MANIFIESTO DE ESCRITORES DEL MUNDO SOBRE MASACRE EN LA AMAZONÍA PERUANA

09 junio 2009

Nuevamente el rostro lívido de la Bestia, el fascismo, último recurso del capitalismo asesino, desesperado por mantener sus privilegios seculares, masacra impunemente al pueblo peruano. Los señores del caucho se han reencarnado horrorosamente en los gobernantes de una república bananera: Alan García Pérez, el genocida de los penales, el Gabinete Ministerial en pleno, compinches de la masacre, los congresistas del APRA, Unidad Nacional y el fujimorismo, mienten todos al pueblo peruano, insistiendo en que la población amazónica y sus dirigentes son los culpables de la masacre desatada con exclusiva responsabilidad de Alan García Pérez. El silencio tanto como la desidia nos vuelven cómplices del crimen y nosotros, un puñado de escritores asqueados del circo mediático racista que falsea la verdad de la matanza ordenada por Alan García Pérez, no queremos frenar nuestra lengua.

Hemos visto —no por los canales de televisión— cómo cientos de policías de la DINOES armados cual rambos cholos provocaron al pueblo amazónico. Hemos visto cómo decenas de francotiradores apostados en las azoteas de las casas tiraban a matar con fusiles de guerra iniciando así la carnicería, hemos visto y recibido informes de cómo helicópteros artillados bombardeaban al pueblo inerme, protegido tan sólo con lanzas y flechas (claro, son unos salvajes y feroces chunchos reducidores de cabezas) y si ese pueblo alzado, harto de mentiras y negociaciones estériles y mañosas, ha conseguido armas de fuego es porque en su arrojo se las arrebataron a brazo partido a policías protegidos por chalecos antibalas, expertos en debelar levantamientos, ¿o qué quiere la señora Cabanillas, que el pueblo se deje matar poniendo el pecho abierto como en tantos otros degolladeros realizados en contra de peruanos desarmados?

Encender la televisión o escuchar RPP en estos instantes provoca intensas arcadas. El cerco mediático racista tergiversa los hechos y se empeña brutalmente en demostrar que solamente son policías quienes han muerto en el genocidio. Lamentamos la muerte de esos policías manipulados por el poder corrupto. Pero, ¿quién en su sano juicio osaría defender un orden democrático pútrido en donde un policía o un maestro ganan menos de ochocientos soles y un congresista o ministro se embolsica veinte mil soles mensuales? ¿quién en su sano juicio puede creer que lanzas y flechas pueden más que fusiles de guerra, pueden más que helicópteros artillados, pueden más que granadas y bombas lacrimógenas?

Voluntarios belgas (http://catapa.be/en/north-peru-killings) y amigos presentes en el lugar de la masacre, nos envían fotos, vídeos y testimonios de la cacería desatada por el gobierno en contra de nuestros hermanos amazónicos. En emisoras de Loreto se habla de 150 pobladores asesinados y de la deserción de decenas de soldados, hijos de nativos masacrados. En estos momentos sabemos de buena fuente que las fuerzas del desorden están carbonizando los cadáveres con lanzallamas, están arrojando los cadáveres —que se niegan a devolver a los deudos— a los ríos y quebradas, están fusilando a los líderes indígenas capturados, están deteniendo a todo aquél que tenga “cara de indígena”, están amenazando a periodistas locales y regionales para que no difundan la espantosa verdad del genocidio. Luego el cerco mediático racista dirá que estos indígenas desaparecidos fueron delincuentes terroristas que se hicieron al monte, coronando así esa asociación funcional para el Estado criollo: indio, terrorista y delincuente.

Es el propio Estado criollo-burgués quien le ha declarado la guerra al pueblo alzado que reclama por el respeto de esa institucionalidad jurídica que el propio Estado dice defender cuando le conviene. El mentado DL 1090 es ANTICONSTITUCIONAL, no contempló jamás el mecanismo de consulta que manda el Convenio OIT 169 suscrito por el Estado criollo y que ahora desconoce. La tenebrosa jactancia de Yehude Simon Munaro no debería sorprendernos: “es el peor de los traidores”, dijo de él alguna vez el finado Alfonso Barrantes Lingán y muchos recuerdan su actitud servil frente al delincuente Kenya Fujimori para lograr prebendas cuando estaba preso por terrorismo. El absoluto cinismo de Alan García Pérez, Yehude Simon Munaro, Mercedes Cabanillas, Ántero Florez-Araoz, Javier Velásquez Quesquén, Rosario Fernández y el hipócrita oxapampino Antonio Brack Egg, causaría envidia a Diógenes llamado el Perro. El Estado criollo encarnado en estos miserables derrama nuevamente sangre inocente de los que sólo tienen su tierra y sus selvas y sus ríos y ni eso quieren dejar estos miserables porque todo se compra y todo se vende en esta democracia de chiquero, porque así lo demandan las transnacionales norteamericanas y chilenas, porque así queda tranquilo San Dionisio Romero Seminario, el izquierdista del Opus Dei, porque si el perro del hortelano jode, entonces Alan García ordena matar al perro del hortelano.

Hace pocos días el escritor admirador de Sancho Panza (“un ciudadano mucho más respetuoso de la ley y del prójimo que su amo”, ha dicho del buen Sancho el entrometido novelista en Venezuela), Mario Vargas Llosa, garrapateó un artículo para rechazar una expresión (“el Perú no necesita Museos de la Memoria”) de Antero Florez-Araoz, Ministro de Defensa del régimen aprista, ex-funcionario del fujimorato y conocido ultraderechista del Partido Popular Cristiano. Pues bien, las ociosas palabras de Vargas Llosa no sirvieron de nada, pues como diría cualquier muchacho listo, Alan García se caga en la memoria, la reconciliación y cualquier concepto que remita a la paz nacional. En su ordinariez Florez-Araoz dijo algo que Vargas Llosa no acepta racionalmente, pero cala en lo más profundo de su ser, como lo demuestra el Informe Uchuraccay, en el cual el novelista tipifica a los uchuraccainos de bárbaros, primitivos, violentos y tutelables. Hace pocos días Vargas Llosa apareció por televisión abrazando al genocida Alan García Pérez, a quien antes despreciaba. Al parecer fue Vargas quien convenció a García de la conveniencia ante los ojos de la comunidad internacional de aceptar la creación del Museo de la Memoria. Con esta nueva matanza, Alan García le demuestra a Mario Vargas Llosa el gran interés que le anima por un Museo de la Memoria.

Deseamos dejar patente nuestra más enérgica repulsa por este orden injusto que se ha impuesto en nuestra patria desde el fujimorato. La imposición a sangre y fuego del MODELO ECONÓMICO NEOLIBERAL —ese que defiende Mario Vargas Llosa— ha causado la masacre de cientos de peruanos humildes de la Amazonía, una masacre que pudo ser evitada por los “señores autoridades”, quienes tan sólo han ratificado que la agresión, el desprecio y el olvido hacia las comunidades nativas amazónicas continúa como hace 500 años. Demandamos que el Estado criollo, corrupto y genocida, derogue los decretos de la muerte y demandamos la vacancia de la Presidencia de la República así como un juicio internacional por delito de genocidio contra Alan García Pérez y sus compinches del Gabinete Ministerial.

Si Julio Ramón Ribeyro fue lo suficientemente cobarde para amarrar su lengua cuando la matanza de los penales en el 1986 y no devolver la Orden del Sol impuesta por el genocida durante su primer gobierno, ¿Vargas Llosa se hará de los cojones necesarios para enfrentar públicamente a su nuevo amigo, el genocida Alan García, y exigir la vacancia inmediata de la Presidencia de la República? Esta vez ya no bastarán cartitas porque “la manera como se ha reprimido estos motines sugiere —por segunda vez—más un arreglo de cuentas con el enemigo que una operación cuyo objetivo era restablecer el orden”.

Un gran brujo amazónico, Ino Moxo, dijo hace mucho tiempo, “cuando pienso en Fitzcarrald y en sus mercenarios, cuando pienso que esos genocidas eran hombres, me dan ganas de nacionalizarme culebra”. Dudamos que el Vargas Llosa amigo de Aznar, Bush y Tatcher demuestre su pregonado humanismo y renuncie al encargo del genocida. Dudamos que el novelista desista a presidir la Comisión de Alto Nivel que desarrollará el proyecto del Museo de la Memoria: persistirá en el empeño, persistirá en la afrenta contra los cientos de pobladores masacrados por las balas asesinas del Estado criollo. A fin de cuentas ambos, García y Vargas, pertenecen al bando neoliberal y nosotros terminaremos con Ino Moxo nacionalizándonos culebra.
7 de junio del 2009


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