SARA BEATRIZ GUARDIA Y EL OTRO LADO DE LA HISTORIA

10 junio 2015

Por: Manuel Lasso
Este libro de Sara Beatriz Guardia, Mujeres peruanas. El otro lado de la historia, (Quinta edición. Lima, Perú. 2013), es un gran aporte a la investigación social. Ha volteado la historia habitual para mostrarnos en el perfil anverso la situación de la mujer en las sociedades peruanas durante los últimos cinco siglos. Va desde la arqueología y las primeras crónicas y otros documentos que demuestran la evolución de la condición de la mujer hasta las contribuciones del mariateguismo y el ahínco del feminismo por lograr el lugar  justo que le corresponde.
  En todos los pueblos precolombinos se encuentra enterrada la grandeza de las civilizaciones americanas. Sara Beatriz Guardia nos la ilumina y así podemos comprender la verdadera importancia de estos pueblos nativos del continente americano y sus contribuciones al resto del mundo.
    Con una prosa agradable y fluida, que respalda con un gran conocimiento de la arqueología y la sociología del Perú de todas las épocas, nos hace descripciones excelentes. Es el uso del talento literario para describir el pasado con rigor científico. La capacidad narrativa de Sara Beatriz Guardia nos permite enterarnos de los últimos descubrimientos hechos por arqueólogos modernos sobre la identidad y privilegios de la Señora de Cao, la Sacerdotisa de San José Moro y la Venus de Nazca, mujeres milenarias que en su tiempo tuvieron un gran poder. Se unen en esta obra a la artista de la pluma y a la incansable trabajadora de la  investigación científica.
    En los primeros capítulos nos describe la condición de la mujer desde el período neolítico y la identificación simbólica de la mujer con la naturaleza; tierra generadora y madre engendradora. Indudablemente, la mujer ha hecho más de lo que se cree que ha sido capaz de hacer.
   Con la conquista de América se inició la tragedia de su población originaria. Durante tres siglos el terror deslumbrante que padeció la población oriunda fue de pesadilla. El poder omnisciente del vencedor refrendado por la fuerza represiva de la espada y del falconete causó un pánico muy parecido al que a su vez ejercieron los musulmanes sobre la población española durante los ocho siglos de ocupación peninsular. En el caso americano fue un abuso absoluto, aterrante y traumatizante; una condición de pavor en la que la única escapatoria era la muerte. O la huída hacia la sierra para organizar una rebelión que demoraría tres siglos en hacerse realidad.
 Durante la breve existencia del Tahuantinsuyo  hubo una igualdad entre hombres y mujeres y estas ocuparon posiciones prominentes. A pesar de que no existieron Señoras de Caos o Sacerdotisas de San José de Moro la civilización incaica consideró con justicia a sus mujeres y les concedió lugares privilegiados.
  Fue durante la Conquista y la Colonia que la mujer criolla y la española tuvieron las peores consideraciones. Las únicas posibilidades de vida para las españolas o criollas eran el matrimonio o el convento. Si se acababa el matrimonio, por la separación o el divorcio, sólo les quedaba como recurso la prostitución clandestina o la Casa de Recogimiento. El destino de la mujer era el aceptar rápidamente la requisición íntima tan pronto se la pidiesen, los quehaceres de la cocina o las celdas del convento. Para la mujer nativa sólo existió la posibilidad de ser el objeto de la lujuria de los hombres sin ninguna garantía por sus vidas. Durante el virreynato la mujer no tuvo ningún poder y dependió del hombre en todo; no porque necesitara hacerlo sino porque lo imponía el sistema como una consecuencia del pensamiento feudal. La educación no era universal, sino mas bien un privilegio de los varones ibéricos. Las bibliotecas únicamente contenían libros con consejos para las perfectas casadas. Cerca de la llegada de la Independencia todo aquel que leía a Condorcet, a Voltaire o a Rousseau podía terminar aburado por las llamas vivas de la hoguera o con las manos amarradas a la espalda y una venda en los ojos frente a un pelotón de fusilamiento.
    Las posibilidades se redujeron entonces a la muerte o al levantamiento armado. Hubieron muchos intentos de rebeldía a través de los siglos; pero fueron fallidos. Sara Beatriz Guardia nos demuestra que los más importantes fueron los de Micaela Bastidas y Túpac Amaru. Con ellos se inicia la posibilidad de la entrega definitiva del poder a los habitantes originarios para que continúen con sus vidas como había sido antes de la llegada de los españoles. Ni Túpac Amaru ni Micaela Bastidas eran militares de carrera y carecían del conocimiento castrense para iniciar una campaña eficaz. El intento estaba destinado a fracasar y fue rápidamente sofocado. Entonces sólo les quedó a los doblegados la posibilidad de formar militares de carrera americanos, en el campo de las acciones de Europa. Ocurrió esto con Bolívar y San Martín. En estos capítulos Sara Beatriz Guardia nos describe con gran vividez y detalle las acciones y pensamientos de Micaela Bastidas y la importancia de su participación en la revolución contra el régimen borbón y nos demuestra el mérito que ella tuvo para ser mencionada con plenitud en las páginas de la historia al lado de su esposo.
  Durante la consolidación de la República no hubieron muchos cambios porque el nuevo país criollo mantuvo a la mujer en las mismas condiciones que existían durante la colonia. Ya no gobernaba España; pero la mentalidad y las costumbres peninsulares continuaron siendo las mismas. Las posibilidades para la mujer permanecieron incambiables: el catre o el convento. Si el matrimonio fracasaba, el meretricio o la Casa de Recogidas.
   Gonzáles Prada fue uno de los primeros en preconizar la necesidad de reinvindicar al indio y de salvar a las mujeres. La corriente indigenista ayudó a que las otras injusticias sociales fuesen puestas en el tapete para reclamar el derecho que justamente pertenecían al indio y a las mujeres. Ya en el siglo XX la lucha por la liberación fue grandemente debida a la brillante percepción de Manuel Gonzáles Prada quien aconsejó liberar al indio e independizar a las mujeres, procesos que hasta hoy continúan.  Pero la mujer re interpretó su realidad y se sublevó contra la idea de que el destino de la humanidad tenía que ser regido sólo por los hombres.
  La ausencia de la mujer en la historia tradicional es consecuencia del pensamiento dominante de ver siempre a la mujer como un ser sin importancia, por la creencia de que todo tiene que ser hecho por los hombres. Sin embargo una de las contribuciones de esta obra es demostrar que la mujer tuvo y tiene un destacado rol en el desarrollo de la historia tal como la conocemos y tiene el bien merecido derecho de ser mencionada en sus páginas.
  Para cerrar hay que agregar que este libro tiene una profundidad admirable y es difícil escribir plenariamente, en pocas páginas, sobre su solidez y su dimensión. Es necesario decirlo, esta es una obra extraordinaria que debería de estar en toda biblioteca respetable. Si alguien desea saber acerca de la historia continental tendrá que pasar por sus páginas. Sara Beatriz Guardia nos ha entregado una notable producción en la que analiza la condición de la mujer a través de la historia y su lucha persistente a través del tiempo para alcanzar un nivel justo dentro de una sociedad opresora.
 NOTA SOBRE EL AUTOR
 Manuel Lasso es un escritor peruano cuyas obras han sido publicadas en Amazon.com. Ha publicado, en inglés y en castellano, en revistas y periódicos del continente americano, de Europa y del Asia. Tiene lectores y seguidores en los cinco continentes. Parte de su obra se puede encontrar en: Las exploraciones estéticas de Manuel Lasso  http://manuellasso.blogspot.com

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