Homenaje a Huacho, la Tierra del Jardín Hermoso

28 marzo 2009

El escritor y poeta peruano Clemente Althaus escribe en el año 1864 el poema “campiña de Huacho” como un homenaje a la tierra del jardín hermoso, de frescas tarde que inspiran amor.

La campiña de Huacho

Aura de estas campiñas fresca y pura,
como en las hojas de árboles y plantas
que con tu soplo inclinas y levantas,
tal en mi canto imitador murmura;
ven, y en torno suspira
de las trémulas cuerdas de mi lira.

Y tú, arroyuelo transparente y terso,
cuya linfa se tarda serpeando,
tu lento curso y tu murmurio blando
remede el murmurante tardo verso;
y, fiel imagen tuya,
diáfano, perezoso, libre fluya.

¡Amadoras felices o inconstantes
de las pintadas flores olorosas:
rojas, blancas, doradas mariposas,
de flor en flor eternamente errantes,
que, en vistosos colores,
sois joyas vivas o volantes flores!

¡Rebaño que ya paces, ya retozas!
¡Oh largas, verdes, rumorosas calles
de ventilados sauces! ¡hondos valles!
¡Rústicas casas y pajizas chozas,
que el amarillo techo
modestas asomáis de trecho en trecho!

¡Larga hilera de huertos que al sendero
frutas y flores sobre el muro asomas!
¡Oh de ocultas blandísimas palomas
ronco arrullo amoroso y plañidero,
y ladridos leales
del vigilante can a los umbrales!

¡Azules mares! ¡encendidos montes
del alba y del ocaso a los reflejos!
¡Confusas perspectivas, vagos lejos,
últimos infinitos horizontes,
límite a la mirada,
mas no a la mente que os traspasa osada!

¡Días alegres, puros, libres, claros,
serenas tardes, fúlgidas auroras!
¡Oh deleitables, bien perdidas horas!
En mis versos venid a retrataros,
como en un fiel espejo,
mientras que abunden fáciles los dejo.

¡Campos de Huacho hermosos! ¡oh Luriama!
En tus prados y huertos y alamedas
el paraíso terrenal remedas
que eterna Primavera habita y amo,
y donde nunca pierde
una flor sola su guirnalda verde.

Tú entre los valles todos que, cual breves
y verdes manchas salpicados muestra
la aridez vasta de la costa nuestra,
justo será que la corona lleves,
ni vi extranjero valle
que tu rival en mis recuerdos halle.

Tú el laso cuerpo alientas, tú recreas
y sosiegas este ánimo afligido,
cansado del tumulto y del rüido
de las grandes Babeles europeas,
y que busca anheloso
la sombra del olvido y del reposo.

Calmarse siento en ti de día en día
el antiguo dolor con que batallo;
y al oprimir el lomo del caballo
que por el prado o la floresta umbría
me conduce al acaso,
en la alba pura o el incierto ocaso;
al leve soplo del delgado viento,
al son de aguas y de árboles mecidos,
poco a poco por todos los sentidos
lánguidamente penetrarme siento
de una dichosa calma
que me llega hasta lo íntimo del alma.

Y de gemir y de agitarme ceso,
y un instante infeliz no soy siquiera,
y parece que casi no sintiera
de la existencia el doloroso peso:
Quién pasar escondida
pudiera aquí la solitaria vida!
(Clemente Althaus -1864).

Huacho Tierra Noble y Generosa

Huacho querido,
tierra noble y generosa
Te canto alegre,
pero me siento feliz
de vivir en este Huacho
que es orgullo del Perú.
He recorrido
tus calles y tus parques,
tu gran campiña,
con cantidad de frutales
playas preciosas
con muchos veraneantes
Eres, hoy Huacho
mucho más lindo que antes.
Te canto alegre,
porque eres muy hermosa
Lindas mujeres que caminan
muy garbosas
Ricos potajes
de esta manera generosa
Así es Huacho, orgullo del Perú
Por eso quiero Huacho
por tu noble tradición
y por que acoges a todos
sin ninguna distinción
por eso que te quiero Huacho
por tu noble tradición
Te quiero, te quiero Huacho
con todo el corazón.

Poesía - Canción de la recordada Adriana Dodero,
de Mala y huachana de corazón.

Cantaleta Lírica Nº 1
(Aquiles Gamarra Napuri)

Señor Alcalde: Perdón
Si este oscuro provinciano
Más de Chonta y más Huachano
Que nuestro tío “Pichón”
Tiene hoy día la osadía
De dársela de poeta
Para endilgarle a Usía
Su lírica cantaleta.

Si, señor, desde el instante
Ñeque nuestro caro “ñato”
Le trasmitid a Ud. el mandato
De supremo gobernante
De estas tierras del Señor
De Don Dionisio, Yancunta
Y de este su servidor,
Siempre a la última pregunta
Me dije: pues es la mía
Si el “Imparcial” me da bola
Y la esquiva fantasea,
Que a veces se pinta sola
Y a veces se me despinta,
Viene en mi auxilio, no hay caso,
Ipso facto me abro en quinta,
Hablo, grito, meto el brazo,
Pues si metiera la pata
Seria mucho meter
Y a la fuerza de grito y lata
Me voy a hacer entender
Por su honorable despacho
Ya que debe Ud, saber
Que mi voz es la de Huacho.

Por hoy, mi señor Alcalde
Bastaría y sobrarla
Con que de noche y de día
Se abriera una cañería
Y saliera agua, señor
Y no que por no salir
Tengamos que recurrir
A la batea y al balde,
Con el peligro inminente
De que sin agua en la tina
Ni en el otro surtidor
Se empiece a morir la gente
De calor y de cochina,
Dénos, pues, Señor Alcalde
Unas gotitas más de agua.

Que ya hay un calor que fragua
Y no las daréis de balde
Más al darías, cuide Usía
De que, como le decía,
Ese liquido derroche
Venga a nos por cañería
Que de mismo que de día
Chorree también de noche,
Pues como Huacho ya no es
Pueblito de cura y juez,
Sino que tiene, al revés
Visiones capitalinas,
Sus vecinos y sus vecinas
Nos lavamos aún después
Que se acuesten las gallinas.


Vamos al Campo
(Luís Chávez Reyes)

Que los racimos de uva
Están pintados,

¿No oyes que el pájaro frutero
Está cantando
De alegría
Picando los granos de borgoña?

¿No ves que la parra
Reverdece como una madre cariñosa
Ofreciendo sus maduros racimos?

¿No ves que el cielo
Es una copa de vino azul
Dónde flota el sol diamantino?

Vamos al campo
Que el camino esta sombreado
Y la acequia bulle
Apagando la sed de los árboles
Que se levantan
Como flechas de esmeraldas
Dirigidas al cielo sin nubes.

Vamos al campo
Que la campiña es nuestra madre
Y seca nuestro sudor con sus suspiros.

¿No ves que los pacaes
Están de muda
Y cansado de dar frutas?

El níspero esta soñoliento y enfermo
Porque no puede escapar de la gusanera
Que tronchó sus frutos amarillentos

¿No ves que el palto
Sonríe coposo meciendo sus frutos
Que esconden la verde mantequilla?

¿No ves hermano que el tumbo
Y la papaya amarillea
Exhalando un olor atractivo?

¿No ves que la sandia
Esta sentada luciendo
Su espalda verdosa
Que requema el sol veraniego?

Vamos al campo, hermano mío,
A abrazarnos con la vida,
A apagar el sinsabor de la lucha
Y animar nuestros pasos indecisos.

Trenzas Campiñeras
(Fidel Alfredo López Romero)

Cuando voy por las campiñas
Yo quiero ser pintor
Para grabar el color
De las trenzas de las niñas.

Y quisiera ser poeta
Para cantarle a esas mozas
Mil versos hechos de rosas
Con esencias de violeta

Como me encantan sus densas
Cabelleras derramadas,
Si me parecen cascadas
Los embrujos de sus trenzas.

Unas son largas, sedosas,
Otras cortas y retintas;
Parecen dos negras cintas
Con fulgor de mariposas.

Cuantas cosas yo quisiera
Expresar de amores mil
A las Huachanas de abril
Con sedosa cabellera.

¡Que vivan las campiñeras!
¡Vivan sus dos negras trenzas!
Que llevan cual dos inmensas
Y negras enredaderas.

Campiña Hermosa
(Rodolfo Gallegos Estupiñán)

Santa Maria
Campiña hermosa
Verde es tu valle

Eres honesta
Eres heroica
Con gran valor

Muy generosa
Tierra bendita
Bella eres tú

La más preciosa
Ecología
De mi Perú

Lima, te añora
Campiña hermosa
Por tu verdor

Huacho, te quiere
Con gran respeto
Y comprensión

Y son tus nobles hijos
Los que te aman
De corazón

Isaías German Nicho Rodríguez
Irene Salvador Grados de Lino
Erick Días Cabrel

Hermanos muy recordados
Nacidos en la campiña
De Chonta, Tomaycalla y Sevilla

Eres muy bella
Noble y sincera
Muy generosa, así eres tú

La más hermosa
Del norte chico
Santa Maria, Huacho, Perú.

MANOS CAMPESINAS
(Flor de María Drago Persivale)

Que respeto me inspiran esas manos callosas,
Y la piel de esas manos, por mil vientos, curtida;
Tal vez ellas ignoren el porqué de las cosas,
Los he visto en el surco esparcir la simiente,
y en faenas de riego, del ocaso hasta el alba.
Esas manos, parece, el cansancio no sienten;
yo diría que tienen esas manos un alma.
¡Ah, Señor! Quien pudiera fundir los metales
De siniestros fusiles, de cañones y lanzas,
y con ellos hacer más arados, más lampas,
y pedirle a los ríos el agua a caudales.

Porque hay hambre en el mundo,
y el desierto y la pampa, sólo esperan el agua,
el arado y la lampa;
es posible el milagro de esas manos callosas,
que hagan crecer el trigo y también las rosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas letras nos regalas con estos poemas. Un fuerte abrazo.