Nuestro paisano (y tocayo) Julio Ortega ha escrito un artículo (que, es cierto, antes que académico es irónico) sobre el hallazgo de los restos mortuorios de don Miguel de Cervantes. Y de ahí extraemos lo siguiente: «Mis colegas ingleses, para satisfacer sus opiniones, creen que si Cervantes hubiera ido al Nuevo Mundo no hubiese escrito el Quijote, sugiriendo que solo se podía escribirlo en la cárcel.» Y la alusión a ‘sus colegas ingleses’ no da satisfacción a sus opiniones, pues no los nominaliza y, más bien, los deja en el anonimato, con lo cual no se puede saber si es esa la conclusión del silogismo (si hubiera venido a América no habría escrito el Quijote): ‘que el Quijote solo lo podía escribir Cervantes en la cárcel’. Y, en principio, hay que precisar que elQuijote no se escribió en la cárcel. Esto de la cárcel es una de las circunstancias en la vida de Cervantes. Pero él no pasó toda su vida en ella. Y la lógica no lleva a esta conclusión, sino que en América Cervantes se hubiera encontrado —probablemente— con situaciones más complicadas que las que vivía en España para sobrevivir. Que esto es lo que le pasó a Mateo Alemán de quien —después de su llegada a México— no se sabe que volviera a escribir ninguna otra obra que alcance la altura de su Guzmán de Alfarache. Y ni siquiera se sabe la fecha de su muerte, o sea que tampoco se han encontrado sus restos. Gran similitud de la vida y la muerte de ambos escritores, pues Alemán como Cervantes también sufrió prisión por deudas en España. Pero tampoco se sabe que escribiera su Guzmán de Alfarache en la cárcel. Sin que esto sea imposible en la práctica: tengo un amigo —Ricardo Sánchez Carlessi— que acaba publicar en Amazon una interesante novela/testimonio titulada No te olvides de mí, escrita en la cárcel, en la que aun permanece, injustamente, por la venalidad de la justicia y la política, peruanas, que, como se sabe, son más aberrantes que en la España de Cervantes y de Alemán.
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