Un poema tiene tres lados:
el de quien escribe
el de quien lee
y la hipotenusa que nunca es igual a la suma del cuadrado de los catetos.
Al autor, desgraciadamente, he olvidado, Pero sí, pues, tiene tres lados. Solo que el encuentro entre el que escribe y el que lee será algo más o diferente a lo que está escrito.
Yo, un poco cursi, pensaba que el poeta es el padre de la oruga que ha de desplegar sus alas en el lector. Pero es mejor esta metafora sacada de la belleza del razonamiento geométrico. No por algo el maestro Sábato al recordar, en los años de su adolescencia, a don Edelmiro Calvo demostrando con pulcritud el primer teorema, quedó deslumbrado por ese mundo perfecto y límpido.
Un abrazo, maestros de maestros, y disculpen, como siempre, mi soliloquio en voz alta.
Ángel Gavidia
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