LA VERDAD SOBRE LA BATALLA DE JUNIN

12 agosto 2015

Por: Blasco Bazán Vera
blascobv@hotmail.com

El presente documento que publico a continuación, es una carta que dirigiera desde Lima el sampedrano José Sevilla Escajadillo a su venerable tío el coronel José Andrés Rázuri solicitándole para que el distinguido militar reafirme lo que le contó personalmente sobre su participación durante la batalla de Junín del 06 de agosto de 1824.
Esta histórica carta también apareció publicada en el diario “La Opinión Nacional” de Lima a pedido del sampedrano José Sevilla Escajadillo, sobrino de don José Andrés Rázuri, en el mes de Octubre de 1878 y por ser un documento de vital importancia histórica lo doy a luz para orgullo del Perú y de los moradores de San Pedro de Lloc, tierra de valientes y amantes de la Libertad. Leámoslo:

“Lima 2 de setiembre de 1878
Señor Coronel Don José ANDRÉS Rázuri
Querido tío:
Ahora días tuvo usted la bondad de distinguirme con la relación confidencial del incidente en que fue usted autor principal de la Batalla de Junín. Como esto se ha relatado en general con mucha inexactitud, me permito dirigir a usted la presente para que me diga si es ésta una relación fiel de lo que usted me refirió: “La caballería fue vencida y dispersada, después de una lucha terrible con los realista que contaba con 12000 hombres o más. Sólo quedaba intacto por no haber tomado parte en la batalla el primer escuadrón de 160 plazas, parte de un regimiento peruano que se organizó en Trujillo, o sea en la Libertad. Este escuadrón mandado por el coronel Suárez fue situada de reserva a retaguardia y a la derecha. El grueso del regimiento peruano que contaba con 600 plazas había entrado en acción desde el principio. Era usted entonces ayudante mayor de ese cuerpo y el coronel Suárez mandó a usted a pedir órdenes al general La Mar, que mandaba la división peruana, sobre lo que debía hacerse con esa fuerza. El general contestó a usted estas palabras: “Diga usted al coronel Suárez que salve ese cuerpo como pueda”. Usted que veía la batalla perdida y animado de los heroicos sentimientos que alentaban a todos los soldados peruanos, juzgó que era preferible la muerte a ser derrotados o hechos prisioneros por los españoles; y al llegar a la vista del coronel Suárez le dice usted en voz alta: “Mi coronel, el general La Mar ordena que cargue usted de todos modos”. Inmediatamente el coronel Suárez despliega el escuadrón en ala y colocándose todos los Jefes y Oficiales a la cabeza, se lanzaron impetuosamente al combate, resueltos a vencer o a morir. Era precisamente el momento en que los españoles ebrios de entusiasmo, con una victoria que creían ya asegurada y empeñados en su sangrienta persecución contra la caballería patriota dispersa en todas direcciones, estaban ellos mismos un tanto desorganizados; y acometidos de improviso por la espalda cesan los españoles de perseguir a los patriotas para hacer frente a este nuevo enemigo que los acuchilla y arrolla con ímpetu irresistible. Vanamente tratan de reorganizarse los escuadrones españoles, mas el pequeño escuadrón no le da tiempo; cárgalos sin tregua ni descanso donde quiera que vea un grupo enemigo con ánimo de resistir. Mientras tanto los escuadrones patriotas se rehacen, vuelven al combate y, al ponerse el sol, la caballería realista
completamente derrotada, huye dejando a la caballería peruana compuesta casi toda de reclutas, las glorias de la memorable Batalla de Junín.
“Concluida la batalla, el general La Mar llamó a usted y le dijo: “Debería usted ser fusilado; pero a usted se le debe la victoria”.
“A este hecho brillante deben los Húsares de Junín su glorioso nombre. Todos los soldados de este regimiento pertenecían a los departamentos de La Libertad y Piura.
“He dicho a usted que deseo establecer la verdad en este hecho que debe pasar a la Historia de aquellos tiempos legendarios, porque es altamente honroso para los miembros de su numerosa familia y para el pueblo de San Pedro que lo vio nacer.
“Bueno es que no se olvide de este ejemplo de noble altivez, de exaltado patriotismo que hizo ganar una batalla perdida preparando así la gran victoria de Ayacucho que nos dio Patria y Libertad.
“Suplicándole se sirva contestarme la confirmación, me repito de usted, afectísimo sobrino y seguro servidor:
(Firmado) JOSE SEVILLA.”

CONTESTACIÓN:
“Lima, 16 de setiembre de 1878.
“Querido sobrino:
Todo lo que dice esta carta es cierto; pero no quiero aparecer para el público como autor de semejante hecho.
Tu afectísimo tío: (Firmado) – José Andrés Rázuri.”

CERTIFICADO
“Doy fe: Que el coronel Andrés Rázuri ha firmado en mi presencia la contestación que precede, de su puño y letra. Y a su pedimento pongo la presente legalización, en Lima. 10 de setiembre de 1878. (Firmado) Manuel Iparraguirre, Escribano Público.


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