GENARO POLITICO Y POETA

05 marzo 2016

Por: Raúl Gálvez Cuéllar.



El presente Artículo incluye extractos de otro Artículo del mismo autor: “Genaro Ledesma Izquieta en la Literatura Peruana”, publicado en octubre del 2004 en USA.
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Genaro Ledesma nace en Cajamarca a los 400 años del Inca Garcilaso, descendiente de Garcilaso de la Vega, Jorge Manrique y el Marqués de Santillana de un lado, y del otro de la más pura realeza incaica. Esta mezcla de sangres ancestrales con la cruda realidad peruana forjaron al Genaro político y poeta.

Jurista y pedagogo, novelista, cuentista y ensayista, Ledesma recibe desde su infancia una carga de ordenamiento generada por Gobiernos títeres que lo llevan a una postura combativa con su verbo y conducta social en un afán de reordenar su mundo circundante, configurándose una ecuación entre el hombre y su obra, porque Genaro no es el señorito que escribe desde el extranjero en lujosos escritorios y que cómodamente lanza millonarias ediciones donde reina la imaginación, sino que por el contrario es el militante que bajo el lema “todo con las masas, nada sin ellas”, marcha por las calles de Lima con los sectores populares que protestan contra toda clase de abusos. Su naturaleza rebelde lo muestra como un escritor comprometido y como el último paladín de la sana política peruana. No olvidemos que en dos oportunidades fue elegido Congresista
con el voto de los campesinos, mineros y obreros, precisamente cuando se encontraba en prisión y luego en el destierro de Paris.

En un coup d’oeil a su obra literaria, aparece en primer plano una poesía mayor impregnada de realismo social, es decir poesía de acero, de balas y de muertes: yo poseo muertes en cantidades / muertes a granel si se quiere (1), escribe el poeta acostumbrado a las emboscadas y asesinatos del oficialismo:

Suena un balazo,
vuelan los cristales
de la majestad del sindicato,
se desploma el Secretario General (2)

Y es que ha sido testigo de numerosos crímenes contra dirigentes obreros, mineros y campesinos, como el de ese otro Secretario General, esta vez de la Federación de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos del Perú, quien a sus 45 años fuera asesinado por el comando paramilitar con cinco balazos (tres a la cabeza y dos al corazón):

Cinco balazos en la noche,
te han matado, Saúl.
… ¡El pueblo te ha salvado! (3)

Nuestro poeta por una exigencia de complementación vital, transgrede las leyes naturales y no acepta la muerte de los mártires: multiplica y devuelve las balas en versos que perforan el alma de los sicarios: los que están muertos son los homicidas (4). Podríamos decir que esta respuesta orgánica es un acto reflejo de su sensibilidad conmocionada, y que para sobrevivir se ve obligado a crear un mundo ficticio para sacudirse de tanta
bestialidad, o como dijera Crusafont Pairó al tratar sobre cosas del espíritu, para liberarse de las cadenas insufribles de nuestra animalidad (5). Ledesma, a quien no le es dado escapar de su destino, convoca bajo tierra a una Asamblea Extraordinaria donde pasan a la Orden del Día los eternos reclamos de los mineros, y se produce el milagro cuando la tierra tiembla de alegría, pues al más puro estilo vallejiano todos los pueblos del mundo se sientan a la mesa a disfrutar los panes crocantes que salen de los hornos:

Os equivocáis autores materiales
e intelectuales del comando genocida.
¡El Secretario General de los mineros vive!
dirige con mil voces de un subsuelo en llamas
la justa reinvindicación de los mineros:
convertir los fríos socavones
en hornos del pan cosmopolita
para que coman juntos
todos los pueblos del planeta (6)

Para Genaro ningún líder muere, como tampoco los ocho periodistas en Uchuraccay, de quienes en un discurso irrevocable y victorioso, dice que lee todos los días sus crónicas, pues allá en el cielo, en rotativos de cristal y tinta de oro, cierran con luceros las primeras planas del valor, y escriben y publican en las páginas del viento, porque ha nacido en vuestros párpados –que los golpes apagaron-, el periódico láser de la inmortalidad (7).

Pienso que en los temas líricos brilla más la finísima elaboración poética de Ledesma Izquieta, a quien sólo es posible comparar con Carlos Oquendo de Amat, poeta del altiplano que perennizara Cinco Metros de Poemas allá por el 1927; y es que Genaro es el esteta que edifica una poesía que partiendo de la realidad se eleva a lo sublime, gracias a una perfecta articulación
gráfica en la que cualquier lector, sea o no poeta, tiene que estremecerse ante la belleza de su escritura.

Tu sombra amada es la que produce frutas
e invita a que vengan a cenar
los pajarillos de todas las añoranzas.
No dejarán de filtrarse por allí
nuestras infancias de caritas sucias
pero húmedas en aguaceros de alegría (8)

Aquí vemos que no obstante el carácter surrealista de la estrofa, su fácil entendimiento se debe a la destreza poética, ya que sin rebuscadas figuras literarias y con asombrosa naturalidad logra un poema audiovisual y conversable, no importa si el motivo es tan serio como la muerte de la persona a quien más ama: y así el aedo, lejos de maldecir su destino ante lo irreparable, convalida su amor gratificante exaltando a la naturaleza y reviviendo de golpe en un presente simultáneo la visión de ser niños que corretean bajo la lluvia.

En el proceso creativo de los grandes escritores se descubre correcciones y/o cambios principalmente en los contextos de poesía. Sabemos que Stéphane Mallarmé fue un incorregible corrector de sus versos, y para no irnos tan lejos, Chocano y Vallejo tuvieron sus temporadas en las que se comportaron como auténticos bibliófogos que buscaban sus primeros versos para quemarlos. Este cambio escritural que responde a periodos etarios, fue también el experimento de Darío, aunque éste sólo quiso pasar de lo difícil a lo simple. Veamos cómo un poema de Genaro presenta variaciones sin menoscabo de sus líneas maestras de fondo y ritmo:


En 1988: Soy el que levanta la insignia de tu sombra (fragmento) Una brisa con marcas de distancia a porfía, de esas que corretean, ensimismadas, por las pampas del destino, me sopla al cuello y advierte que tú estás allí En 2002: Al pie del estandarte de tu sombra (fragmento) Una brisa con costuras de rosas y perigeos, de esas que corretean, alegres por la elevada pampa toma mi cuello y me advierte que tú estás allí, terrenal y auroral En 2006: Al pie del estandarte de tu nombre -Para Nelly, la adorada eterna- (fragmento) Soy una brisa con costuras de rosa y perigeos, de esas que corretean alegres por elevada pampa, coge mi cuello y me advierte que tú estás allí terrenal, auroral y etérea a la vez.

No es cierto, reconsidero,
que te hayas ausentado por los poros de la antara
para siempre.
Sopla y resopla en mi sangre una
ágil esperanza.
Es a ella a la que alcanzo
las saudades que procreo (9) No es cierto, reconsidero, que te hayas ausentado expatriando átomos. Sopla y resopla la esperanza venida de tus pómulos y es así como te alcanzo las saudades que procreo. (10) No es cierto, creo, que te hayas ausentado expatriado átomos y genomas. Sopla y resopla la esperanza de besar tus pómulos, y es así como te alcanzan las saudades que procreo. (11)

En este fragmento de dos estrofas escogidas al azar, notamos que se ha modificado desde el título del poema hasta su arquitectura, sin que ello signifique cambio sustantivo porque la pericia verbal mantiene la estilística en el soliloquio. El escritor transforma todos sus versos y aún reconsidera la estructura estrófica: suprime, sustituye y añade en busca de mayor precisión. Por ejemplo en las versiones posteriores al 2002, suma a las brisas el adjetivo alegres, lo que nos lleva a pensar que las heridas del bardo han ido cicatrizando, y que su ejercicio ha ingresado a una estación de serena madurez, ganando en poder de síntesis. Otro ejemplo es el quinto verso con sus agregados:

1998: que tú estás allí 2002: Que tú estás allí, terrenal y auroral 2006: Terrenal, auroral y etérea a la vez

Al ver estas divisiones y por un fenómeno nemotécnico recuerdo que años atrás en un Congreso Internacional de Poetas sustenté una ponencia con diversas traducciones del “L’albatros”, y fue curioso, por decir lo menos, cómo diferían las traducciones en cuanto al significante, mas no –claro está- en cuanto al significado. Pero es mi intención subrayar que al observar una estrofa traducida al Español por varios poetas, se notaba abismales diferencias en las cadenas lingüísticas, al extremo de no hallarse no sólo ningún verso igual, sino ni una palabra repetida en tales traducciones, a pesar de tratarse de una sola estrofa descifrada al mismo idioma. La poesía de Ledesma entonces, focalizada en el poema “Al pie del estandarte de tu nombre”, si bien acusa alteraciones en su grafía, conserva en sus criterios comparativos, intacto su mensaje conceptual, el intimismo del autor y su expectativa fónica. Y siendo esto así, ya tenemos en el canto lírico siempre una construcción directa, suelta, coloquial y de peculiar
estilo. Antes de pasar al siguiente párrafo quiero darme el gusto de escribir que mi hermano del alma Genaro Ledesma Izquieta se ha convertido en “El Mallarmé Peruano”.

Ahora bien, por haber traído a colación al albatros de Charles Baudelaire, debo decir que cada vez que hago reminiscencia de este hermosísimo poema, pienso en los maltratos que recibe Genaro, ya que los contados reconocimientos que le han sido otorgados no están a la altura de sus méritos. El hecho de tener en nuestra historia a un excepcional vate como César Vallejo, no quiere decir que en este fabuloso país de los incas deba relegarse a otro poeta de su talla, como lo es sin duda Genaro Ledesma, quien como en ejecución del dicterio del Inca Garcilaso: Perú, madrastra de tus hijos y madre de los ajenos, inexplicablemente todavía habita como un tesoro escondido. Podría ser que el político, léase luchador social, haya primado en su imagen pública desplazando a un segundo orden su riquísima obra literaria, lo cual de ninguna manera desmerece su valor, sino que contrario sensu agrega quilates a su creativa, y este último juicio ya entra en el terreno del crítico que con meridiana imparcialidad inevitablemente se deslumbra ante la exquisitez de su poesía.

Sintetizando podemos decir que el estilo de Ledesma representa el equilibrio entre César Vallejo y Carlos Oquendo de Amat: que su temática de patriotismo y de adhesión al obrero es homogénea a la de ese otro gigante de la lírica puertorriqueña Francisco Matos Paoli; que acusa influencia del espíritu libertario de Paul Éluard; del sentimiento político de García Lorca; del vigor de González Prada, de la rebeldía de José Martí, del socialismo de Manuel Scorza, Walt Whitman y Ernesto Cardenal, de la metafísica de Borges y de lo simple y cotidiano de Jacques Prévert.

El autor de “Al pie del estandarte…” es también eximio conteur: ha publicado varios libros de cuentos entre ellos La Culebra y otros cuentos, texto lineal donde en sucesión desplegada se destaca el genio picaresco del narrador que como Maupassant o Bourget, exhibe amplio conocimiento de la psicología femenina. En “La Mosca”, otro relato de La Culebra…, el cuentista se consagra al esbozar un episodio aterrador donde dialoga con un hombre muerto por fusilamiento. “yo soy el fusilado Victor Apaza…”: aquí el narrador revela su cultura procesal penal al pormenorizar los postreros instantes de la vida de un sentenciado a muerte, en una trama espeluznante en la que por interpósita persona (a través del difunto) emite juicios crítico-valorativos de carácter subjetivo:

En el condenado a muerte hay dos cadáveres:
el primero corresponde a su esperanza,
el segundo a su cuerpo físico.
Cuando matan la esperanza es cuando se siente
todo el dolor que ha creado la ley penal
y es en ese instante en que uno se siente
verdaderamente fusilado…
La caída física del cuerpo
duele un poco menos y pronto pasa (12)

Este cuento de la mosca, sin gratuitos maximalismos, no tiene nada que envidiar a otros de similar factura escritos por Antón Chejov, Franz Kafka, Alfred Hitchcock o Edgar Allan Poe.

En otra entrega de veinte cuentos reunidos en “El cajamarquino feo y la preciosa cusqueña” disfrutamos a un Genaro humorista que retrata con desenfado los zangoloteos y mamarrachadas sociales, ridiculizando a
encumbrados personajes de la high society, al mismo tiempo que nos trasmite sus anécdotas como Senador del Congreso de la República.

En la novelística podemos citar entre otras, Las pulgas del juicio final, y Dos mil años de viaje del Señor de Sipán (novela premiada), en el marco de un realismo crítico-social y de un naturalismo mágico donde vuelca sus vivencias con agudo sentido de humor. Y es que él no inventa nada sino que digiere lo que le acaece con sus triunfos y tragedias que nos lleva a una literatura exenta de inútiles gramatiquerías y de falsos eruditismos, pero que resalta la grandeza de los humildes, la huachafería del autoritarismo legitimado o la radiografía del alma de la mujer, y todo esto lo hace en sencillo tratamiento discursivo dentro de lo real maravilloso que sintoniza el contexto histórico, geográfico y social.

El Genaro Político y Poeta nos conduce a “Poética de la Política” (2007), hacia un contexto de Cinco Cuadernos de Poesía. En sus páginas 65 a 67 desenmascara la “Justicia Peruana”; y aquí quiero anotar que me adhiero por propia experiencia a su denuncia:

… El Poder Judicial aparenta ser autónomo para la masa
pero es más sumiso al poder político,
y doblemente sumiso al poder de la plata.
Siendo esto así
el Perú es un país que no tiene justicia (13)

Asimismo considero pertinente destacar sus Himnos a la República Bolivariana de Venezuela de su libro de poesía Dialéctica de los Zorzales (Maribelina 2006), en el que nuestro amigo cajamarquino y guerrero escribe:

¡Presenten armas los soldados sin miedo y sin tacha
Presenten armas los virtuosos comandantes.
Presenten armas los luchadores sociales.
Presenten armas los agrarios y los estudiantes! (14)

Genaro Ledesma Izquieta ha tomado en serio su destino de escritor y ha perdido el miedo desde chiquito.
Es uno de los más ilustres representantes del parnaso peruano y latinoamericano.


Lima, invierno del 2009

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