CARLOS EDUARDO ZAVALETA‏

29 abril 2011

Por: Jorge Aliaga
Carlos Eduardo Zavaleta 1928 - 2011
Naciò en Caràz el 7 de marzo de 1928
El dìa lunes ùltimo falleciò Carlos Eduardo Zavaleta. Fue integrante de la denominada "Generación del 50", en la que se agrupan otros escritores peruanos de la talla de Julio Ramón Ribeyro, Enrique Congrains Martín, Luis Loayza, Eleodoro Vargas Vicuña; creadores del gran "Boom" de la narrativa peruana que encabezarìa Mario Vargas Llosa en la dècada siguiente. Pasò su adolecencia en el medio rural que alimentò su creaciòn literaria. Luego se trasladò a Lima para estudiar en La Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde se doctorò con una tesis sobre la narrativa de William Faulkner (1897-1062). Zavaleta fue, en efecto, el promotor de la obra de Faulkner y James Joyce (1882-1941) en el Perù.

Hoy, el autor de esta nota, integrando la delegaciòn de la Asociaciòn de Escritores y Artistas del Orbe asisitiò al sepelio, de Carlos Eduardo Zavaleta, realizado en La Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allì conversè con su hermana, la Sra. Zoila Zavalelta de Soto a quien le prometì esta nota. Le contè que habìa conocido a su hermano allà por los años ochenta cuando el escritor se desempeñaba como Agregado Cultural en la Embajada Peruana de Londres. Me habìa tocado participar como Presidente de Mesa en las Elecciones Generales y desde Escocia habìa viajado al Consulado Peruano en Oxford Street para cumplir mis funciones civiles. Cuando el escritor se enterò que venìa de Escocia se acercò para conversar y decirme que èl era un gran admirador de Sir Walter Scott, el prominente escritor escocès que èl habìa estudiado en la unversidad. Luego de una conversaciòn amena me manifestò su interès de conocer Escocia. Le manifestè que en Edimburgo existìa la Asociaciòn de la Amistad Peruano Escocesa y que verìa la forma de organizar su viaje. Asì fue, en efecto, a los pocos dìas Carlos Zavaleta se estaba instalando en la casa de la amiga escocesa Margaret Inglis, en London Road, en Edimburgo, a pocas cuadras de la casa donde viviera su autor predilecto Sir Walter Scott. Los amigos del Perù en Edimburgo le prepararon un programa que incluyò una visita a la alcaldesa de la ciudad, la Sra Eleanor McLaughy quien fuera la primera alcaldesa mujer que ha tenido el Reino Unido. El escritor y la alcaldesa tuvieron una charla muy amena que termino con algunos presentes por parte del municipio y el deseo por parte de la alcaldesa de continuar relaciones culturales con el Perù. Los estudiantes de la Universidad de Edimburgo al enterarse de la presencia del escritor peruano organizaron una charla magistral donde Carlos Zavaleta les hablò acerca de sus estudios sobre Sir Walter Scott. En la noche de ese dìa un evento en la Peña Jananti de esa ciudad fue la ocasiòn para que el escritor socializara con jòvenes escoceses, franceses y latinoamericanos que le daban la bienvenida. Entre ellos la amiga fotògrafa francesa Stephane Erviel quien le tomara algunas fotos que hoy quedan para el recuerdo y que en su momento harè llegar a la Señora Zoila, su hermana. Zavaleta estaba contento parece que ese viaje habìa sido para èl algo vital pero tambièn esa oportunidad nos hizo ver el poco apoyo que las embajadas daban a los escritores para el desarrollo de las actividades culturales. Zavaleta contaba sus anècdotas. Nos contò que habìa participado en el Primer Congreso de Narradores Peruanos realizado en Arequipa en 1965. Allì tambièn asistieron, ademàs de Zavaleta, los escritores Antonio Cornejo Polar, Raùl Bueno, Ciro Alegrìa, Josè Marìa Arguedas, Eleodoro Vargas Vicuña, Francisco Izquierdo Rìos, Porfirio Menèses, Sebastian Salazar Bondy, Arturo D Hernàndez, Oswaldo Reynoso, Oscar Silva, Alberto Escobar, Josè Miguel Oviedo, Jorge Cornejo Polar, Mario Vargas Llosa, entre otros.

En Edimburgo Carlos Eduardo Zavaleta nos contò de su trabajo en Londres promoviendo la cultura peruana. Nos dijo que en Londres habìa presentado con èxito a nuestro tenor Juan Diego Flores. Nos hablò de los restaurantes peruanos que como Peña Jananti, en Edimburgo, habìan nacido en Londres. Esa noche serena en Escocia, Carlos Eduardo, comiò, bebiò y bailò con la fotografa francesa muy animadamente. Pasaron muchos años y me tocò regresar al Perù. En el 2007 en una visita a la Casa Mariàtegui me encuentrè con un evento donde Carlos Eduardo presentaba su libro. Me acerquè, le hice recordar de su estadìa en Edimburgo y una luz de vida alumbrò sus ojos negros. Conversamos un poco de todo y cuando hablamos de polìtica me hizo una confesiòn: "Yo siempre he sido Mariateguista". En ese evento presentaban su libro Sonia Luz Carrillo y Ricardo Falla. Aprovechè la oportunidad para entregarle mi novela "Secreto de desamor" y el me entregò su libro de cuentos.

La obra de Carlos Eduardo Zavaleta es cuantiosa. Es sin lugar a dudas un maestro en el difìcil género de narrativa breve. Entre sus obras se destacan: La batalla y otros cuentos (1954), El Cristo Villenas (1956), Unas manos violentas (1958), Vestido de luto (1961) -obra galardonada con el Premio de Fomento a la Cultura "Ricardo Palma"- Muchas caras del amor (1966), Niebla cerrada (1970) y Un día en muchas partes del mundo (1979).

Hoy al llegar a La Casona del Parque Universitario iba colmado de mis recuerdos acerca del autor: nuestro almuerzo en el "Water Front" de Edimburgo donde me daba su opiniòn acerca de La Guerra de Las Malvinas, de su renovado interès en el autor de "Waverley". Conociò la casa de Sir Walter Scott, tambièn el gran monumento en su nombre edificado en la calle Princess Street y al despedirse de Edimburgo precisamente partiò de la estaciòn de trenes que lleva el nombre de una de las novelas del escritor escocès:"Waverley Station".

En el salòn del sepelio encontrè tristes a varios escritores entre ellos a Jorge Luìs Roncal y Ana Marìa Intilli del Gremio de Escritores del Perù. Nos dimos el pèsame y luego nos dirigimos con mi comitiva para presentar nuestro respeto a los familiares del gran escritor y hacer una corta guardia en su fèretro. Era nuestro adios a Don Carlos Eduardo Zavaleta. Al poco rato llegaron Ricardo Falla y Sonia Luz Carrillo. Me acerque a saludar a Ricardo, le di el pèsame y me dijo: 'Se ha ido un gran maestro'.

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