MONUMENTO A VALLEJO, DESTERRADO

04 marzo 2009


¡Y si después de tántas palabras, no sobrevive la palabra!...

César Vallejo.

Mientras que César Vallejo es reconocido mundialmente por la magnanimidad de su obra, y admirado –en esencia- por representar al hombre cuyo decoro al frente de sus ideales y principios, es un referente-fuerza como poeta y escritor de las últimas generaciones; en nuestro país, todavía subsisten intentonas lapidarias en contra de aquel hombre que brinda laureles a raudales a nuestra nación, conforme gira el azul planeta en el espacio.
Es que el monumento al sumo poeta, ha sido proscrito de la esquina del campo de Marte por el Alcalde de la Municipalidad de Jesús María, Enrique Ocrospoma, para construir en su lugar una “hermosa caída de agua”.
¿Cómo explicar, con sentido lógico, tamaño poeticidio? ¿Dicha autoridad, de un pueblo emergente como Jesús María, no conoce acaso, que César Vallejo representa el escalón más alto de la literatura hispanoamericana y mundial? O en todo caso, ¿existe en su lamentable decisión, pigmentaciones políticas? Creo que quepa perfectamente las palabras del periodista Pedro Ortiz Bisso, en este sentido, cuando escribe en su columna de El Comercio del domingo último: “El derecho a disentir es libre y sagrado, pero tanta mezquindad –si bien no sorprende- francamente asquea”.

Ya el monumento al poeta fue retirado, pareciera que de noche para no sentir el tremendo peso de la vergüenza, y hasta ahora no lecturo ninguna nota de protesta en algún diario de la capital, ni mucho menos la voz alzada de la intelectualidad, muy proclive a citar a Vallejo como sus referentes y paradigma de juventudes, pero que hasta el momento, solo se vislumbra un silencio atronador de la mayoría; sólo una convocatoria circula a iniciativa del grupo Capulí, Vallejo y su tierra, a un acto de protesta para el próximo viernes 6 de marzo.
Sin embargo, como era de esperarse, la reacción de César Vallejo Ynfantes, sobrino carnal del poeta y representante de la Fundación Vallejo- declaró en un evento poético, que saldrá a las calles y con el brazo en alto, rechazará terminantemente el atropello realizado en contra del autor de Trilce. Por su lado, Max Silva Tuesta, hablando sobre la cólera de Vallejo, alzó su voz cual espada en el aire, contundente, en un rechazo total y abierto, sin medias tintas, a la acción degradante que han sometido al poeta.
Aunémonos pues, en esta protesta unánime en defensa de Vallejo, no permitamos más otra humillación lacerante a su memoria, y que sobreviva la palabra.


Miguel Pachas Almeyda, autor de la nota y César Vallejo Infantes

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