra del Pacífico donde el Estado no funciona y donde las autoridades están más afanadas en ver por sus mejoras personales, dando lugar a las montoneras (como las de Dr. Augusto Durand) y el bandidaje; esta coyuntura en el medio bolognesino permite el abuso y el control de la justicia por los poderosos locales dejando en la orfandad a los humildes. Ante esta situación el accionar de Luis Pardo se convierte en una forma de lucha de los desheredados frente a los poderosos.

d) El medio hogareño donde se formó y creció, con todas las comodidades y gollerías que le ofrecía la situación acomodada de la familia y desde donde pudo notar las diferencias con los de abajo. La disciplina que sus padres trataron de imprimirle se ven desvanecidas con la muerte del padre por las balas asesinas de un oponente y el trato complaciente de sus abuelos, que van modelando un espíritu rebelde, independiente y contestatario. Ya adulto se convierte en propietario y conductor de su fundo de Pancal y el negocio de vacunos y caballos. Es decir, sigue disfrutando de cierta holgura económica.
e) La imagen que proyecta ante los demás, los vecinos de la zona o región, como “honrado”, “educado”, “honorable”, “mishti” y, por lo mismo, no culpable de los delitos que se le imputa, se convierte en requisito para gozar de la protección popular. Su actitud contra los poderosos, los opresores y el Estado, hace que sea visto como una víctima y hasta como un héroe. Por eso Luis Pardo se sentía seguro entre los suyos, en el entorno chiquiano. Prefiere vivir en su fundo Pancal, manteniendo y afirmando el grado de vinculación con Chiquián y los pueblos vecinos de “su territorio”

f) Como ocurre con otros bandoleros, Luis Pardo, es joven y casi soltero, sin mayores cargas ni responsabilidades familiares (muerto su padre, separado de su esposa, muerta su segunda compañera, con su madre y hermanos con cierto status asegurado), por lo mismo lleva la vida de un lobo solitario. Ocasionalmente organiza cuadrillas con sus seguidores, dado su carisma y cualidades de líder.

g) Por su extracción de clase, de una familia acomodada, tiene una fuerte personalidad, es culto, refinado, tiene versación (sabe leer y escribir) y escribe bien, practica la lectura esporádica y siendo romántico y enamorador (gentil y galanteador con las damas, especialmente campesinas) no era raro que Luis Pardo escriba no sólo en prosa (cartas), sino también en verso (poesías); en su época la forma de relación entre las personas distantes y un tanto cercanas (en lo familiar e íntimo) era la correspondencia oral o escrita. De allí que no sea descabellado atribuirle la autoría de “Andarita”. Además es un hábil practicante de las expresiones populares; el baile y la danza, el canto y el dominio de instrumentos musicales como la guitarra. A todo eso se suma su predilección y habilidad en el uso de armas: puñal, revólver, carabina, fusil.

h) Su solidaridad e identificación con los de abajo se evidencia no sólo en la protección y justicia que procura brindarle, sino también en otras actitudes muy suyas: enamorar a las chicas del campo y no a las damas de su condición social y entorno hogareño; o el optar por hacer de “inca” en la Fiesta Patronal de Santa Rosa de Lima (invirtiendo lo roles), función desempeñado por lo general por los de abajo, cuando debía hacer de “Capitán” como correspondía a los de su clase.

i) No es tan cierto que careciera de formación ideológica y política, aunque embrionariamente la tenía; el haber participado como lugarteniente en las montoneras del Dr. Augusto Durand le otorgaba cierta versación y conocimiento de los vaivenes de la política nacional y la necesidad de realizar lecturas básicas de formación. Además, el testimonio recogido de un viejo luchador anarquista chileno (véase el artículo Luis Pardo en Chile en esta misma obra), dice de su identificación con los oprimidos y de la necesidad de la organización para responder colectivamente.

j) Luis Pardo realiza acciones que ante la opinión pública no son ilegales ni atentan contra los demás, pero que es criminal a los ojos del Estado o de los grupos de poder de la localidad.

k) La exagerada severidad con que el Estado y las autoridades actúan ante alguna pequeña infracción de la ley que Pardo pudo cometer y que, ante la disyuntiva de lo que harán con él en caso de ser apresado, prefiere tirar para el monte adoptando la condición de bandolero. Ya había tenido la experiencia de ser preso político al conformar la montonera del Dr. Augusto Durand y luego fue preso común.

l) El Estado, las autoridades y los poderosos citadinos no le permiten su reinserción a la sociedad a pesar de gozar de la plena aceptación de la población, muy por el contrario agudizan las relaciones y lo empujan hacia la ilegalidad. No hay futuro político para los bandoleros porque no tienen organización política, por lo mismo, sólo perduran los ideales por los que lucharon.

El bandolero Luis Pardo progresivamente, para la memoria colectiva, se va convirtiendo en justiciero social. Justiciero porque considera injustos a los poderosos y sus aliados, las autoridades y el propio Estado. Esto significa imprimirle un sello de clase a la justicia. Para los de abajo las obligaciones, para los de arriba los privilegios y los derechos. Ante la impotencia de los desvalidos, ante las tropelías que se cometen en su contra, verán en Luis Pardo al justiciero que castiga y combate el abuso.
Quien cataloga sus actividades como forma de protesta social, como actos de justicia para con los desvalidos y pobres, es el pueblo, no el Estado o sus enemigos. Por lo mismo su paso a justiciero social y a héroe popular es una construcción de la memoria popular.
El pueblo le otorga el carácter de héroe popular porque identifica en Luis Pardo determinadas cualidades: su liberalidad, la generosidad, nobleza, la práctica de la cortesía y las buenas maneras, su bondad, optimismo, su gallardía, el sentido del humor, la astucia y el valor, su alto sentido de la justicia y una ubicuidad que equivalía a una verdadera invisibilidad.

Todo el mito de bandolero social, justiciero social y héroe popular es una construcción de la memoria histórica y el imaginario colectivo a lo largo de los últimos 100 años, desde antes de su muerte inclusive. Su nombre figura en la denominación de un puente, de una calle limeña, de una ex cooperativa agraria de producción, de muchas promociones de estudiantes de los niveles primarios y secundarios, de una institución educativa, de la plazuela de ingreso a la ciudad de Chiquián, de una urbanización popular en Lima, de algunos negocios, en fin de un centro cultural como el que funciona en Huacho.

Al analizar el tema Luis Pardo hay que tener en cuenta que la memoria colectiva es una construcción del pasado que vincula ciertos acontecimientos recordados con deseos, inclinaciones y temores del presente. La memoria no es una facultad que tenga por meta lo cierto, la memoria es una función desigual y engañosa que lleva a cabo operaciones poco fiables, incluso contrarias a la verdad; la memoria es relato, una narración en la que encajan y en la que se hacen congruentes hechos, circunstancias, episodios; es el significado que otorgamos a lo que recordamos.
En el imaginario popular la conducta de Luis Pardo sirve de ejemplo y resultaría agradable ser imitada en tiempos de impotencia por no conseguir ciertas reivindicaciones. En épocas de descontento, falta de confianza, agitación social, corrupción es cuando su figura se hace extrañar y se convierte en modelo a ser imitado.
Luis Pardo es ya un héroe popular, encumbrado a tal condición por el pueblo, mantiene su vigencia, no ha muerto, su vestigio permanece en el tiempo reflejado en las conductas deseadas cuando de alcanzar ciertos logros se desean. Por eso en el 2003 durante la fiesta de centenario de la provincia de Bolognesi se le otorgó la Medalla Gran Sol del Centenario y; el 2008 es un año dedicado no sólo a rememorar el centenario de su fallecimiento sino a resaltar sus valores de héroe popular.

Luis Pardo sintetiza lo bueno y lo noble para la cultura popular. Alcanza suficiente prestigio, aun a costa de la exageración de sus acciones, atribuyéndole valores superiores al resto de los mortales.
Como héroe popular, Luis Pardo, tiene una biografía cultivada, compuesta de tradiciones y hechos por encima de la verdad histórica, cuya figura se acrecienta con el tiempo.


FILOMENO ZUBIETA NUÑEZ

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