ALCIBIADES MORALES TORRES

24 noviembre 2010

Nació en la hospitalaria ciudad de Huacho, poeta con mucho amor a su pueblo, escribe desde muy joven, en la década de los 60 escribe el poema “El Canillita” dedicado a un niño de su barrio Pasaje Olaya.
Su Poemario “Poemas del Alma” consta de 100 poemas muy bien elaborados, con el sentimiento huachano donde resaltan los versos a su tierra amada “Pequeña Patria mía” “El Edén de Huacho” son dos de los poemas dedicado a tu pueblo, su cuna de amor, su Huacho amado.
El Romanticismo de Alcibíades nos transporta a los parajes mas esplendidos de la vida amorosa del autor, en sus poemas El Pasajero de media noche” “Quiero ser tu amante, “Celos” entre otros nos ilustra la manera como amar eternamente.
Así mismo le escribe a su progenitora doña Rosalvina Torres Cotrina, dedicándole los mas bellos versos de su alma poética. Su poema “Yo siempre te amare” es un himno al amor fraternal que solo el corazón de una Madre noble y trabajadora puede motivar los finos trazos literarios del poeta.
En términos generales el poeta Alcibíades Morales Torres nos regala un manojo de sueños, realidades, tristezas y felicidad, que a lo largo de sus años poéticos pudo compilar para el beneplácito de sus lectores.


PRIMAVERA DE AMANTES

La hermosa primavera,
pasa por tu ventana
derramando mistura,
encanto y dulzura.

En este hermoso día,
no hay melancolía,
florece un nuevo amor,
sin lágrimas, ni rubor.

No importa que la gente
de cuenta y lo comente,
cuando hay una ilusión
existe una pasión.

No soy tu enamorado,
tampoco soy tu amigo,
tu amor apasionado
se ha quedado conmigo.

Más nunca fui tu amigo
pero hoy estás conmigo,
un minuto, un instante
yo, ya soy tu amante.

En esta primavera
quien ama a su manera
de flores y colores
de aroma y mil amores.

Si somos estudiantes
tu perla, yo diamante
pongámosle por nombre,
primavera de amantes.


CELOS

Mi amor había nacido a orillas
de tus carnosos labios,
tus besos fueron como agua fresca
que corría por mi boca,
tú fuiste mi dicha, mi sosiego
de mi ardiente corazón.

Tú fuiste una estrella en mi vida,
habíamos nacido el uno para el otro,
ese amor tan nuestro, sagrado,
del cual yo vivía enamorado,
a tus pies había caído
mi corazón rendido.

Tu vida ya no es tuya, te dije
la noche de nuestra boda,
entre los dos había confianza,
paz, armonía, tranquilidad,
comprensión, alegría,
plena felicidad.

Creí en el amor eterno,
el tiempo nos dio hijos,
ellos eran la alegría en el hogar,
pero alrededor nuestro crecía,
una tempestad de envidia,
que destruyó nuestras vidas.


Yo me había formado un pedestal
que se quebró como un cristal,
tú te dejaste llevar, por las amigas
que con maldad, te llevó a lo irreal,
te volviste histérica, alcohólica,
creaste en mí, alguien que no existía.

Me atacabas verbalmente,
maltratabas a nuestros hijos,
tú hiciste mi vida un infierno,
me empujaste a ese abismo
de locura, desesperación,
le diste una bofetada
al amor, que yo sentía por ti.

Todo ese amor de hombre
se convirtió en dolor, amargura,
cómo pedir que vuelvas
si tu mataste mis anhelos,
yo había nacido para adorarte
pero tú no quisiste escucharme.

Yo te rogué porque te amaba,
te rogué porque mis hijos lloraban,
tú misma sombra, te causaba celos,
celos que enferman, te enloquecen,
que matan, celos infundados, enfermizos,
estúpidos y ridículos,
celos que te llevó a perder un hogar,
hogar que nunca debiste abandonar.

EL PASAJERO DE MEDIANOCHE

Al final del verano
en una noche casi de otoño
llegó el tren de medianoche,
en un descanso de su travesía
descendió un pasajero en la “Estación”
en la penumbra de la noche pude ver
su rostro de tez bronceada, sus ojos moros.

Su cabello negro crespo,
su mirada irradiaba ternura,
me sentí atraída por su dulzura,
su voz, aterciopelada penetró
mis más íntimos deseos,
me susurró al oído,
me estrechó en su pecho tiernamente.

Sus palabras, dulce vibración
aromó mi virgen corazón,
Dios había puesto una gota
de su amor en mi copa,
sus tibios labios
rozó mi ardiente boca.

Me abrigó en sus brazos
muy quedamente me dijo,
“Este amor puede ser fugaz
pero nunca olvidar podremos
lo que el destino nos trajo
los dos buscamos con ansiedad
amar y ser amado”.

Esa noche fui tan feliz,
el deseo de la pasión
nos envolvió en infinito ardor
abrí mi pecho, le entregué mi corazón,
abrumado de tanto amor y cariño
se quedó dormido como un niño.

Me levanté sigilosamente,
salí al prado, vi las estrellas
sonreír entre sí,
los dos habíamos tejido
una telaraña de amor,
fue la noche más hermosa
de toda mi vida.

Al despertar le dije llorosa
“Estarás lejos de mis ojos,
pero mi pensamiento tocará, besará tu cuerpo,
llévame contigo, no me dejes,
abrázame, bésame, ámame,
no me abandones juntemos nuestros labios
sin decirnos adiós”.

El pasajero de medianoche
era el hombre elegido
que me había dado el destino,
el hombre que siempre soñé
ese alguien de quién me enamoré,
fácil será recordarlo
muy difícil será olvidarlo

SE FUE

Se fue sin decirme adiós,
se fue creyendo que yo no lo amaba,
se fue sin hablarme, sin mirarme,
se fue triste, de madrugada
no sé por qué le dije “vete”,
supliqué para que me perdonara.

No me quiso escuchar
sólo me dijo: “nunca debí conocerte,
nunca debí venir, no debí buscarte,
mi corazón se equivocó
me voy de aquí
para qué llorar si yo ya te perdí.”

Sus palabras eran tan tristes
estaban llenas de dolor,
no pude contener mis lágrimas,
irrumpí en llanto amargamente,
quise justificar mi falta,
pero ya se había ido.

Cuántas veces me dijo con la mirada,
lo que la vida no me quiso decir,
había llegado al fondo de mi alma
y me dijo lo que sentía,
era tan dulce que sus palabras
me parecían poesía.

Había abierto su corazón
para amarme con ternura,
el fuego de su pasión
en mi cuerpo lo sentía,
cuánta verdad había
y yo me negué a aceptarlo.

Cada rincón de la casa
está lleno de recuerdos,
miro la cama donde dormía
está sola, fría, vacía,
allí cuántas veces me tocó
y jugamos a hacer el amor.

Hoy comprendo su amor,
sus celos, su cariño, su comprensión,
Dios creó algo hermoso, bueno,
un ser lleno de amor,
limpio, puro y sincero,
esa mañana se fue y no sé dónde estará.

Tengo la esperanza que algún día
vuelva, entonces no habrá adiós,
la esperanza es algo bueno
y lo bueno nunca muere,
entre su amor y el mío
sí existe el perdón se lo digo de todo corazón.

YO SIEMPRE TE AMARÉ

Madre mía
juntos cruzamos el umbral
de nuestras tristes vidas,
crecí entre fuertes brazos,
me enseñaste mis primeras
palabras frescas.

Iluminaste mi camino
tus manos labraron mi destino,
tu y yo vivimos cargados
de soledad, de desconsuelo,
no conocí mi quimera de niño
pero me diste todo tu amor,
tu ternura, tu cariño.

Mi niñez, mi adolescencia,
mi juventud, pasó inadvertida,
la noche, pudo envolverme
en sus mágicos placeres,
no caí en su harén de vicios
ni en sus alucinantes noches.

Jamás hicimos caso a gente
llena de oprobio e infamia,
palabras vanas llenas de hiel,
de odio, rencor, envidia,
por eso, exclamo lo que siente
mi corazón, mi alma, mis sentimientos.


Madre mía, tú fuiste luz
que iluminó mi alma,
te vi trabajar sin doblegar
vi tus lágrimas derramar,
vi florecer en tu jardín
las blancas rosas de tu pelo.


Así pasó nuestra vida a diario
contarlo para mí es un calvario,
hoy todo es un recuerdo ido,
un paisaje triste
que se perdió en los mágicos
matices del otoño.


Madre mía, todo ese amor que me diste
lo recompenso viviendo junto a ti,
toda mi existencia por ti velaré,
contigo reiré, contigo lloraré,
aquí o en la eternidad
yo siempre te amaré.

YO FUI TU AMANTE

Esa noche de Año Nuevo
pudo ser la noche
más hermosa de nuestras vidas,
yo tenía derecho a ser feliz contigo,
sembré en tu corazón
todo mi amor, todo mi cariño,
hasta soñamos con niños.

Tú eras mi dulce secreto de amor,
siempre estuviste en mis sueños,
en ti encontré esa bella ilusión,
tú le mentiste a mi corazón
hasta aquel domingo en la Catedral
que te vi del brazo de él.

Entonces comenzaron mis dudas,
si tú me lo hubieras dicho antes
esa amarga, triste verdad,
yo te hubiera perdonado
ese infeliz engaño,
hubiera simulado ese tormento,
ocultando mi dolor, mi llanto,
con una fingida sonrisa.

Antes fui franco contigo,
he tenido muchas mujeres
pero tan sólo a ti te he amado,
pude ser el hombre más feliz del mundo,
teniéndote a mi lado,
puedo seguir amándote a distancia,
pero serás una llama de mi pasado.

Nunca olvidarás
los momentos que pasé contigo
en mi mente tu vives, persistes,
olvidarte mi corazón se resiste,
te veo del brazo con él delirante,
no olvides que antes que él,
yo fui tu amante.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen comienzo

Anónimo dijo...

Felicitaciones al poeta Alcibiades Morales, suerte en tu reciente vida de poeta.

Anónimo dijo...

Felicitaciones al poeta Alcibiades Morales, suerte en tu reciente vida de poeta.