POETA: JOSE LUIS VILLACRESES VINUEZA (ECUADOR)

25 junio 2016


YO SOY COMO UN GITANO
 
 Llegue al mundo como forastero de la vida
como árbol sin raíces, como agua que va al mar,
deshojo el tiempo hipotecando fantasías
entre mágicas vivencias cambiando de lugar.
 
Odio lo cotidiano por su monotonía
me encanta la aventura de todo lo incierto
voltear calendarios acelerando mi vida
y romper ataduras partiendo a otro puerto.
 
Vender las ilusiones me dicta mi conciencia,
ser bálsamo de penas con cantos de arlequín,
sonrío a los mendigos minados de indigencia,
soy trovador ambulante que quiere ser feliz.
 
Soy mago ilusionista que saca el rey de copas
robándome problemas, sorteando los caminos;
presagio futuros declamando mis coplas
ladrón de aquellas penas que cambian los destinos.
 
Orate voluntario trapeador de tristezas,
brujo itinerante de conjuros de ensueño,
piropeador urbano suscitador en ferias,
bufón y saltimbanqui de dichas pregonero.
 
Los cantos de sirenas recorren por mis venas,
mi alma golondrina borracha emigrará
en cuerdas de guitarra colgadas de poemas
al ritmo de mis alas que no se detendrán.
 
 
No quiero que mis ansias terminen con mis días,
mis alocadas anhelos jamás claudicarán,
siempre estaré sediento de ignotas lejanías,
caminante peregrino buscando el más allá.
 
Ahora que me encuentro sumido en el letargo,
congelada mi sonrisa en mi amarga canción,
siendo los latidos de mi corazón gitano
que evoca despertares de una nueva floración.


SOÑANDO CON ELLA
Elegía a Riobamba
 
Un día soñé que en el cielo yo dormía,
no sé bien si estaba muerto o inmóvil descansaba,
desperté de pronto y comprobé que  no nacía
sino que en un vientre yacía obsesionado;
rasgué el cielo y desde una grieta por ventana
observé el universo de policromas regiones,
diseñadas por Dios, el arquitecto inspirado,
que amasó con tierra y agua paisajes legendarios;
vi una explanada como nido entre volcanes,
ese lecho entre cráteres debe ser fecundo
con arcilla de raza bravía como abono,
incubará seres que germinarán en titanes
como Condorazo, Hualcopo y Daquilema,
amalgamados con agua del Chibunga y greda,
con barro fino y caliza esculpirán a Paccha
y a las “huarmis” Puruhaes, tomando como molde
las redondeces de la joven cordillera,
firmes en la columna vertebral del continente
para fraguarse en el horno del Sangay ardiente
y pasear con faldas de neblina por las tardes
con caravana de llamingos delineando el horizonte,
incendiado por el ocaso del sol en el oeste;
mire a Lavalle con centauros relinchando,
en la llanura de Tapi estaban granaderos
 con potros argentinos malambeando contra el suelo
y tamborillando con boleras y sus cascos
huequeando para grabar sus hazañas para el tiempo;
para que Velasco cuente en sus épicas historias
y Maldonado mida paso a paso ese terreno,
vi a Bolívar escribir delirante sobre el hielo
para que su éxtasis se congele para siempre.
 
Me dije tenso  esta tierra es especial ¡ carajo !
Y conmovido empecé a observar profundamente:
colchas y ponchos verdes cobijaban sementeras,
 alfombras tus campiñas parecían desde arriba,
las ramas de los árboles nerviosas se estremecen
como costillar de arpas sacudidas por el viento,
orquestando en ritmos y en notas de la quenas,
de las hojas y rondadores en andina sinfonía;
el ciclón hace que esgriman los sigses y las chilcas,
ésta lucha entre comillas se va con la tormenta
tejiéndose entre ellos con cómplices abrazos
y en paz el campo agreste a orillas del barranco;
las tórtolas en bandadas hacen huecos en el aire
coqueteando con los mirlos jugando a la escondida
y gorriones lúdicos se interponen a esos idilios;
yo estaba en el recreo en traviesa algarabía,
cayéndome del capulí con la rama en ese día.
 
Son vivencias colgadas como cuadros surrealistas:
como el tren como cometa volando por el cielo
o las flores despegando en quindes convertidas,
telúrico imaginario desintegrado en pedazos
cuando vi mariposas con sus pétalos vibrando
absorbiendo del sol estival la energía
y los colibrís firmando colores en el aire,
al ver cocuyos en la noche, pensé que una estrella
se rompió repartiendo partículas fugaces
entre himnos y sones de onírica fanfarria;
son imágenes frescas que penetran hasta el fondo
de nuestra alma por nostalgias como hendijas
y solo se escucha el latir de las arterias,
cuando recuerdos y saudades muerden la memoria.
 
No eran fuegos artificiales en una noche negra
festejos con chamizas del Sangay y el Tungurahua,
es abril y están de fiesta con venia del coloso,
un pendón de arcoíris disparaba voladores
impactando en el terciopelo azul del infinito
y un poeta loco rayaba con una estrella
itinerantes signos que escriben como bólidos,
un epigrama en el calidoscopio del cosmos
que inmortaliza a todos los que nacen en mi tierra,
haciendo que una lágrima mía se desprenda
desde el núcleo de un lucero al soñar con ella;
desperté un momento al humedecerse mi retina
y en vorágine de prismas miré la orografía,
con Riobamba en urna de inaccesibles cristales
custodiada por helados centinelas naturales.
 
Entonces vi mi niñez en recuerdos retratada,
una calle angosta de mi infancia en que jugaba
con aromas de colmena vi gente caminando
con gestos bondadosos de virtud y de esperanza,
hombres de actitud noble con sus manos abiertas
y estancias solariegas con flores adornadas,
donde abejas hacendosas destilan sus fragancias.
De pronto entre estas praderas labrantías
vi una dama noble de alcurnia distinguida
que se mira en la laguna de Colta como espejo
peinándose la lluvia como liquido cabello
y un rayo refulgente se pone por diadema,
como flash de una foto grabada en la pupila
y en mi cofre de neuronas está guardada
como una joya incrustada entre montanas.
 
Luego miro un coloso venerable con sus canas
mirando cóndores que escriben con sus alas,
la heredad del abolengo glorioso al espacio.
Absorto de mi sueño en una cálida placenta,
sabiendo que no nacía todavía, pregunté,
al hacedor de todo, al Señor que me explicara,
que son esos ciclópeos de granito increíbles?
Con pausa mágica al oído, El me confiesa;
el es su esposo y se llama Chimborazo
es el aristocrático corazón del planeta
y de ella el nombre no te digo, lo sabrás un día,
pero le dicen por bella “Sultana de los Andes”,
¡ es Riobamba exclame ! , anhelo nacer en Ella
y en un lejano abril en Ella...también morir quisiera. 

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